Jazmín Soledad Martínez fue coronada joven reina norteña de un certamen federal en el que la identidad fue tendencia sin descuidar ni por un minuto el glam. Brillo no es vulgaridad ni capricho frívolo cuando se copan, con los tacos bien puestos, lugares que antes estaban vedados. Crónica de un despliegue de feminidades de espaldas al estereotipo.
› Por Matías Máximo
Aristóteles definía la belleza como una simetría, pero acá no: la proporción lleva otras reglas, la moda es visibilizar y la identidad una tendencia. En esta pasarela las cosas tienen un plus. Porque hace un año y medio ya habían nacido todas las personas que entraron al Hotel Bauen para ver un desfile de moda. Pero algunxs, hace un año y medio, no sólo tenían negada la frivolidad del desfile y la pose frente a las cámaras: tampoco tenían DNI. En la primera elección de Miss Trans Argentina hay gritos y los parlantes sólo agitan pop. Daniela Ruiz, que sabe lo que es conducir a los jóvenes en llamas de la fiesta Eyeliner, llama al orden y pide que el público se siente. Que no griten tanto y escuchen. Pero el éxtasis de varias generaciones trans en 150 metros cuadrados puede más. Habla Lohana Berkins y su voz trae un poco de calma: “Es verdad que un concurso de belleza siempre simboliza la frivolidad, pero para nosotras significa apropiarnos de espacios que históricamente nos fueron negados. Tenemos que perder el miedo y la vergüenza, ¡podemos serlo todo y más! Redoblemos la apuesta. ¡Y que la elegida concurse en el Miss Argentina!”. Aunque, aclara, la reina es ella.
Antes, más de veinte nenes de siete años que vinieron de un pueblito de Santa Fe a jugar al fútbol no comen sus milanesas con papas fritas. No escuchan a los profesores. No escuchan tampoco a los padres que vinieron con el contingente. Están sentados en el segundo piso del Bauen, por donde inevitablemente hay que pasar para entrar al salón Cascada y están hipnóticos por tanta presencia trans. “Imaginate que en Rafaela nunca habían visto tantas chicas así”, dice un padre. Cuando habla de visibilizar, quizás en uno de los sentidos que tiene la palabra, Daniela habla de esto.
Primera pasada: casual (y veloz). Segunda, traje de baño. Es ahí donde se conocen los nombres de las chicas, sus colores preferidos, los sueños y las provincias donde nacieron: Chaco, Santiago del Estero, Formosa, Tucumán, Jujuy, Salta, Buenos Aires. Daniela las nombra y no sólo conduce: dirige y da órdenes cortas y claras, porque las chicas rompen protocolos y tardan más de lo planeado en maquillarse.
En la misma semana, Daniela viajó con la cooperativa ArTV Trans a Chaco, presentó una nueva temporada de La casa de Bernarda Alba y coordinó los ensayos, las flores y las entrevistas de Miss Trans. Trabajó mucho, y eso la vuelve directa cuando habla. Nadie se animaría a contradecirla: “¡Vamos chicas, rápido que el jurado tiene que verlas a todas!”.
El jurado es una estrategia: sale de los derechos humanos, pasa por la estética y termina en el orden laboral. Están la Berkins, Víctor Bracuto (de la Coordinación de Diversidad Sexual), la actriz Casandra Crash, el productor de moda Max Tonelli, Lorena Cataldo y Mariano Man (de Friendlylife, la primera comunidad de beneficios y descuentos en comercios “gay friendly”) y Gabriela Abreliano, del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. También está Kalym Soria, el primer varón trans en recibir su DNI –de manos de la presidenta Cristina Kirchner– y director de la Red Intersex, Transgénero y Transexuales Argentinos (Ritta), que explica los criterios de evaluación: “Cómo se mueven en grupo, la presencia escénica, el peinado, el vestido y qué es lo que piensan cuando se les pregunta. No hay un estereotipo sino que evaluamos a mujeres diversas en el marco de un concurso de belleza”.
Hay un intervalo, drinks y unas lenguas que se afilan en la terraza. Si Oscar Wilde, il divo de las frases irónicas, estuviera acá, imagino que diría: “Es mejor ser bello que ser bueno, pero es mejor ser bueno que ser feo”. Wilde no está y las viperinas cotorrean, porque la diabla viste a la moda trans: “La salteña camina como la de Marcianos al ataque”, “La mostri aquella es más chueca que una garza”, “Mi vida... se le va quebrar la columna con todo lo que se puso adelante”. Por otro lado, la solidaridad es más discreta y no habla, se expresa en aplausos que no terminan nunca y en aullidos cariñosos, de familia. Hay gestos de fraternidad: la que sabe, maquilla a la que no, la peina y sugiere más o menos brillo.
