El formato cumple con las generales de la ley del Discovery Channel: una locución que parece estar siendo pronunciada con las cejas en alto, imágenes de la vida cotidiana, testimonios ofrecidos en voz tan queda que hasta cuesta imaginar que hay un equipo de filmación prestando atención a lo que se dice. De esta manera suelen aparecer en la señal de documentales “casos” de sobrevivientes a accidentes imposibles, crímenes jamás resueltos, informes forenses, carreras de perros o historias de extrañas aficiones –como por ejemplo, a las motos chopperas–. Y así aparecerán Thomas Beatie y su esposa Nancy en Embarazado, un documental cuya mayor virtud es naturalizar la historia de esta familia al punto de que sobre el final, hasta aparece como demasiado convencional. Y no porque Thomas pierda algo de la masculinidad que ha conseguido a base de decisión y testosterona –es cierto que la voz se le aflauta un tanto cuando se acerca la fecha de parto y que él se lamenta por sus músculos perdidos merced a las hormonas del embarazo; pero incluso es posible adivinar que volverá a ser el que era cuando todo acabe, como sucede después de un embarazo– sino porque Thomas y Nancy, efectivamente, son y desean ser una familia convencional. No en vano se mudaron a Bend, Oregon, cuando Thomas dejó de ser Tracy para la ley y pudo firmar como hombre el matrimonio con Nancy. En ese pueblito que parece más una maqueta de una película de Tim Burton –sobre ese paisaje de perfectas casas iguales todo puede suceder– que una auténtica población, el matrimonio forjó su empresa de impresión de remeras –ahora la que más se vende es una que Thomas usa todo el tiempo y dice: Define normal–, compró su casa, su camioneta y el semen con que Nancy hizo la inseminación en la misma cama donde son filmados; allí donde el hombre embarazado es capaz de abandonar la corrección que le impuso la mirada de los medios para decir “más que embarazado, parece que tuviera un tumor en la panza”.

“¿Qué es lo que define a un hombre? ¿El pene?”, se pregunta Thomas y se contesta: “El pene no es algo que se ande mostrando, si me ves por la calle lo más seguro es que pienses que soy un hombre”. Y de hecho, es así como se siente, como vive y como tuvo a su primera hija. “No puedo sentirme mujer aunque esté embarazado, sencillamente estoy alquilando este lugar en mi cuerpo para que un nuevo ser pueda llegar al mundo. Voy a ser su padre, y si algo me preocupa es convertirme en un padre molesto, sobre todo cuando ella tenga 13 o 15 años y empiece a tener citas.”

Cercados por un entorno hostil y por el acoso de la prensa de todo el mundo, Thomas y Nancy apenas van de casa al trabajo y del trabajo a casa y ni siquiera esa rutina los aísla de las amenazas que se cuelan por el teléfono y les auguran el infierno. En el documental, el matrimonio Beatie cuenta que si hicieron pública tanto la foto como el primer texto que daba a conocer la noticia –publicado en The Advocate– fue porque querían llamar la atención sobre el posible vacío legal en que quedaría la familia: Thomas había sido inscripto como varón y como tal quería ser inscripto como padre. Capítulo de final abierton, el legal, aun cuando la familia ya haya dado a conocer que el segundo hijo o hija de la pareja ya está en camino.

“No somos extraterrestres, no somos monstruos, no somos un fenómeno; somos una típica familia americana, sólo que a esta familia la une sobre todo el amor”, dice Thomas sobre el cierre, mientras su esposa Nancy le da la teta –merced a un tratamiento específico– a la hija de ambos. Y nada hace ruido en esa declaración, al contrario, si hay preguntas que quedan flotando mucho después de ver el documental, seguramente se volverán sobre los propios presupuestos y no sobre lo que acaba de verse en la pantalla.

Embarazado, Discovery Channel, 15 de febrero a las 21, 16 de febrero a las 14 y 20 de febrero a las 15.
Producido por September films y Discovery Health.