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En un nuevo capítulo (que no promete ser el último) de ese enredado culebrón en que se ha convertido la lucha en torno a la proposición 8 en el estado de California, el Tribunal Supremo de ese estado –que en mayo de 2008 había legalizado las uniones entre personas del mismo sexo– validó esta semana la enmienda constitucional que prohíbe allí el matrimonio homosexual, la cual regía desde que en las últimas elecciones el 52% del electorado votara en contra de ese derecho. Así, en el estado más poblado y rico de los Estados Unidos, gobernado con mano de cyborg por Arnold Alois Schwarzenegger (sí, Alois, para lxs que no lo sabían), vuelve a reinar con todas las de la ley la idea de que sólo el matrimonio entre un hombre y una mujer es válido o, cuanto menos, reconocido. Mientras tanto, las 18.000 parejas que sí llegaron a casarse en la escueta luna de miel que gozó el matrimonio lésbico-gay en California respiran aliviadas, puesto que la Corte ha declarado que siguen siendo legales en razón de que la medida no tiene efectos retroactivos. Con esta decisión, el Tribunal no desdice su fallo anterior sino que afirma que es obligatorio respetar la soberanía popular, aunque reconoce, implícitamente, que el del matrimonio es un derecho al que deberían poder acceder todos los ciudadanos. De hecho, Carlos R. Moreno, el único juez que votó en disidencia (el resultado del set fue 6-1), postulado para ocupar una banca en la Corte Suprema de los Estados Unidos, declaró que "el ánimo de la proposición 8 y otras iniciativas similares buscan en realidad alterar la constitución de California, violando la esencia de igual protección para todos los ciudadanos. Fundamento que no debería poder ser alterado por el voto de la mayoría". Detalle para nada menor, toda vez que les da pie a los activistas para poder llevar de nuevo ante el electorado este mismo asunto, cosa que ya planean hacer en las elecciones del año que viene. Por lo pronto, el martes hubo una nueva marcha en San Francisco en repudio a la proposición 8 y sus coletazos, en la que fueron detenidas 175 personas (entre ellas, una lesbiana enfundada en impoluto traje de novia), y que tuvo entre sus postales a una pareja de mujeres afroamericanas que marchaban con su hijo que lloraba desconsoladamente. Todo justo un día después de que Hillary Clinton anunciara que las parejas del mismo sexo que integran el servicio diplomático del Departamento de Estado van a gozar de los mismos derechos que los matrimonios heterosexuales. Lo que no quiere decir precisamente que en el gobierno de Obama gays y lesbianas tengan coronita.
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