Ivana Romero, que ya hizo tres veces la Miss Trans Argentina en Roma, tiene experiencia en cómo arrear a las que se arreglan tanto que nunca están satisfechas. Mientras las chicas se cambian en el camarín, ella cuenta que “todo empezó en 2001” cuando se fue exiliada de la Argentina a Italia, porque la policía la maltrataba. Ahí veía cómo florecían las miss: Ecuador, Venezuela, Perú, Brasil. Ivana tenía 28 años y no estaba para competir, dice, entonces lo organizó: “Conseguí trece participantes y paralicé la noche romana con la belleza argentina. Si pasaban la prueba del bikini, podían participar. De simpática con cuerpo lindo a linda con lindo cuerpo. Porque podemos usar la belleza como poder, no todo es estudiar y trabajar en la vida”.
Vamos otra vez un año y medio atrás. Entonces, para rectificar la identidad en el DNI era necesaria la judicialización y, en algunos casos, acreditar intervenciones quirúrgicas o patologías. Emiliano Litardo fue uno de los abogados que presentaron esos amparos en la Justicia para que lxs trans tuvieran documentos. Por eso, y por trabajar en la comisión que redactó la ley, hoy le entregan un premio: “La ley es un avance en reconocimientos más políticos que jurídicos, producto de la lucha de los movimientos trans, y nos interpela a todos, más allá de la identidad que tengamos”, agradeció Litardo.
Las integrantes de ArTV trans administran la entrada, el catering y la organización. Con un vestido de cada color de los que representan la bandera de la diversidad, pasan al frente y comparten su alegría: “Cada detalle de esta noche es trabajo trans, con lo importante que es para nosotras, porque nos dignifica como personas y es la verdadera forma de inclusión”. Daniela estalla, y si no usara el micrófono igual la escucharía todo el mundo: “¡Aplaudan mujeres trans, estamos aquí, hacemos fuerza y presencia, furia travesti!”.
En los últimos años, el cooperativismo fue tomado como una de las opciones alternativas para sumar opciones de trabajo. Ya son varias las cooperativas en el país, dice el coconductor Claudio Armesto. Y para festejar otro logro, “Estilo Diversa” exhibe en la pasarela un vestido hecho de tul bordado a mano con más de mil lentejuelas: “Todo trabajo trans”.
El tercer desfile es el más glamoroso: imperan el strass, los encajes y las telas son el raso, el moaré y el brocado. También es el momento en el que las chicas hablan unos segundos con el jurado. Cuentan sus sueños, sus provincias y los cambios después de la Ley de Identidad de Género. Las respuestas son diversas, algunas resultan enigmáticas por los nervios, pero en general piden por lo mismo: inclusión laboral, que la prostitución no sea el lugar común y borrar estigmas.
Laureana López Krupp tiene 27 años, representa a Rosario y tiene un vestido plateado que cautiva a todxs. Lo hizo Marcela Viegas, una diseñadora rosarina que está entre el público y saluda mientras Laureana dice al micrófono que “si Dios quiere, ahora se viene la ley de inserción laboral”. Otra participante, Lourdes Antonella Arias, tiene 25 años, es de Catamarca y está feliz. Se recibió de pedagoga, estudia enfermería en la UBA y hoy está parada “frente a todos después de seis horas dentro de un quirófano para la reasignación de género, por eso me siento una mujer luchadora”.
Esta noche las dinastías no pelean, unen fuerzas. Cuando entra Sofía Serrano, la recién electa Miss Latinoamérica Trans, hay murmullos: algunos creen que dos reinados con un mes de diferencia no pueden llevarse bien. Pero Daniela no deja pasar la ocasión y llama al atril a Claudia Vásquez Haro, la docente y periodista de la Universidad de Periodismo de La Plata que organizó la Miss Trans versión latinoamericana. Desfilan juntas por la hermandad trans y después habla Claudia, que tiene habilidad docente para expresarse: “Creo que estamos muy alejadas de reproducir un estereotipo de belleza hegemónico, porque nuestros cuerpos no son de mujeres heterosexuales, somos mujeres que no nos reducimos a la genitalidad. El desafío en el futuro si seguimos con estos certámenes es que no sean para trans o para mujeres sino sobre las feminidades”.
Primero quedan cinco. Y algunas de las otras trece no disimulan el disgusto por quedar fuera de la nómina, charlan entre ellas y desacreditan aquello en lo que hasta hace unos segundos creían. En frente, gritos, emoción y lágrimas. Llegan los nombramientos.
