Vie 06.05.2016
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Niñxs primero

Una chica trans de 14 años acaba de obtener el reconocimiento de su identidad de género, luego de que su padre le negara su consentimiento para el cambio registral. Iñaki Regueiro, integrante de Abosex, el colectivo de abogados responsable de este logro, explica la gesta de esta historia pionera.

› Por Dolores Curia

Con la letra J empieza el nombre de la adolescente trans, de catorce años, que esta semana logró a acceder a un DNI con su nombre y género autopercibido gracias a una demanda presentada por el equipo de Abogad*s por los Derechos Sexuales (Abosex). Para conseguir el cambio registral no alcanzó con pedirlo por la vía administrativa que establece la Ley de Identidad de Género (en los casos en los que lxs progenitorxs están de acuerdo), sino que fue necesario recurrir a la Justicia ya que su padre no le otorgó los permisos necesarios.

J empezó a expresar su identidad de género en la escuela allá por 2009. La respuesta de la escuela fue dejarla afuera, justificada por directivos que recurrieron al “esta escuela no está preparada para estos casos”. La respuesta fue también la patologización: la mandaron a hacerse estudios psiquiátricos, psicológicos, genéticos. Se sugirió que su madre podría estar “ejerciendo una influencia negativa”. Y hasta circuló la delirante hipótesis de que, como vive en un pueblo rural de la Provincia de Buenos Aires, los agroquímicos podrían ser “los causantes de estos efectos indeseados”. Pero no encontraron nada y aquellos especialistas que recomendaron “corregir el comportamiento” de J. terminaron por darse por vencidos. Allí fue cuando entró en escena la organización trans Mamichula de La Plata que puso en contacto a la madre y a su hija J con Abosex. Y la historia empezó a ser otra. Gracias a Abosex J. pudo reincorporarse al colegio y su mamá, que pudo profundizar en este panorama que hasta entonces era desconocido para ella, empezó a apoyar a su hija y la autorizó para el cambio de su DNI. Hasta que el padre de J, que hasta el momento brillaba por su ausencia en esta trama, apareció para oponerse a los deseos de J.

Abosex está en contacto con la nena y su mamá desde 2010, ¿cómo ha sido ese trabajo?

Iñaki Regueiro: La prioridad fue garantizarles la confidencialidad y el derecho a la educación: había que lograr que volviera al colegio. El Ministerio de Educación de la Provincia en ese momento nos ayudó y pudo volver al colegio. Luego, seguimos por el derecho a la salud. En el pueblo donde viven no hay endocrinología en el hospital. Las derivaron al Hospital Elizalde, donde a pesar de que ya había sido aprobada la Ley de Identidad de Género, no había nadie que pudiera atenderla con la especialidad en salud trans pediátrica. Le explicamos sus derechos. Hasta que empezó a manifestar que quería cambiar su nombre. Igual aunque no hubiera cambiado su DNI tenía derecho a que se reconociera su identidad de género en el colegio y en todas partes.

¿Con qué excusas se aleja a la nena del colegio?

-Es mucho más usual de lo que se cree. No es una expulsión abierta. Le piden que vaya menos días o contraturno. Piden que intervenga el equipo pedagógico. Una expulsión progresiva con frases como “No sé si esta institución está preparada para esto”. También al no reconocer su identidad de género van logrando que quiera dejar de ir. Todavía hoy, que está en el secundario, nos vamos enterando de roces que la directora tiene con ella.

¿Cómo fue el proceso judicial?

-El padre, que no convive con ellas y casi no tiene contacto, no dio autorización para hacer el cambio administrativamente por eso recurrimos a la justicia. El juez simplemente escuchó la voluntad de la niña. Y nosotros estuvimos ahí para asegurarnos de que todo el proceso fuera en cumplimiento de la ley, sin patologización alguna, etc. La ley contempla la judicialización en dos casos: cuando se pide cambiar tu nombre más de una vez y en estos casos con menores en los que los progenitores (o uno de los dos) se oponen. Tardó algunos meses de salir.

¿Podría el padre apelar?

-No, tampoco volvió a aparecer. El derecho de fondo está garantizado y lo más lógico es que los jueces escuchen a la persona involucrada. Como la ley es tan clara en este sentido es difícil que un juez falle en contra. Fue un procedimiento sencillo. Intervino Gabriela Franco de Abosex. Hubo una audiencia donde se escuchó a la nena. No se tomaron medidas de prueba.

¿Cuáles son los incumplimientos más frecuentes en torno a las infancias trans?

-La salud trans pediátrica sigue siendo un tema complicado. No está en todos los hospitales, ni garantizada en todo el país. Luego los temas de género e identidad de género deberían tratarse en todas las escuelas, transversalmente, no solo en las que acuden chicos y chicas trans. Graves problemas de las escuelas que incumplen la ley de estas formas “sutiles” que te decía.

Si ya es difícil muchas veces que se respete la ley de identidad de género con las personas adultas…

-Garantizar la despatologización cuesta mucho más en casos de niños. La falta de reconocimiento de la subjetividad de los niños es muy notoria todavía. La patologizacion tiene consecuencias graves en ellos. Te doy un ejemplo con J: la pasó tan mal con todos los estudios invasivos que le hicieron cuando empezó a manifestar su identidad que hoy no quiere ver a un profesional de la salud ni loca. Tampoco es ésa la idea. Despatologizar no es ahuyentar a la gente del sistema de salud, es adaptar el sistema de salud a las necesidades específicas de cada persona.

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