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Pienso en identidad y nada viene a mi cabeza.
La tapa del último SOY (número capicúa) golpeó directamente mi psique como un llamado de mi subconsciente diciéndome: “¡Liberate!” y pienso: ¿de qué tengo que liberarme?
Hace 21 años que nací y hace uno que tendría que haber vuelto a nacer. Hace un año me “liberé” de mis viejos contándoles sobre mi homosexualidad. El evento fue una tragicomedia con llantos, gritos, histeria, carcajadas y silencio. Reconstruyendo pude notar que se los dije con la cabeza gacha. Eso puede resumir el cómo me siento hoy. El que lo sepan mis viejos genera algo de seguridad, sin embargo el tema no se toca salvo cuando a mi vieja se le escapa un “puto de mierda” cuando hago alguna travesura.
Si acudo a la lógica, debería vivir 19 años más para quitarme de encima los 20 de represión, las miradas torcidas, la soledad que obliga a aferrarte a lo primero que se cruza y te muestra algo de atención o lástima y una imagen predeterminada de lo que serías pero que en realidad quieren que seas. Proeza si las hay es crearse una identidad legítima luego de tanta mentira. Buscar en cada hueco rellenado con agentes patógenos ajenos, cosas que lo único que hacían era unirme momentáneamente a un grupo, a alguien o algo y extirparlos de raíz genera un nuevo vacío que hoy pretendo sea llenado con alma y corazón; con sinceridad simplemente. ¿Por dónde empiezo a buscar? ¿Qué camino tengo que tomar? ¿Esto es realmente mío? Lo más difícil es enfrentarse a uno mismo y lograr vernos en el espejo.
Un tipo sabio me dijo que los miedos marcan exactamente lo que hay que hacer, siendo éste el camino correcto de superación. Pero para sentir el miedo es necesario vivir, caminar, ver y compartir. Hoy no se dónde comenzar a llenarme, dónde comenzar a buscar ni con quién compartir.
Tal vez me rodeé de gente errónea toda mi vida; seguramente fue así, ya que todo fue parte de un montaje. Eso no sé cómo revertirlo, ni creo ya en la posibilidad. Hoy está sucediendo un filtro natural, pero, como dije antes, desencadena un vacío que tengo la necesidad de llenar. Concretamente necesito amigos del palo, gente que pueda ver mi alma y que me permita mostrársela dejando al margen los prejuicios, esos que me susurran todavía al oído. No quiero salir y cruzarme con un tipo y garchar. Eso ya lo hice y es un arma de doble filo, hay algo que se destruye en ese instante. Necesito gente de verdad, pero antes necesito creer que existe.
Escuchando a Chopin les pregunto: ¿Dónde puedo encontrar gente verdadera? Alguien a gritos necesita salir de mí. El tono melancólico de la carta seguramente está dotado por el fondo musical, jaja.
Creo que tengo que liberarme de mi pasado.
Un abrazo grande
Juan Angel
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