TEATRO
Una nueva versión de la obra de culto Rocky Horror Show, de Richard O’Brien, se estrena en estas tierras. Esta vez llega en un formato argentinizado que conserva sus dosis originales de libertinaje glam y encanto trans.
› Por Martín Villagarcía
Hace poco más de un mes que el musical Rocky Horror Show volvió a la cartelera teatral porteña. La relación de Buenos Aires con esta obra tiene una larga historia que comenzó con la mítica y temprana puesta de 1975, dirigida por Gil Carretero y con un elenco que incluía a Valeria Lynch y Linda Peretz. A lo largo de los años se volvió a representar en varias oportunidades, entre grandes producciones (como la dirigida por el británico Christopher Malcolm en 1994 con Jean-Pierre Noher) y proyectos independientes (como la puesta de Claudia Naser entre 2001 y 2002, que incluía la participación activa de la audiencia). Esta versión de 2016, dirigida por Andie Say, llega para confirmar el romance entre el público argentino y este musical de culto.
Rocky Horror Show nació de la mano del escritor y actor inglés Richard O’Brien como un musical estrenado en Londres en 1973, sobre una pareja de recién comprometidos (Brad y Janet) y la noche que pasan en el castillo del Dr. Frank-N-Furter, dulce travesti del planeta Transexual en la galaxia de Transilvania. El éxito condujo al proyecto a su encarnación más conocida: la película The Rocky Horror Picture Show, dirigida por Jim Sharman en 1975. Su impecable producción y la inolvidable performance de Tim Curry en el papel protagónico, convirtieron a la franquicia en un objeto de culto imperecedero en el tiempo. Desde entonces, a las sucesivas producciones del musical (y proyecciones del film) alrededor del mundo, se le sumaron dos edulcoradas versiones para televisión: “The Rocky Horror Glee Show” en 2010, un episodio especial de la popular serie de comedia musical, y The Rocky Horror Picture Show: Let’s Do the Time Warp Again, una suerte de homenaje/remake de la película a propósito de su 40 aniversario, a estrenarse el próximo 20 de octubre.
La puesta de Andie Say en el Maipo se ubica al final de esta larga tradición en un momento particular para Rocky Horror. Mientras la inminente remake despierta la furia de los fans por sus atrevidos cambios (por ejemplo: dar el protagónico a Laverne Cox), la versión local genera atractivo y aceptación por su fidelidad al original, tanto en su presentación como en la interacción con el público. La adaptación esta vez corrió por cuenta de Marcelo Kotliar, que incluyó giros locales para generar complicidad con la audiencia (cada vez que el criminólogo menciona el nombre de Brad, todo el mundo grita “¡Boludo!” y cuando nombra a Janet, “¡Gato!”, por ejemplo). La puesta en escena y la producción remiten a shows como los que ofrecen la fiesta Plop o Club 69, sobre todo en los vestuarios, la escenografía y el despliegue del cuerpo de baile. Sobresalen los trabajos de Melania Lenoir, que abre la obra con una exquisita interpretación de “Science Fiction Double Feature” en castellano, y Roberto Peloni, que encabeza el elenco con el papel del Dr. Frank-N-Furter. Su caracterización y performance vocal invocan directamente al esplendoroso espíritu de Tim Curry.
Si bien algunas elecciones estéticas pueden resultar confusas, el corazón de Rocky Horror no se pierde en la traducción. La militancia (en algún momento subversiva) por entregarse a los placeres absolutos conserva su vigencia y encuentra respuesta en un público entusiasmado y dispuesto a convertirla en emblema con cada salto a la izquierda y paso a la derecha.
Martes a las 21, Teatro Maipo, Esmeralda 443
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