Miss Simpatía para Nicole González Beamonte, una abogada magister en Derechos Humanos, rubia, 29 años y que trabaja en la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires. Nicole cumplió un sueño, porque “había guardado la posibilidad de participar de un concurso de belleza en el cajón de las cosas no cumplidas. De hecho es la primera vez que camino en tacos en público”, cuenta. La Miss Elegancia es Celeste Caraballal, de 24 años y bailarina egresada en la Escuela Nacional de Danzas. Su premio viene con un extra: le anuncian que será la cara de la campaña 2014 de Friendlylife y la sorpresa la hace llorar y quedarse sin palabras. “Estoy feliz”, repite.
La segunda princesa es Cristina Leiva (una princesa furiosa) y la primera princesa es Nicole Ferri, una blonda chaqueña de 20 años, que tiene como lugar preferido en el mundo Las Vegas y como color el rosa. Su hobby es ir de shopping y no tiene deportes preferidos. ¿Qué sueña? Lo que está viviendo.
“¡Ahora es el momento de la noche! Mucha visibilidad. Hagamos fuerza y presencia. ¡Aplausos compañeras!”, clama Daniela.
Jazmín Soledad Martínez, de 19 años, una diosa de rasgos norteños, es la Reina. Llora y con una mano se sostiene una corona de 40 centímetros que aún no domina. Se la entrega María Celeste Osores, la última Miss Trans Argentina, coronada en 2007 en Italia. Las trans salteñas del público son muchas y estallan de alegría porque una representante de su provincia está en el podio. Ahora, el objetivo imperial será llegar para representar al país en Tailandia, y ganar el Miss International Queen Noviembre 2014.
Apenas Lohana le da el ramo de flores a Jazmín, en el fondo empieza la otra fiesta. Porque las que no compitieron, de todas las edades y medidas, igual están chochas con haber tenido una noche donde su belleza es la que gana. Las bebidas que sobraron se reparten, suena Gladys la Bomba Tucumana y se arma la ronda de baile. Es la primera noche de una nueva dinastía y todxs mueven las caderas hasta que apagan las luces.
Apenas le pusieron la banda de segunda princesa, a Cristina Leiva se le transformó la sonrisa en furia. Ella quería ser reina. Y cuando desfiló, dijo que su sueño era la paz mundial, su cantante preferida Cristina Aguilera y su lugar en el mundo los Estados Unidos. Pero la paz le duró lo que una extensión de canecalón mal pegada.
“¿Cómo pueden tolerar que gane alguien que no vino nunca a los ensayos? Ustedes, trolos, se quedan ahí como si nada mientras le dan la corona a ésa”, les gritó a sus compañeras. También dijo otras cosas que mejor no reproducir y mandarle un saludo al Inadi. Soraya, la bruja de la telenovela María la del barrio, estaría preocupada por la posible rival.
En llamas, Cristina salió y volvió a entrar, revoleó el ramo de jazmines y casi descorona a la reina. “¡Es un arreglo!”, gritaba y, en una escena que duró segundos, se desmayó en cámara lenta. Cuando Lucas Gutiérrez, un colaborador de Soy, la llevó en brazos, ella le gritó que la soltara. Y esta vez insultó a las que vinieron del interior, “porque el premio debería quedar entre las de Buenos Aires”.
Ivana, mientras la reina se cambiaba a un costado, dijo que “un concurso de belleza es superficial y las argentinas, como no tenemos cultura en eso, no sabemos cómo reaccionar, porque estar entre las cinco finalistas ya es importante”. Geraldine Carrizo, que interpreta a Poncia en La casa Bernarda Alba, aprovechó la volada, tomó la banda del suelo y se autoproclamó princesa.
Jazmín Soledad Martínez sueña con viajar por el mundo y estudiar odontología. Tiene siete hermanos que no pudieron viajar a verla porque son más chicxs. Pero una prima, su pareja y una compañera de estudio la alentaron desde los costados de la pasarela. Además, mientras desfilaba, le cuidaron a Jazmín, una perrita chanel que va con ella hasta a los boliches.
–Nunca había pensado participar en un concurso de belleza; pero se dio y estoy muy contenta, porque representa también a mi identidad. Lo que siempre me gustó y a lo que me gustaría dedicarme es al modelaje. Este año estudié una formación integral en el instituto de Roberto Piazza. Me enseñaron maquillaje, asesoramiento de imagen y a moverme en la pasarela. También me gustaría mucho dedicarme a la actuación y para el año que viene tengo planeado tomar clases de teatro, además de empezar la carrera de odontología.
–Vine de mi provincia a buscar otras posibilidades en la Capital hace dos años; pero amo a mi Salta y la extraño mucho. Me gusta la vida tranquila, tengo una familia muy grande y en unos días viajo a visitarlos para festejar mis veinte años con todo el glamour.
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