Viernes, 1 de noviembre de 2013 | Hoy
TVETO > BESOS FLOJOS EN “FARSANTES”
Por Adrián Melo
Antes de que la literatura naturalista condenara biológicamente la homosexualidad estuvo el folletín para reivindicarla. Fue Balzac, en diversas novelas de su monumental Comedia humana, el primero en describir los amores gay como un adelantado para sus tiempos. Sus personajes se enamoran como todas las personas, pero un poco más porque tienen la intensidad heroica que refleja la naturaleza condenada y prohibida de su deseo.
La extraordinaria pasión de Vautrin por los bellos y ambiciosos jóvenes –Rastignac o Lucien–, que lo lleva a las más disparatadas intrigas y sórdidas maquinaciones, es efecto de la represión social, no un signo de la depravación tal como lo clasificarán las ciencias normativas. El folletín así como luego el melodrama, con sus pasiones ardientes que llevan a la destrucción, fueron géneros por excelencia para expresar la desmesura de los amores prohibidos o estigmatizados socialmente, para dar cuenta de la profundidad de los sentimientos homoeróticos, así como de la sordidez a la cual muchas veces lo condenaba la sociedad.
Largamente anticipado por los medios, se produjo la semana pasada el beso entre el personaje interpretado por Julio Chávez y Nicolás Repetto –Guillermo y Juan, respectivamente– en la novela Farsantes. Quedó claro que si en la ficción los personajes habían vivido una historia de amor apasionada en el pasado, nada más queda. No es la primera vez que el serial decepciona. Ya había hecho lo propio cuando el esperado beso entre los protagonistas se redujo a un tímido “pico”. Ahora ni siquiera eso: tan sólo un beso, por encima de los labios. Si hasta Lolita Torres debe haber sido más besada frente a las cámaras.
Hay un problema recurrente en Farsantes y que parece ser intrínseco a los intentos de representar en la ficción a los amores gay: conciliar la ternura, la pasión y la sordidez tal como lo hizo Balzac. Los gays fueron tan recurrentemente representados en la ficción como seres promiscuos o depravados que ahora parece que sólo pueden ser representados como personajes más propios de telenovela de la tarde (aunque esta cuestión parece más relacionada con la pacatería de Canal 13 que con la posición política de querer representar positivamente a los gays).
Es por lo menos notable que un personaje como el de Guillermo, que reprimió por tantos años su sexualidad, no tenga ningún desborde, salvo la leve aparición de algún personaje oscuro de su pasado. También parecería que los autores nunca vieron un beso entre hombres, la fuerza y la pasión, similar a cualquier amor apasionado, pero con el plus que tiene pertenecer históricamente a una raza maldita y estigmatizada. Y queremos eso: besos, fuego, carne, sangre y también ternura. Vampiros, monstruos y también seres atravesados por la soledad y la ternura. Así queremos que se nos represente. Todo junto.
En todo caso, Farsantes, haciendo honor a su título, perdió otra oportunidad de hacer historia, mostrando un símbolo sexual masculino paradigmático en la Argentina, tal como es Nicolás Repetto, en una escena más jugada, que contribuya a cambiar mentes y corazones, y a romper moldes. Sin duda resultaba más subversivo el propio Nicolás Repetto en Fax, cuando en cada ocasión le encaja un chupón al joven Marley, que hacía sus primeros pasos por las lides televisivas como comentarista de cine; o en Sábado Bus, cuando presentaba al Macho Bus con una estética que sin duda remite al erotismo gay y que alimentaba nuestras fantasías y daba cuenta a la vez de la existencia del deseo femenino.
Farsantes, Canal 13
Lunes a jueves a las 23
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