Una de las referentes más enormes de los movimientos de desobediencia sexual en América Latina y más allá. La fundadora de la cooperativa Nadia Echazú. La compiladora de dos libros fundamentales (Cumbia, copeteo y lágrimas y La gesta del nombre propio, donde investigó las condiciones de vida de sus compañeras y las exclusiones que modelan esas vidas). La fundadora de ALITT. La Gran Pacha de todas las travas. Lohana Berkins fue colaboradora de SOY desde el inicio; su voz –llena humor incisivo, teoría y saber popular– fue necesaria en todos los temas. Uno de los principales atropellos que se cometen contra las travestis es pretender hablar por ellas, ya sea desde la Academia, desde la militancia, desde la buena voluntad. Lohana luchó para que las voces pudieran oírse sin intermediarios. Todas las fórmulas que intenten describir lo que significa su pérdida tienen gusto a poco. Mejor es entrar en su pensamiento. Por eso, aquí va una selección de ideas de quien no aquietó la arenga inteligente ni en el último respiro. Antes de irse dejó un mensaje, sin duda, otra incitación a la acción: “El tiempo de la revolución es ahora, porque a la cárcel no volvemos nunca más. Furia Travesti. Siempre”.
¿De qué nos enamoramos nosotras? Curiosamente las personas que estamos o estuvimos en situación de prostitución tenemos una moral victoriana de terror. Por nuestra historia de lucha tuvimos que priorizar otras cosas, el amor se nos aparece siempre como tema menor. Fantasear con pajaritos frente a un policía que te iba a matar, escribir cartitas con corazones, en el contexto de opresión en el que se daban nuestras vidas, nos pareció siempre una nimiedad. Hoy son temas en los que podemos empezar a pensar. Es común que nos representemos a nosotras mismas con una sexualidad o una posición frente al amor infantilizada. Por algún motivo siempre terminamos saliendo con chicos mucho menores. La trava que logra alguna independencia económica, se pone frente al chonguito joven en un lugar de proveedora. Pienso que poco a poco vamos a poder ir estableciendo nosotras mismas nuestros contratos afectivos (esto me gusta y esto no, a esto lo negocio y a esto no) en vez de pegarnos tanto al deseo del otro, no sólo se trata de complacer. Más allá de la obligación de ser esbelta, hiperfeminizada, provocativa, ¿por dónde pasa nuestra cotidianidad, esa de amanecer dormida junto a otro u otra? La domesticidad de nuestro amor no está construida todavía.
Viernes 14 de febrero de 2014 en “Un oasis en el desierto”
Quienes nos asumimos como travestis rechazamos la binariedad, nos situamos en una identidad propia, con el trabajo que eso nos cuesta. Decir “soy travesti” es asumir nuestra propia belleza T, nuestros cuerpos y una cuestión que incluso a veces deja paralizado al feminismo: nosotras tenemos un pene, que no es lo mismo que hablar de falo. (…) Muchas travestis siguen los estándares de lo que se supone que es ser una mujer, desde la visión patriarcal: casarse de blanco, criar niños, saber lavar, planchar pero nunca abrir la puerta para ir a jugar. Y el chongo alimenta este estereotipo por su parte. El machismo atraviesa todas las identidades. En las relaciones de las travestis lo que se da mucho es que hay uno que goza de mayor poder simbólico. Sale con una travesti y sigue gozando de sus privilegios de varón. La valoración social de la travesti y la de su pareja son totalmente distintas. A ella se la mira siempre con reparo mientras él es probable que siga gozando de sus privilegios. Y hasta incluso se lo vea altruista: “Qué bueno que es, qué valiente, qué generoso: vive con ella, se la presenta a la madre”. Como si ahí no se jugara nada del propio deseo del muchacho.
Viernes 11 de septiembre de 2015 en “Si me querés, quereme trava”
El tema de la elección ha sido siempre un clásico para justificar violencias contra nosotras. Pero no es que un buen día una se tira en un mullido sillón y piensa “estoy aburrida... me hago travesti”. Sí, es verdad que hay un momento de quiebre a partir de que nos hacemos cargo de lo que nos está pasando. Pero eso es muy distinto de una elección. Cada unx construye su identidad y su sexualidad como puede, con las herramientas que tiene, pero también la homosexualidad, el lesbianismo y la transexualidad son cosas que a unx “le van pasando”. ¿Quiénes son los que podrían aproximarse a algo así como una elección de la identidad sexual? Probablemente nadie. El destino de toda persona se empieza a planear incluso antes de nacer, las ecografías lo han posibilitado. No es unx quien elige en esos sentidos sino la sociedad, y desde una mirada patriarcal, androcéntrica, heteronormal. En general, al condenar a las víctimas siempre se usan argumentos similares: “Porque les gusta”, “porque se lo buscan”. Y en última instancia: ¿y qué si eligiéramos?
