A LA VISTA
Días atrás, la revista norteamericana Vanity Fair dedicó su portada por primera vez en la historia a una mujer trans. Caitlyn Jenner, ex atleta olímpica devenida figura de TV reality, culminó así una exitosísima operación de prensa que revisamos aquí.
› Por Ignacio D’Amore
Cada vez que Anna Nicole Smith trastabillaba los escalones golosamente alfombrados de una de sus nuevas casas californianas en la pantalla del canal de cable E!, difícilmente pudiera suponerse que ser testigxs obscenxs del innegable desmoronamiento frente a cámaras de una de las bellezas femeninas más escandalosas de la década de los 90 nos depararía como (no tan) inesperado castigo la multiplicación en esa y otras señales del estilo reality fiction en muchas más variantes que las recomendables. En nuestro país, este formato de programa mitad guionado y mitad actuado se hizo masivo a partir del seminal show The Osbournes, emitido por MTV en aquellos primeros años en que los videoclips iban ya abandonando la grilla en franco gradiente.
Es posible que una de las réplicas más indigestas que la fecunda maquinaria de realidades ficcionadas nos haya impuesto hasta hoy sea el espectáculo de la vida de la familia Kardashian, en el aire desde el año 2007. Tres hermanas (Kim, la más conocida de ellas, era íntima de Paris Hilton y hoy es la esposa del rapero Kanye West), un hermano, una madre y un padrastro. Tal era el elenco estable y el núcleo de conflictos del programa, en el que se sucedían persecuciones de paparazzi, divorcios y botox parties. Una familia cuya fama y cuyo drama se alimentan de sí mismos, como suele ser el caso.
Ese padrastro, Bruce Jenner, había arañado la notoriedad cuando promediando los ’70 se convirtió en medallista olímpico record; luego fue rostro de cereales y marcas deportivas. Fue modelo y fue actor, se lo nombró héroe nacional y sex symbol. Ahora Jenner, con 65 años y habituada a compartir espacios con el resto del elenco familiar, protagoniza su propia historia como una de las mujeres trans más conocidas del mundo. Después de páginas y páginas de rumores y luego de haber finalizado el acuerdo de divorcio con Kris, matriarca del clan Kardashian, Jenner fue entrevistada por Diane Sawyer sobre fines de abril y declaró haber pasado gran parte de su vida como crossdresser a escondidas, además de haber recurrido con frecuencia irregular a una terapia de reemplazo hormonal. “Soy una mujer”, Jenner afirmó frente a la mirada de Sawyer en su programa 20/20.
El siguiente paso en la operación de prensa: la portada de Vanity Fair, que dedicó por primera vez un número a una mujer púbicamente trans. Titulada con gran inteligencia “Call me Caitlyn”, la entrevista da cuenta de la transición y pone el foco sobre lo vital de hacer público el asunto. Caitlyn recuerda haber atravesado los vaivenes posteriores a su conquista olímpica yendo a entrevistas televisivas vestida de traje y con corpiño y medias de mujer debajo. “Me preocupaba lo que la gente dijera cuando viera la tapa de Vanity Fair porque nunca quise aparecer como un tipo dragueado, como un tipo en un vestido, así que dije ‘OK, si vas a hacer esto, salir del closet, tenés que verte adecuadamente, tenés que estar muy femenina’.”
La vida reality, claro, también es parte integral del proceso de presentación de Caitlyn al público. En julio se emitirá un documental de varios episodios dedicado a acompañar su transición, especial en el que aparecen —sorpresa— las y los Kardashian, que se mostraron solidarixs al respecto. Sabe que recibirá críticas por exponer el momento más trascendental de su vida frente a las cámaras bajo el mismo formato con el que viene exhibiendo su vida familiar. “No lo estoy haciendo por dinero. Lo estoy haciendo para ayudarme y ayudar a otras personas, y si en el camino puedo generar ingresos, bueno, ciertamente no soy estúpida.”
Mientras que la mayoría de los medios mainstream han celebrado su valentía, en algunos casos se ha exagerado llamándola una “heroína”, palabra que sería preferible reservar, por caso, para aquellas personas trans que se atreven a hacer pública su historia en entornos familiares, íntimos o laborales desfavorables, o que deban hacerlo en un marco de vulnerabilidad económica y social bien distinto de la cómoda vida de Jenner. Es curioso, también, observar cómo Jenner pasó de ser un ex galán con grandes logros deportivos en su haber a convertirse en una mujer cuya figuras, cutis y línea de quijada son examinados pixel a pixel. Entre las incontables voces de famosxs que se hicieron oír para felicitar a Caitlyn, la de la actriz trans Laverne Cox ha de ser, posiblemente, una de las más sensatas. Dice Fox, que estelariza la comedia de culto Orange is the new black y fue portada de la revista Time hace un año: “La mayoría de la población trans no cuenta con los privilegios que Caitlyn y yo ahora tenemos. Es a esas personas a las que debemos sostener, a quienes debemos ofrecer acceso al sistema de salud, a un empleo, a un hogar, a sentirse segurxs en las calles y en escuelas, a poder recurrir a un centro para jóvenes. Tenemos que apoyar las historias de aquellxs que más en riesgo se encuentran, estadísticamente personas de color que son pobres y de clases trabajadoras”.
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