Rojo de envidia, amarillo de abandonada, negro de rutina, marrón de destino femenino. Menos los clásicos rosita para ellas y celeste para los nenes, la paleta de Maitena recurre a una amplia gama de colores que deschavan el otro lado de la emancipación femenina. Su libro recién publicado, Lo mejor de Maitena, una selección personal de 300 páginas entre las 1000 que vienen ocupando sus mujeres, da un testimonio hilarante de esta decisión de reírse contra, entre y por los estereotipos que no sólo deforman la silueta sino que matan.

En la agenda de este año, con un movimiento firme como sutil, el celeste, si es que existe, viró al turquesa metalizado y, si quedaba algo de rosa, hoy es lila, violeta o como quieran llamarle. No sólo resulta un problema definir el color del pelo de la silueta de tapa, sino que sería un acto de violencia pretender asegurar que es mujer o varón. Más que mil palabras.

Un personaje deliberadamente ambiguo a gusto de la mirada o del consumidor abre la agenda sin declaraciones ni chistes especialmente alusivos. Están adentro sus locas mujeres, las ironías sobre la familia y otras prótesis, mientras entre líneas, en el paso de los días, mes a mes, se puede ir leyendo una clara decisión de aportar contra la división entre blanco y negro, nena y nene, normal y anormal. Buen deseo para 2014: que la diferencia no se rinda, que sea parte fundamental de la agenda diaria.