Viernes 5 de diciembre de 2014 en “Autoayuda contra la transfobia”
Hay muchos elementos del perfil del nuevo presidente que alarman, uno es que se ha manifestado públicamente a favor de la prostitución. ¿Nos va a dar una oficina o nos va a mandar a la zona roja? Es preocupante la ideología de donde viene y que se puede olfatear en muchas de las personas que hasta ahora lo han apoyado: es probable que quiera resguardarse rápidamente por medio de la represión. ¿Las organizaciones seremos invitadas a discutir políticas o el silencio será el nuevo/viejo modo de contestación? No estoy diciendo que mañana nos van a quitar la Ley de Identidad de Género. Sino que es probable que se aplique la misma lógica que se ha mantenido en la ciudad: vaciar los programas existentes, no permitir creación de nuevos y hacer programas que por su visión del mundo están sosteniendo el sistema androcéntrico, que sólo contempla a la familia nuclear. ¿La gobernadora de Buenos Aires va a implementar el cupo travesti? Mauricio Macri ya gobernó ocho años la ciudad y conocemos el silencio sobre estos temas. Esto nos obliga a los oprimidos de distintos sectores a resistir en nombre de todas libertades. Una sola cosa les digo: la van tener difícil con nosotros, porque conocemos la libertad. Yo, que ya sé lo que es estar afuera, a un calabozo no vuelvo ni loca.
Viernes 27 de noviembre de 2015 en “Aire cargado”
Cuando la Ley de Identidad de Género se aprobó en las dos comisiones conjuntas del Senado, festejamos, saltamos, brindamos. Volví a mi casa muy emocionada. Pero recién cuando me senté en el sillón y todo quedó en silencio, sentí una absoluta soledad. El vacío del cuarto. En ese momento me hubiese gustado que sonara el teléfono y escuchar del otro lado a tantas amigas que no están. Que mi amiga Valeria me llame y me diga en su tono salteño, como el mío: “¿Qué ha pasao, marica?”. Estaba todo, pero me faltaba esa frase. Y me vino a la memoria otra amiga que seguro hubiese empezado a gritar: “¡Copeteo! ¡Copeteo!”, que es el júbilo de las travas cuando empezamos a embriagarnos. Me faltó la famosa frase: “¡Ahí viene la cana, marica!”, para salir corriendo. Esas y tantas otras voces ausentes. Y los años pasaron sin que todavía pueda darme una explicación de por qué nos encarcelaban, por qué fui expulsada de mi familia, por qué se me negó el acceso a la escuela. En términos de militancia y lucha, no teníamos una formación o un grupo de pertenencia que nos contuviera. Éramos nosotras y nuestro cuerpo ahí puesto recibiendo todo. Esto lo contamos, no para regodearnos en el sufrimiento sino para que tomemos dimensión de que nosotras vivíamos en un apartheid.
Viernes 11 de mayo de 2012 en “Las travestis siempre estuvimos aquí”
La Pepona se casaba en un club y conocía a alguien de la Casa de Gobierno de Salta que la había hecho entrar para sacarse fotos a escondidas. En la fiesta había hasta una orquesta. Hollywood palidecía ante nuestro Hollywood cartonero. Mientras la Pepona se sacaba las fotos, el novio bailaba. Tan entrado en copas estaba que le gustó otra. Cuando llegó la Pepona lo agarró, dejó encerrado al novio y volvió a bailar con nosotras. El pasado está lleno de estas historias desopilantes. Pero hoy, que contamos con el amparo de la ley, lo que parecía un deseo irrefrenable (¡casarnos!) no está sucediendo en masa. Dudo que el rechazo actual al matrimonio sea una decisión consciente y libertaria de parte nuestra. Me encantaría ver a alguno de nuestros príncipes ir a solicitar la obra social para su esposa travesti. ¿Será que algunas ritualidades ya nos empiezan a parecer ridículas? ¿Será que el aspecto más profundo de la institución matrimonial, asegurar la transmisión de patrimonio, suena graciosa en nuestro universo? Ante el divorcio, ¿cómo sería la repartija de nuestra miseria? ¿Vamos a pelear a ver quién se queda con la peluca y con la cartera Louis Vuitton adquirida en La Salada?
Viernes 18 de julio de 2014 en “¿Casarse? ¿Nosotras? ¡Sí! ¿Para qué?”
