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Este año se cumplen cinco del lanzamiento de Muchos Días Felices, la plataforma web a la que famosos y anónimos suben textos e imágenes de su día de gloria. Ahora, su creador busca financiamiento vía crowdfunding para convertirlo en libro.
› Por Fabián Muggeri
En este camino de cinco años hubo muchos días felices ajenos que me asombraron y generaron todo tipo de sensaciones. Hay uno, por ejemplo, que me emocionó especialmente. Se trata del texto que subió una chica trans y la foto de la primera vez que vio a su amiga como mujer. Sin dudas ese día, en el que definís como querés estar paradx en la vida por lo menos por un tiempo, es un día feliz. Nos llegaron por supuesto muchos recuerdos ligados al día de la promulgación de la Ley de Matrimonio Igualitario. Sin duda, la igualdad de derechos nos puso muy felices a todxs. Recuerdo particularmente el relato de la poeta Diana Bellesi dónde cuenta su “encuentro” con la poesía. Hemos incluso obrado como un sitio de “solos y solos”. Me acuerdo de uno en especial. Fue el de un chico que mandó la foto de una cita. Tiempo después me escribió otro chico para preguntarme cómo llegó una foto de él al sitio ya que no conocía a la persona que firmaba ese texto. Parece que fue una cita ocasional y uno de ellos nunca registró que para la otra parte esa salida había sido algo tan especial. Creo que las personas gays, lesbianas y trans tenemos una especial manera de ver la vida y eso queda en evidencia por momentos en Muchos Días Felices. Fueron pocas las personas lgbti que se animaron a relatar un día feliz de sexo. Pocos recuerdo que hayan mostrado una foto de la mañana siguiente al primer encuentro. Me acuerdo de otros días felices graciosos y conmovedores: la persona recuerda cuando tatuó su miembro, otro de cuando unas chicas decidieron inseminarse y ser madres. Me sorprenden aquellos que producen fotos para mandar o remueven fotos de infancia. Sobre todo los que le dedican un poco de su tiempo a “producir” su día feliz.
Creo que el sitio y todo lo que surge a partir de él no pregona la felicidad como la “autoayuda” o el optimismo bobo de la supuesta “revolución de la alegría” que nos quieren vender, no lo hace desde el marketing o la truchada, sino desde lo íntimo y amoroso. Ser feliz no se impone, se construye. Un libro en papel es un paso más en todo lo que este proyecto puede seguir creciendo para llegar a muchas personas más.
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