A tono con la Resolución 2272 de octubre de 2007, que exige a funcionarios, enfermeras y médicos de los centros de salud de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se refieran a transexuales, travestis y personas transgénero por su nombre de elección, el Concejo Deliberante del Partido de La Matanza de la Provincia de Buenos Aires aprobó la semana pasada por unanimidad un proyecto de ley municipal que exige a las unidades sanitarias municipales obrar del mismo modo con lxs compañerxs de ese municipio. “En La Matanza, que es un sector travestofóbico —de hecho, al llegar a la municipalidad nos encontramos con un operativo de policías y vallas de contención como si esperaran a un malón— se instaló el tema, nos visibilizamos y se abre la puerta para pedir por otras necesidades como casa y trabajo”, explica Diana Sacayán, integrante del Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (MAL). En otros países latinoamericanos está pasando lo mismo y, con el acompañamiento de la Organización Panamericana de la Salud, se está trabajando para eliminar conductas discriminatorias a miembros de la comunidad Glbtt: en Nicaragua se derogó un artículo del Código Penal que prohibía las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo y que se usaba para negar asistencia médica; en Colombia y en Perú se lanzaron campañas de comunicación para facilitar el acceso a los servicios de salud y a la prueba de VIH, garantizando el derecho de confidencialidad; en Brasil se reforzaron los sistemas de acceso a la educación y salud para enfrentar el sida; en México se trabaja en la concientización de los trabajadores de la salud sobre diversidad sexual; y en el Mercosur, como bloque, se rechaza todo tipo de discriminación por orientación sexual. La Organización Panamericana de la Salud festejó estos avances aclarando que muchas veces es “la ignorancia lo que genera malos tratos que en muchos casos llegan hasta la privación del derecho a la salud; que es un derecho y no un servicio como algunos funcionarios se empeñan en denominar”.