La mejor manera de decirle adiós al invierno y darle la bienvenida a la primavera es visitar la Fiesta Nacional de la Flor, que todos los años pone a Escobar en el calendario turístico bonaerense, y es un verdadero hito entre los amantes de la jardinería y el paisajismo. La Fiesta tiene ya una larga tradición: nacida en 1964, reúne en sus pabellones la herencia de una sabiduría traída a nuestro suelo por numerosos inmigrantes japoneses, portugueses, italianos, españoles, holandeses, belgas y alemanes, cuyos descendientes siguen cultivando –literalmente– el arte de las flores y los jardines.

De las primeras celebraciones realizadas en el gimnasio del Club Sportivo Escobar se creció hasta llegar a levantar pabellones que cubren hoy en día más de 7 mil metros cuadrados, rodeados de jardines con un rosedal de 1800 ejemplares traídos de Alemania, Holanda y Estados Unidos. El conjunto incluye el Carrillón de las Flores, un lago artificial y una fuente de aguas danzantes.

La edición de este año, que empezó el 23 de septiembre, se extenderá hasta el próximo 8 de octubre. Como ya es tradición, hay flores que simbolizan cada edición, y este año el honor les toca a la Viola Cornuta (una viola de flores en miniatura que combina las características del pensamiento y las violas) y la Gerbera (una margarita multicolor procedente de Sudáfrica, de flores muy vistosas). Serán las estrellas de una muestra que incluye la exposición de flores y plantas de todo el país, exquisitamente arregladas por artistas florales según las últimas técnicas y novedades. Y el parque de la exposición, una vez más, invitará a soñar entre verdes y aguas a través de sus parques y jardines ornamentados.

Hay que tener en cuenta también que del 6 al 8 de octubre se realiza la Exposición Flori-Hortícola, y una Exposición Industrial y Comercial con la participación de distintos rubros. El gran hito, como en toda fiesta que se precie, es la elección de la Reina Nacional Infantil del Capullo, y la Reina Nacional de la Flor, realizada anoche. Además, Escobar tiene muchos atractivos fuera de la Fiesta, ya que los numerosos viveros de la zona son una verdadera tentación de perfume y color para decorar cualquier jardín.