Naná nace de mi relación personal con la ropa interior. Es un modelo de bombacha que empecé a hacer a partir de mi propia disconformidad con el mercado de las bombachas para mujeres biológicas. Está hecha con un material que se llama spandex. Lo elegí porque es cómodo, muy elástico y al mismo tiempo te contiene mucho más que una bombacha de lycra o algodón. Te aprieta lo justo y necesario, y a la hora de usar un jean o calzas te resguarda de cualquier golpe y evita movimientos. Al mismo tiempo, Naná, no viene a esconder nada, no viene a transformarte en mujer biológica, sino a proteger y a proponer una solución para una necesidad de las mujeres trans que no estaba satisfecha. Tiene un diseño único, que no existe en ningún otro lado, totalmente forrado. Adelante es un poco más ancha que las bombachas corrientes y atrás es bien tanga. Tiene una forma tal que te permite estar bien cubierta adelante y al mismo tiempo levantártela de atrás para acomodarte. Tiene reminiscencias de los ’80, con tiro bien alto y queda muy sexy. Si bien es una prenda pensada para chicas trans, también la usan muchas amigas tortas y hasta las vedettes de mi barrio: María Inés Ritó y la Pradón, a quienes les regalé una para probar y después volvieron siempre a pedirme más. Es realmente cómoda y te permite cruzarte y abrirte de piernas con mucha tranquilidad. Hay tres tamaños para elegir y viene en cuatro colores: negro, blanco, fucsia y piel. El blanco –yo no me lo esperaba– es el que más llevan. Habría que pensar cuál es la relación entre el color blanco y las travestis. Se ve que despierta un ratón importante por la combinación de ingenuidad y lo pícara que es la bombacha.

El nombre de la marca viene de la novela de Emile Zola. Cuando la leí me fascinó ese personaje. Una prostituta de 18 años que vuelve locos a los hombres más poderosos de Francia, duques, reyes. No por su belleza necesariamente, sino porque tiene algo más. En la novela la protagonista yira, se va al campo, no le gusta, vuelve a la ciudad. Se va con un turco, le saca toda la guita. Te da un poquito de envidia de tanta libertad que tiene. Y es un personaje con tanta fuerza que a mí me pareció muy travesti. Hacer bombachas en mi historia es una mezcla de nostalgia por las primeras que me compraba a escondidas de mis viejos o les pedía a mis amigas que me compraran. Tiene que ver conmigo también porque yo vengo de una historia de reciclar ropa como hobbie desde chica. Un poco por motivos económicos y un poco por buscarle la forma adecuada a las prendas para adaptarlas a mi gusto y a las formas de una mujer trans para sentirme cómoda. Para adquirirla recibo pedidos por Facebook y también me pueden contactar por ahí chicas a las que les interesa revenderlas.

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