Vie 06.05.2016
soy

Los años locas

› Por Fernando Noy

La inauguración de Cemento fue una fecha fundamental para el under. Veníamos de un templo, el Parakultural, pero con Cemento inaugurábamos la catedral del under. La noche transcurría en un vaivén de uno a otro. Y Cemento fue nuestra gloria, nuestro Madison Square Garden, nuestro santuario pagano. Allí el puterío, los trolos de la época, bailábamos felices entre nosotros y con otros. Cemento fue un esplendor en la oscuridad que no se va a apagar nunca a pesar de la posterior desgracia de Chabán. Fue una plataforma de propulsión para grandes figuras como los Redonditos de Ricota, SUMO, La Organización Negra. La propia Kajta/Katuiska era quien insistía para que se hicieran fiestas además de espectáculos. Empecé ahí con la banda AndroRock, que fue el primer espectáculo específicamente gay de Cemento. Salía con tres trajes distintos diseñados por Roly VonVón. Uno era un traje punk alucinógeno futurista, otro estilo tanguero y el último era una elegía clásica eterna: recitaba poemas con una enorme túnica de metros y metros, hecha con un rollo de tul infinito que Batato había encontrado en un basurero. Batato me hacía las cortinas entre número y número para que yo me pudiera cambiar de atuendo, entonces entretenía al público cantando horrorosamente mal a propósito dos o tres temas de María Elena Walsh, quien también se reía como loca cuando le hacía ese número especialmente para ella.

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