Vie 13.03.2015
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Alma master

Reconocida por sus pares, Amanda Alma, que además es una de las voces les del programa radial El vahído, recibió el premio de Radio Nacional a la Mejor Periodista Parlamentaria.

› Por Paula Jiménez España

Amanda Alma, la chica que viene refrescando los aires de El vahído con su voz y que hasta el año pasado integró el equipo de Sonidos agitadóricos, programa dirigido por Liliana Daunes para Radio Nacional, acaba de recibir un reconocimiento a la Mejor Periodista Parlamentaria como corresponsal de esa misma radio. ¿Qué significa esto? Que Amanda está todos los días ahí, en la “cocina” del Congreso con un micrófono en la mano, presta a informar sobre las movidas grandes y pequeñas que se gestan en las bambalinas democráticas: “Es muy intenso y muy hermoso para mí transitar estos pasillos y encontrarme con personas que nunca hubieran llegado al Congreso, salvo para reclamar. El año pasado se presentó en el Congreso el proyecto de ley para el resarcimiento de las personas trans. Fue todo un gesto político. El otro día se hizo un homenaje a la identidad villera. Estas son cosas de las que te enterás cuando estás acá, porque no son difundidas por los medios”.

Cuando tenía apenas ocho añitos, Amanda escuchó a su hermana hablar por una radio barrial y lo supo: ése era el lugar donde siempre iba a querer estar. Y estuvo. Pero desde que comenzó su carrera de informadora hasta que tomó la palabra como lesbiana visible dentro de una cabina, pasó de todo: el descubrimiento del feminismo, el desapego de una izquierda rígida devenida de los ’70 en la que había sido criada, la visibilidad nunca sencilla dentro del ámbito profesional: “Fue todo un trabajo de amor propio. La dinámica de la militancia de izquierda me había permitido diluirme un poco y no profundizar sobre mi propia subjetividad. Yo vengo del exilio, mis viejos eran militantes: una carga pesada que me llevó tiempo desarmar. Una vez me pasó, cuando dije que era lesbiana por primera vez en una información en Télam sobre género, que me sentí vulnerable. Ahí estaba la mirada de los otros sobre mí, por cómo me conocían y por quién asumí ser en ese momento. Yo creo que el lesbianismo fue mi posibilidad de conocer mi propia individualidad. Un proceso de seis años de mucha introspección, clave para mí. La reflexión me pasó por encima y fue lindo hacerla en paralelo con la formación teórica”.

¿Te considerás una periodista de género?

—No sé si lo plantearía así. Sí transité mucho el periodismo más específico de género, porque al principio tenía muchas preguntas sobre las temáticas específicas de las mujeres, de las lesbianas, de las travestis, temas de los que no hablaban los medios. Yo siempre me desarrollé en los noticieros: trabajé siete años en América, después en Splendid y en la Radio de las Madres, y no hacía periodismo de género sino informativo. Acá trabajo mucho desde mi perspectiva feminista; mis entrevistadas son mujeres. Ellas se han convertido en mis fuentes primarias, porque lo que intento es que haya mayor equilibrio dentro de las voces de la política.

Y en este momento hay muchas voces de mujeres en la política...

—Desde el año pasado tenemos presidenta de bloque y no presidente, es Juliana Di Tullio, feminista y peronista. Eso le da otra dinámica. Hay muchas mujeres de la oposición que también son referencias en la toma de la palabra. Mis colegas suelen ir a lo seguro y entrevistan a ciertos personajes que son principalmente varones. Es difícil a veces encontrar mujeres que hagan su voz pública. De hecho, Di tullio salió a discutir con Aníbal Fernández, con respecto a su desmentida de que el aborto estuviera en agenda. Dijo que el Congreso puede discutir todos los temas que quiere más allá de que la Presidenta en su discurso no hubiera dicho nada. Ella misma, Juliana, presentó un proyecto sobre aborto.

¿Sentís muy diferente tu trabajo como corresponsal del que hacés en ámbitos más descontracturados, como en El vahído?

—No, para nada. Yo vengo de la mano de la comunicación popular, como la que se hace en El vahído, que siempre para mí estuvo de la mano de la comunicación “profesional” (miles de comillas le pondría a esta palabra). Con Gus nos conocíamos y me invitó a participar del proyecto. Cuando él no está, con Alcira Garido, la productora, le lesbianizamos el programa, pasamos músicas de tortas, llevamos invitadas. Y aunque siempre las lesbianas estuvimos allí presentes, nosotras hemos sumado varias cosas y el programa fue ganando en ese sentido. Yo milito mucho en la comunicación desde los ’90. Para mí, comunicación y política van de la mano.

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