COMEDIA MUSICAL
Acaba de reestrenarse ...Y un día Nico se fue, la obra de Osvaldo Bazán que en manos del director y coreógrafo Ricky Pashkus se transformó en comedia musical.
› Por Gustavo Pecoraro
A simple vista es una puesta típica: jóvenes bailarinas y excelentes cantantes, torneados y musculosos bailarines, muy buenxs actorxs, lindas canciones (alguna pegadiza, otra más heroica como dicta el género), orquesta en vivo y bastante dinero en producción. La historia cuenta los devenires emocionales de un pibe llamado Nico que un día deja de amar a otro llamado Osvaldo... y se va. Esta “pequeña” historia (millones de personas a lo largo del tiempo les han escrito al amor y al desamor, sentimientos que han dado canciones, poemas, películas y obras de teatro) podría haber sido contada por otrxs muchxs escritorxs o puesta por muchxs otrxs directorxs, pero quien la escribió es un tipo de algo más de 50 años que hizo pública su orientación sexual en todos los espacios televisivos, radiales y gráficos donde trabajó, dotando a su rol profesional de un contenido político como lo hicieron Fernando Peña o Juan Castro. Dos referencias, junto a Osvaldo, de “putos públicos” en los medios masivos de comunicación en los años en los que la visibilidad no era rentable.
Dato no menor –en mi opinión– para analizar ...Y un día Nico se fue, obra con poco contacto con el ámbito del teatro independiente donde tanto cuesta sostener las producciones (de eso saben muchxs otrxs actorxs y directorxs que abordan textos que también hablan de diversidad). Esta comedia musical no es la resultante de una improvisada moda que ve el filón en un texto sobre dos putos, o la clara movida marketinera televisiva sobre dos Farsantes. Tampoco es el burdo texto mal escrito que se maquilla con dos o tres pibes en bolas, marcando paquete, mientras balbucean unas palabras inentendibles que nadie escucha esperando que llegue el minuto donde se quedan en slip, o la hora de irse.
...Y un día Nico se fue es una especie de catarsis personal devenida en palabras (como las miles que encontramos en los sobrecitos de azúcar), pero bien escrita y mejor contada. No es un capricho de “loquita moderna” y, sin embargo, es la historia de la historia de las maricas: el amor que nos pone felices y el desamor que no deja que paremos de llorar. Siempre hasta que aparezca ese “otro”, así sucesivamente por los siglos de los siglos... y amemos.
...Y un día Nico se fue es reflejo de una generación posdictadura que descubrió el amor en los pocos espacios de libertad que cada unx construía. Que llega al teatro por la puerta grande en forma de comedia musical (con arreglos del líder de Miranda!, Ale Sergi), que aggiorna el texto dotándolo de nuevas herramientas para contarlo a otros públicos (más juveniles y dinámicas de lo que puede ser un libro). Pero que además –y gracias a los avances en materia de conquistas sociales de la comunidad Lgbti– se enmarca en un ineludible escenario político que no podría estar ausente. Bazán, a su manera, ha hecho una obra en clave político-militante, no tanto para la mirada siempre filosa del activismo Lgbti sino para la sociedad en general. Resultante: un mantra didáctico de esa universalidad que nos toca a todxs, que es comprender cómo mierda vamos a vivir sin quien creíamos era para toda la vida. Aunque no es lo mismo repetir ese mantra en Rosario, en la Ciudad Autónoma de Buenos, Uganda, Teherán o Moscú.
De jueves a domingos en Teatro La Comedia, Rodríguez Peña 1062
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