Lo que no cambió suficientemente en la gente, aun después de la ley, es el respeto. Y lo que sí cambió es la visibilización que ahora tenemos, hacer conocer más profundamente nuestra situación, eso ha sido el gran cambio. Ha cambiado para mí la comunicación con la sociedad, pero es algo que sigo trabajando día a día para seguir concientizando. Por la calle ando con menos miedo en los últimos tiempos porque hoy en día hay leyes que me reconocen y garantizan mis derechos. Después de mucho tiempo de estar sola, hace dos meses largos que estoy en pareja con un chico trans, y bastante bien, porque nos respetamos y aceptamos tal cual somos. El transicionó hace mucho tiempo, yo ya lo conocí como hombre trans, pero todas las personas tenemos un pasado siempre y también es bueno conocerlo y respetarlo. Soy referente para la Red Nacional de Attta de la provincia de Córdoba. El trabajo que hacemos en lo político tiene algunas inconveniencias, pero en la comunicación entre pares ha sido de mucha ayuda porque podemos tener una herramienta de información precisa y puntual, y tratar temáticas puntuales del colectivo. Gracias a la militancia me ha sido mucho más fácil afrontar diferentes situaciones conflictivas, soy activista desde hace aproximadamente siete años. El trabajo de Claudia Pía ha sido de mucha ayuda, ante el atropello institucional y de la policía me ha sido de mucha ayuda estar informada. Desde la ley vivo más reconocida y principalmente tengo la herramienta de la identidad, vivo tal cual soy, pero creo que falta mucho por trabajar porque tenemos leyes tan avanzadas que todavía no acompañan el proceso de la sociedad. El activismo ha hecho que, por tener información, las chicas trans dejemos de depender del madrinazgo que antes hacíamos entre nosotras mismas para protegernos. Yo, y creo que todas en un principio, me definía como una persona travesti, pero al conocer la diversidad y el significado de esa diversidad, hoy por hoy me defino como una persona transgénero.