Una competencia alocada para ser el mejor adaptado y la mirada inquisidora que no da respiro. Lo Sé Todo es una carrera desquiciada en donde cinco “educadores”, antes de llegar, se ven venir.
› Por Ariel Alvarez
La luz de la verdad única. Esa pareciera ser la que ilumina a estos “cinco buenos soldados de la educación” que se encuentran parados en medio del escenario, de riguroso blanco, para difundir los saberes que deben transmitir a las almas nobles y moldeables de los niños de La República.
Normas, leyes, principios, todos dichos (palabra por palabra), casi sin respirar, en un discurso difícil, complicado y absurdo. Máximas universales que rigen el ser y saber de los educandos y educadores. Ellos están ahí para cumplir con su rol de bendecir a todos con la educación, ya que el que no sea salvado “será el menos preparado para `arrostrar’ las asperezas de la vida”, claro está.
La moralidad, la ética, el sentir correcto y recto, el control del cuerpo (derecho y firme como el de estos personajes emblemas de una institución rigurosa) son nociones relatadas tal cual fueron aprendidas, sin lugar para las equivocaciones ni las dudas. Pero éstas aparecen.
Y es así que la cosa, de a poco, empieza a cambiar y nos damos cuenta de que los personajes en cuestión están siendo evaluados y lo que al principio parecía ciega devoción se convierte en fanatismo, y la luz que ilumina es la de un riguroso interrogatorio. Y todo se transforma en una competencia desquiciada y muy graciosa por congraciarse, por hacer las cosas “bien”, del modo correcto.
Esta propuesta desopilante, escrita y dirigida por Ezequiel Matzkin, juega con la idea de la presión por encajar en una norma. Poco a poco, estos personajes, temerosos por sus errores, comienzan a mostrar una verdad que permanecía oculta. Ananda Bredice, Marina Castillo Blanco, Leo Espíndola, Alejandro Abelenda, Daniel Frissolo Forni son los cinco actores que le ponen el cuerpo a esta competencia divertida y atroz, que nos deja exhaustos, sin aliento, cansados. Sin escenografía, se complementan perfectamente en un crescendo de tensión nerviosa y graciosa (a lo risa histérica), que sería imposible sostener de no ser por el talento que los acompaña. Parados cual abanderados, sus expresiones parecen salir de sus caras y realizan un despliegue corporal que asombra.
La luz y la oscuridad son parte fundamental de la puesta en escena. La Luz del saber impuesto y la oscuridad de lo que no encaja allí se presentan como recursos estéticos en donde la “verdad verdadera” (dogmática y opresora) lucha contra la “real realidad” (desbordada y loca). Y el temor que genera no ser aceptado y lograr lo que queremos da paso al verdadero terror que provoca no poder mostrarnos como en “realidad” somos. Pero en esta obra las cosas cambian. ¿Tiempos desesperados exigen medidas desesperadas? No, por más que nos hayan educado para controlarla, la desesperación no sabe de medidas y Lo Sé Todo es eso: una comedia desmedida y una metáfora genial a la vez.
Funciones: Viernes a las 21, Abasto Social Club, Yatay 666 / Teléfonos: 4861-7714.
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