Vie 22.04.2016
soy

ALERTA ALTA GAMA

HAY UNA LUX EN EL HORIZONTE

La llamaron con la mente, la llamaron por guasap. Siempre original, cuando todos van Lux vuelve, cuando a todos los despiden, LUX viene a darnos trabajo: arreglar el mundo todos los viernes.

› Por Lux

¿Que dónde estaba yo? ¿Que cómo puede ser que hace años que no escribo en SOY? Meditando, ponele, Hay unos tutoriales con cuencos tibetanos que emiten directo al craneo el entusiasmo que Ale Rozitchner te despliega en 4 talleres, y que consigue un efecto más inmediato que San Expedito. No es para todos, ojo, actúa sobre personas con ciertas características intelectuales (encefalograma plano) como las mías. ¿No oyeron hablar del pensamiento nulo? Me extraña, porque hoy es tendencia en las capas políticas y sobre todo judiciales de América Latina. Y así habría seguido en babia 4 años más, mínimo, si no me hubieran interrumpido ustedes mis amores siempre quisquillosas, con sus más de cien mil llamados telefónicos, todos con el mismo mensaje con la misma voz de Luisa Kuliok cuando recibía cachetadas de Arnaldo: “¡Lux, me despidieron!”. Y en el mail ni una sola invitación a revolcarnos en nuestros derechos como tanto hicimos mientras carneábamos las leyes que hoy están aquí y allá al alcance de cualquiera. Nada que ver, todos mensajes de los que pensé que en estos 12 años habían quedado en la papelera: ¡Lux se cayó el programa de atención a tal víctima!; Lux, en la Plata cerró el Centro Integral para la Mujer, que atendía víctimas de violencia de género!; Lux, no hay novedades del plan Fines, Lux, se disolvió el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsables, Lux, hace algo que no se cumple la ley de cupo trans, y siguen los llantos. Y no contemos a todos los papis y mamis que antes me escribían desde la compu Conectar Igualdad de sus retoños.

¡Ok! Ya mismo hablo con Cristina, respondí, por mensaje de texto pero nadie me contestó… Cristina ya me había escuchado por el matrimonio igualitario, por la ley de identidad de género y se le había quedado sin pilas el celu justo cuando le hablaba del aborto. Pero me di cuenta de que pasaba algo más. En dos minutos entendí que estamos en 2016. Ahora la cosa es por guasap, por tender y tinder. Ya estoy lista para ponerle el pecho a los balas, a las balas y a toda chonga que quiera tatuarme. Lo primero que vi al prender el televisor fue la polémica sobre el Uber. Y acá aunque no estén de acuerdo amigas disidentas, me solidarizo con Susana. Basta de Uber. ¡Qué cruz que se llevó la pobre con ese Uber, pedazo de polo boy! Ni yo cuando era uno de esos últimos homosexuales que nuestro Foucault con pelo Ernesto Meccia entrevista en su flamante libro, he caído en manos de un taxi tan trucho como ése. De más está decir que luego de leerme todos los diarios atrasados que me faltaban me doy por enterada de que cambió el gobierno. Lo primero que hice fue correr a ver si el flamante CEO de nuestra Argentina ganó por un voto, porque si así hubiere sido, juro que me arrancaba todas las extensiones y me clavaba un taco aguja en el punto más crítico del botox que vuelve mi cuerpo mucho más inalcanzable que una heladera en el espacio. Chequeado este punto, me puse a buscar influencias en el nuevo gobierno para ver qué estaba en mis manos. Si alguien dice que no hay putos, tortas y travas oficialistas que se ponga los anteojos del gordito de gafas, porque parece que los famosos amigos de la Michetti que le pusieron trompita cuando ella se defecó en sus derechos en la cámara de diputados, ahora están en el gobierno. Muchaches, les dije en cuanto los vi avanzar con sus camisas celestes (y blanca). ¿Qué me hacen? ¿Qué se creen que pueden hacer con las libertades y los derechos? Conmigo no, les dije haciéndome la Betty Sarlo, que me sale igualita. Allí es cuando me respondieron con un crucero en la cabeza: “No nos malentiendas, Lux, no seas bruta, no seas yegua, estamos con vos, por la diversidad. En serio. La diversidad de tarjetas de crédito, la diversidad de cosas para comprar en el yopin”, me dijo un muchacho que se ocupa de una secretaría que estaría por fundarse a la brevedad destinada específicamente a medir el alta gama en sangre. Y ahí me empezó a explicar que el lujo, es algo que parece malo pero sólo cuando se lo mira de lejos, que cuando lo tenés en la mano... Ahí mismo, hice lo que se espera de mí, manotié el lujo limpito y protegido por un globito amarillo que si no es de los mejores que me he mandado a guardar, es al menos un lujo oficial. El dueño de ese lujo mientras yo actuaba en éxtasis gritaba: ¡Lux, sos un lujo, pobreza cero! Y por primera vez en mi vida sentí que me estaba tragando un sapo. Prometo para la próxima ocuparme de los problema de todos y todas, que como bien podría haber dicho nuestra vice presidenta, “los normales y los pobres nos morimos”. Y como digo yo: los anormales, los pobres y toda esta gente, también seguimos viviendo aquí.

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