Una adolescente anunció en la red su suicidio y también expresó sus razones. La red responde así: programadorxs del mundo crean videojuegos donde la transexualidad aparece en escenas y personajes, como símbolo potente de resistencia.
› Por Alejandro Dramis
Leelah Alcorn tenía los 17 recién cumplidos cuando decidió acabar con su vida, el 28 de diciembre del año pasado en una ruta de Ohio, EE.UU. Desde los 4 se consideraba a sí misma una niña, pero fue a los 14 cuando reconoció su propia identidad transgénero y se lo contó a sus padres, Carla y Doug Alcorn, quienes reaccionaron violentamente y le negaron la posibilidad de comenzar con su transición a los 16 años, tal como ella lo deseaba. Tras escucharla decidieron someterla a una terapia de conversión para su “deshomosexualización” en una institución cristiana, en la cual,
como ella misma confesó, sólo conoció a más cristianos que le dijeron que “era parte del mal y que debía recurrir a Dios para enderezarse”. Luego, sus padres la cambiaron de escuela, le quitaron el acceso a las redes sociales y su teléfono celular y la aislaron del mundo exterior durante 5 meses. La madre de Leelah intentó persuadirla de que sólo se trataba de una fase y de que, como Dios la había hecho hombre y no comete errores, ella nunca sería una mujer. Leelah cayó en una profunda depresión. Dos meses antes de suicidarse, ya con el acceso restituido a las redes sociales, recurrió al sitio web Reddit por ayuda, un foro de debate sobre los más variados tópicos, en el cual consultó con los usuarios si el trato que recibía de sus padres podía ser considerado como abuso, ya que si bien nunca la habían agredido físicamente, sí le hablaban en un tono muy despectivo y le advertían que iría al infierno por insistir con su condición homosexual, además de manifestar también su preocupación por la cantidad excesiva del antidepresivo Prozac que le habían prescripto en una de las terapias. En Reddit no encontró ninguna respuesta.
Finalmente, Leelah programó un post en su blog de Tumblr para que se publicara automáticamente a las 17.30 del 28 de diciembre y se arrojó debajo de un camión. La publicación se realizó con éxito: “Si estás leyendo esto, significa que me he suicidado y obviamente no borré este post de mi lista de pendientes”. Poco después, un segundo post programado apareció en el mismo sitio, en el que Leelah se disculpaba por el sufrimiento que pudiera causar su muerte a sus amigos cercanos y a sus hermanos, y en el que responsabilizaba a sus padres por la decisión de terminar con su vida: “Váyanse a la mierda. Ustedes no pueden controlar a las personas así porque sí. Eso no está bien”. Los padres continuaron negándose públicamente a aceptar la identidad de género de su hija y exigieron que la nota de suicidio fuera borrada por los administradores de Tumblr, que hicieron caso omiso frente a las presiones recibidas.
La muerte de Leelah generó un sinfín de reacciones, páginas de Facebook y convocatorias públicas con el objetivo de prohibir definitivamente las terapias de conversión en los EE.UU. Pero la respuesta más novedosa vino de parte de la comunidad online de “gamers”, de la cual ella formaba parte y en la que encontraba consuelo y apoyo como en ningún otro ámbito. Programadorxs de todas partes del mundo diseñaron más de 20 videojuegos en su honor, y fundaron la campaña #JamForLeelah, que invita a crear juegos focalizados en romper con los estereotipos de género, para concientizar y dar a conocer historias como la de Leelah, quien amaba los videojuegos —especialmente los de Sailor Moon y aquellos que resaltan el poder de la mujer— y soñaba con diseñar los propios en algún momento de su vida. El chico princesa y el pequeño elefante o Lucha como una niña, un juego de aventuras con la estética del animé acerca de una niña transexual mágica que debe defender al mundo del bullying, son algunos de los juegos a los que se puede acceder gratuitamente o pagando, en algunos casos, unos pocos dólares exclusivamente destinados a organizaciones pro derechos de personas trans, como Transgender Law Center. Los juegos son bastantes sencillos pero cargados de mucho significado, y sus creadores ponen el acento en la función reparadora o didáctica que se pueda obtener al jugarlos. Leelah encontró consuelo, reconocimiento y diálogo en la virtualidad de las redes sociales y en la fantasía de esos mundos fantásticos y plagados de superpoderes que sólo existen en los videojuegos. Sus amigxs programadorxs retomaron las palabras que ella dejó en claro cuando tomó la terrible decisión de acabar con su propia vida: que alguien comenzara a hacer algo para intentar arreglar este mundo.
Para jugar: itch.io/jam/jamforleelah#entries
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