17 DE MAYO: DÍA INTERNACIONAL CONTRA LA HOMOFOBIA
› Por Lux
Como sigo sin trabajo y ya repartí mi currículum en albergues transitorios, iglesias y dependencias del Estado que todavía no cerraron, les amigues homoparentales me tomaron de niñere. Les niñes me quieren y Lux aprovecha para chuparles la energía, pegarse a la computadora con elles y conocer youtubers, chupate este perro#.
Creo que yo soy para les niñes una suerte de mamá Noel cruzadx con árbol de navidad y kiosco sin kiosquero a la vista, elles creen que mis siliconas, mis apliques capilares, mis pestañas y mi botox se comen y así es que la primera hora transcurre en sus intentos de desenvolverme como si fuera un Ferrero Rocher. Con dos o tres criaturitas adorables provenientes de familias ensambladas completé una docena de niños y niñas aún no escolarizados, es decir, alegres, creativos, y que se las saben todas.
–¿De qué quieren que les hable hoy el tío abuela Lux?
–De por qué Macri dice que sos un ñoqui –con voz de pitos y matracas dijeron unos majulitos, pichones de periodistas que van al frente.
–De cómo y por qué nacen los bebés–dijeron los que a primera vista me parecieron más adorables.
Elegí la segunda, mucho más fácil de explicar dada mi vasta experiencia y porque la segunda como es mucho más reciente que mi piripi nacimiento, aún me saca unos lagrimones. Allí me aprestaba yo a remontarme a la historia entre el espermatozoide y el óvulo cuando la horda me atacó diciendo que ya sabían todo eso. La pregunta era otra:
–Lux, ¿es verdad que hay niños que tienen un padre (con pene) y una madre (con vagina) y que han engendrado a sus hijos teniendo sexo sin preservativo? ¿Y es verdad que nunca se separan porque el amor es para siempre?
“¿Dónde leyeron eso?” Me trajeron bibliografía para que tenga donde los niños adoptados son unos huérfanos siempre, donde la madre sola es sacrificada, donde dos papás aparecen como una excepción, etcétera.
Quise hablar de los ñoquis que salen de una semilla que viene en la canasta de la cigüeña desde París, pero ya era demasiado tarde. Estos niños, pensé, en poco tiempo entrarán en un mundo escolar donde sea verdad o no, la maestra les contará que los niños vienen del amor, y el amor se asociará a coito, un amor misionero que deja afuera otros amores. Estos niños aprenderán que es niño el que tiene pito y es niña la que tiene vagina. Que las niñas tienen novio, los niños novia, y que está bueno aceptar si en algunos casos no se da así. La historia del papá y la mamá que se aman y se entrelazan desnudos y gozosos entre las sábanas que los unirán para siempre ha quedado tan caduca como las viejas metáforas que negaban el sexo.
Les niñes no vienen necesariamente de un papá y una mamá que se aman, les niñes vienen de una voluntad, de un deseo, de un trabajo por tenerlos que incluye la clínica, los bancos de esperma, los vientres externos, el sexo, entre otros caminos. Les niñes me secan las lágrimas, entienden perfectamente que hay padres y madres: “era una broma, Lux –se ríen– o te creés que no tenemos abuelos y abuelas y que no miramos televisión. Lo que no saben elles es que en cuanto salgan de aquí se encontrarán con niños y niñas que no lo entenderán tan fácil, simplemente porque les han explicado otra cosa. Niños que deberán desandar su propia educación para entender que la familia normal es tan engañosa como la cigüeña. ¿Será esta una misión para Lux? ¿Alguien quiere contratarme para que no volvamos a empezar todo mal desde tan chiquitos? No es justo que una mitad del mundo deba aprender desde la infancia en qué consiste la homofobia que sufren sus familias mientras la otra mitad vive engañada en el limbo de la normalidad. ¡Educación para todes!
Serás lo que debas ser, me dice San Martín, desde el último billete que me queda en el monedero, Evita se me fue hace rato en puchos. “Serás lo que debas ser o si no, no serás puto ni trava ni torta o eso que sos, digamos Lux”, me dice cual maestra normal mientras me da una pastilla de las que se ve que tomaba él cuando tenía que encontrarse con Bolívar… Dejo a los niños jugando con la Play, me encierro en el baño y me digo ante el espejo: Los homosexuales somos sucios, degenerados, pobres, inmigrantes, exiliados y putas, totilleras, tijeteretas, y si no somos eso y mucho menos, no somos nada. Nada, o sea más de lo mismo. Somos travas, somos negros, tenemos hambre. No estamos indignados, estamos jodidos. Y por eso jodemos, en todos los tres o cuatro sentidos de la palabra. Busque usted esos sentidos, yo tengo que joder más todavía. ¿O se creyeron que homosexual es alguien a quien le gusta el mismo sexo? ¿O que transexual es alguien que quiere ser lo que no es? No queridos, de eso está lleno el mundo hetero, de heterofelxibles, de hombres que lo hacen con hombres, de chicas que se enamoran del amor, y de la libertad, de disfrazados. Pero bienvenida la homosexualidad que deja de ser lo que era. ¡Enséñelo en las escuelas!
Madres y padres se llevaron a sus hijos muy contentos y yo todavía no puedo salir del baño.
–¿Qué me diste, Don José?
–Una PPP, queridx Lux, ya no se puede vivir sin este coctel (Perlongher, Passolini y un ají Puta Parió)
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