Viernes, 6 de junio de 2014 | Hoy
La actriz Laverne Cox es la primera persona trans en aparecer en la portada de la revista Time. Como esperaban sus editores, causó sensación. ¿Qué sensación?
Un avance, un ejemplo, un guiño al mercado, una señal de lo que falta.
Por Lohana Berkins
Más allá de si unx está de acuerdo con su perfil editorial, es positivo que una publicación de tal envergadura como Time ponga en su tapa a una travesti. Pero hay una paradoja. Ese país que el cine y todos los medios de comunicación masivos nos han vendido como la gran panacea de los derechos, es, si se rasca un poco, uno de los más deficitarios en ese sentido. Los derechos de la diversidad fueron parte de la agenda de un Obama en campaña. Nada de eso se ha cumplido y, sin embargo, le dieron un Premio Nobel. Andá a saber cómo es la paz cuando no hay acceso a un montón de derechos.
¿Qué es realmente lo que quiere mostrar Time con esta tapa? ¿Es el valor crítico como diferencia o simplemente quiere adaptar al sistema capitalista la diversidad sexual, a la cual ya le encontró una plusvalía? Si tratamos estos temas, ¿vendemos más? En esa foto hay además una iconicidad de género, de frivolidad, de cierta idea de belleza, ¿qué pasaría si la misma chica u otra empezara a tener un sentido de clase, de crítica a los Estados Unidos o a los propios medios? Un país con semejante número de crímenes de odio, ¿quiere con esto mostrar una realidad en toda su dimensión como modo de denuncia y visibilización? ¿O quiere ponerse en un lugar políticamente correcto? ¿Quién construyó esta imagen? Qué casualidad que la elegida sea una actriz exitosa, que no cuestiona la binariedad sino que se acomoda cómodamente en ella. Qué casualidad que su historia sea presentada totalmente descontextualizada. A nadie le importa qué precio ha pagado para estar allí y qué pasa con todas las demás que no llegan a una tapa de revista. Lo que importa es la heroicidad, una historia “inspiradora”, una historia de triunfo individual, donde todo el halo crítico de la diferencia ha sido borrado. Es un claro ejemplo de la teoría de la igualdad: “Yo te reconozco mientras te parezcas a mí”. Es obvio, el amo no va a darte nunca las armas para destruir la casa que él mismo construyó.
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