Una cuestión fundamental es que la agenda impuesta sobre las travestis no está agenciada por las propias travestis sino por otras organizaciones. En un primer momento, una de las maneras que tuvo el feminismo y otras organizaciones de no querer debatir con nosotras fue cuestionar la estética: resaltando la hiperfemineidad del cuerpo travesti. Eso obstruyó debates más profundos. ¿Qué pasa que una compañera siente que lo único que puede mostrar en una marcha del orgullo es su propio cuerpo? Mostrar, como expresión de libertad, resistencia, no es menor, pero en lugar de leerlo se frivoliza. Esto exhibe la imposibilidad de construcción de un mundo privado para las travestis. Es a lo que nos obligan, se naturaliza sobre nuestros cuerpos la violencia. El única posibilidad concreta es la construcción del propio cuerpo, no importa cómo, el modo, los riesgos... eso no se discute porque no hay opción de ser médicas, abogadas, maestras, cocineras.
Viernes 25 de junio de 2010 en “Orgullo de incomodar”
Si algo conocemos las travas desde muy temprana edad, es la muerte. La vemos temprana, vieja, espléndida, siliconada, travestizada, a la tarde, a la noche. Cuando recibí el llamado, uno de los tantos que he recibido en mi vida con noticias así, en el que me decían que Juana estaba mal y peligraba su vida, pensé en el dolor de ese cuerpo cansado que se rinde. Pero que hoy estamos haciendo un relato distinto sobre el adiós. Eso que antes transitaba sólo entre nosotras ya en muchos casos ha perdido bastante de su impronta de soledad. Las travas somos de ironizar mucho sobre la muerte. En los velorios no faltan anécdotas divertidas sobre la compañera y humor negro. Lo volvemos comunitario, entretejiendo lazos de solidaridad y amor para quitarle esa cuestión de la soledad. Hoy nuestras muertes empiezan a ser escritas y contadas también por otros, personas no necesariamente travestis, nuestras historias empiezan a circular por otros canales.
Viernes 11 de julio de 2014 “Para una tumba con nombre”
Da la sensación de que cuanto mayor son los mecanismos represivos de una sociedad, los puntos de fuga son también más fuertes, como no puede asimilarte, esa sociedad tan conservadora produce un nivel de conciencia en los carnavales, de delicadeza, de sensibilidad sobre toda esa violencia. Es el símbolo de la hipocresía salteña: todo está pero no está. Porque esas travas, ¿de dónde se suponen que son? ¡De ahí! ¡Es tu vecina, tu prima, tu amiga! Cuando justamente queremos ocupar el lugar de la familiaridad, de los comunes, se nos prohíbe. Cuando quiero ser la mina, la diputada, la que trabaja, cuando queremos ser parte y ser reconocidas en todos los términos: no. Había una tensión entre el show business y la aceptación. Eso que en los carnavales se mantiene en tensión luego se corta. ¡Pero cómo! ¿No me dijiste: “Lohana, sos la más linda de todo el corso”?
Viernes 5 de octubre de 2012 en “Lentejuelas caídas en los carnavales de Salta”
La reasignación sexual y la hormonización son derechos personalísimos que ni deberíamos discutir. Pero no son nuestras únicas necesidades. La salud también es prevención, que la compañera incorpore la idea de hacerse un chequeo anual, que el sistema de salud la reciba. Esto también concierne a los médicos que te operan ilegalmente y ni siquiera te da un recibo por la intervención que te hicieron. Nuevos desafíos aparecen: ¿cómo vamos a empezar a pensar el cuerpo travesti en la salud y en la enfermedad? Tanto la ley como la salud misma son cuestiones interpretativas. ¿Cuál sería entonces el vademécum trava que nos deje a todxs contentxs? Por supuesto, no existe un barómetro travesti ni vara que mida a todas las identidades trans. Es curioso cómo siempre produce temor el hecho de pensar no sólo en nuestros cuerpos sino en, además, muchos otros cuerpos posibles.
Viernes 5 de junio de 2015 en “Habemus reglamentación”
La primera vez que fui a pedir trabajo me preguntaron qué sabía hacer y yo no pude contestar. Me quedé dura. A nosotras se nos internaliza eso de que no servimos para nada. Y eso se está empezando a romper. La cotidianidad va a ser la única forma para derribar viejos prejuicios. En la interacción en los distintos espacios de trabajo, las historias de los otros se van a empezar a entrelazar con las nuestras. Van a descubrir que no hay tantas diferencias, sólo que las oportunidades de las que los otros disfrutaron siempre para nosotras siempre estuvieron vedadas. Así se van a ir generando nuevos sentidos del travestismo. Hoy una niña travesti tiene más modelos de vida para elegir. Parafraseando a Bachelet: cuando una travesti accede a la vida civil, su vida se modifica. Pero cuando muchas travestis acceden, se modifica la vida a todo el mundo.
Viernes 9 de noviembre de 2012 en “Y ahora: el futuro”
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