› Por Alejandro Modarelli
La Subsecretaría de la Juventud del Ministerio de Desarrollo Social ha implementado una red de talleres para padres homofóbicos. El original emprendimiento psicopedagógico antihomofóbico lleva el nombre de Sodoma a la vuelta de tu casa, y tendrá lugar por 120 días, con posibilidades de renovación. Es una buena noticia, y además es una noticia inventada por este suplemento.
La ceremonia de apertura se desarrolló el último viernes en las escalinatas del Colegio Nacional Buenos Aires, donde padres e hijos presenciaron, junto con personajes de la cultura, como Beatriz Sarlo y Horacio González, un desfile de versatilidad sexual. Ya entrada la noche, realizaron en sus vestimentas catsuit o militar una demostración de las habilidades y posiciones amatorias reversibles: “Nada hay muy diferente del uso de orificios que caracteriza el acto sexual en sus padres”, expresó, consultada, la señora Sarlo, entusiasmada con la performance, aunque enseguida agregó “estoy aún esperando una presencia más disruptiva del colectivo lésbico, como fue el post porno en la Facultad de Ciencias Sociales el año pasado; demos visibilidad al placer del dildo, yo hace mucho que no lo uso, y algo tuvieron que ver, sin duda, estos tiempos de kirchnerismo explícito”.
Esta semana comenzó con el Módulo de Prácticas Antihomofóbicas, que lleva el nombre Al otro lado del Arcoiris. Guiados por sus propios vástagos, madres y padres recorrieron los baños públicos de la Facultad de Derecho y de Ciencias Económicas, donde tomaron contacto con gays viejos con auténtico dominio de la felación y el beso negro. Un padre de profesión psicólogo social se declaró inquieto por la utilización de espacios públicos para las prácticas sexuales, y exigió que las autoridades del Ministerio de Seguridad tomasen cartas en el asunto. “No se trata de atacar el núcleo del deseo homosexual, sino de preservar de su publicidad a quienes no participamos de él”, manifestó a viva voz el señor, cuya esposa intentaba calmarlo, recordando que en esta época las cámaras de vigilancia suplen en buena medida el viejo controlador ejercido por la policía.
Los y las docentes a cargo del Proyecto admitieron que esta exposición de las faenas sexuales en las denominadas teteras, tuvo tan ríspida recepción como la posterior performance Dos conchitas para sí, una graciosa recreación de la felicidad de dos jóvenes lesbianas que juegan con instrumentos y prótesis sexuales, y para quienes el pene es un objeto anatómico políticamente cuestionable, desde el momento que encarna y prolonga hacia el exterior un fantasma de poder en el que ellas, explicaban a Horacio González, “se cagaban”.
Lo cierto es que, en el transcurso de estos 120 días, la Subsecretaría de la Juventud aspira a desterrar a través de estos talleres la aversión de padres y madres contra la orientación y expresión sexual de sus hijos e hijas, condición indispensable para promover en 2017 las Jornadas de Consumo Diferenciado para las poblaciones juveniles lgtbi de Buenos Aires, las que sin duda deberán contar con la paulatina aprobación de progenitores exhomófobos, dispuestos a convertirse en motor de un mercado de novedades especialmente diseñado para sus críos. Ya les fue adelantada la existencia de un kit de anal douche portátil y el cupón de membrecía ilimitada a Manhunt, un cancionero de Beyoncé para mascotas, un porta-hormonas luminiscente con recordatorio alarma, créditos para una excursión de depilación láser a Madrid y dildos de siete cabezas para lesbo gang bang.
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