TIERRA DEL FUEGO > EN TEMPORADA INVERNAL
El esquí de fondo se diferencia del alpino porque no se practica en pendientes sino en la planicie. Es una forma relajada y sencilla de esquiar, que no requiere de mayor aprendizaje. En Ushuaia está el mejor circuito de esquí de fondo del país, una senda de 22 kilómetros que atraviesa bosques de lenga y siete centros invernales al pie de la montaña. Es el escenario de la famosa Marcha Blanca, cuya XXI edición se larga el próximo 20 de agosto.
› Por Julián Varsavsky
El esquí de fondo es quizá la manera más antigua que se conoce para desplazarse sobre la nieve. Su origen se remonta 5 mil años atrás: se han encontrado esquíes de esos tiempos en pantanos suecos y finlandeses. No surgió entonces por placer deportivo sino como una necesidad de transporte, cuando las personas quedaban aisladas por la nieve. Aunque también se sabe que en el siglo X los vikingos utilizaban esta técnica para movilizarse en sus conquistas invernales, difundiendo así su uso en toda Europa. Y en la Primera Guerra Mundial participaron batallones especializados en esquí de fondo, disciplina que se convirtió en deporte olímpico en 1924.
Hoy en día se lo considera la forma más sencilla del esquí, ya que se practica en superficies por lo general planas o con leves declives y subidas. Por lo tanto es más relajado que el alpino y lo pueden practicar personas sin experiencia, desde niños hasta ancianos bastante mayores. Para el esquiador experimentado, en cambio, resulta un poco aburrido por la falta de vértigo.
En primer lugar, el esquí de fondo –también llamado esquí nórdico– se basa en la resistencia antes que en la velocidad. Por eso es un excelente ejercicio aeróbico para quemar calorías, ya que se avanza lentamente, alcanzando un máximo de 15 kilómetros por hora al impulso de la propia fuerza del esquiador, quien cuando se cansa simplemente se detiene para disfrutar del paisaje. El movimiento consiste en suaves deslizadas que recorren unos 4 metros por cada una a buen ritmo. En cierta medida, es como caminar sobre la nieve, pero deslizándose sin levantar los pies.
El equipo de esquí de fondo consiste en dos bastones que se van apoyando alternadamente –un poco por equilibrio y otro tanto para impulsarse– y dos esquíes finos y muy livianos que no requieren de ninguna bota especial. Se utiliza calzado común para caminar en la nieve, cuya punta se fija al esquí, mientras que el talón queda libre.
Los esquíes tienen una curvatura flexible que se vence con el peso del cuerpo y en la parte central inferior están “escamados” para adherirse a la nieve, permitiendo al esquiador darse impulso a cada paso.
El esquí de fondo es muy practicado por grupos familiares o de amigos que quieren disfrutar la nieve entre todos. Por un lado resulta bastante económico, ya que las pistas son gratuitas, no hay medios de elevación y los equipos son sencillos. Al mismo tiempo, el aprendizaje básico no lleva más de quince minutos y se recorren muchos kilómetros en forma relajada, ya que en estos circuitos no hay grandes pendientes.
Una confusión que se debe evitar es que el esquí de fondo es muy distinto del llamado esquí libre o fuera de pista –alternativas de esquí alpino–; por el contrario, se lo practica en pistas premarcadas con un trineo especial impulsado por motos de nieve que dejan dos huellas en paralelo, una para cada esquí.
Los 22 kilómetros de la pista de esquí de fondo cercana a Ushuaia –contando ida y vuelta, ya que tiene la forma de un clip gigante–- se extienden a lo largo de dos hermosos valles al pie de la cordillera: el de Tierra Mayor y el de Carabajal. En ellos hay nueve centros invernales ubicados casi en línea recta a la vera de la Ruta Nacional 3. Son paradores bien calefaccionados donde se sirven platos patagónicos, se alquilan equipos y se organizan excursiones en motos de nieve y trineos tirados por perros siberianos. Cada centro invernal se ocupa de mantener con un pisanieve su segmento de la pista de esquí de fondo.
Cuando el esquiador de fondo ya es experto, alcanza velocidades más altas y también abandona la pista en algunos lugares. Sin embargo, no todo el mundo recorre los 22 kilómetros sino que realizan circuitos propios dentro de cada centro invernal, muchas veces por alguno de esos bosquecillos nevados que parecen una antigua postal en blanco y negro del paisaje fueguino.
En Noruega o en Finlandia, el esquí de fondo es más popular que el alpino, e incluso es considerado el deporte nacional. En todos los países existe una competencia tradicional anual que es el punto cumbre de la temporada de invierno, donde participan hasta 20 mil personas. Y desde hace 21 años, Tierra del Fuego también tiene su gran Marcha Blanca. Organizada por el Club Andino Ushuaia, la edición 2007 se larga el próximo 20 de agosto.
Los orígenes de la Marcha Blanca en Tierra del Fuego se remontan a 1981, cuando un grupo de esquiadores emprendió un cruce de la cordillera fueguina sobre esquíes de fondo en homenaje al que había realizado un siglo y medio antes el general San Martín en los Andes mendocinos. La segunda marcha se realizó en 1986, partiendo desde Rancho Hambre hasta llegar a Las Cotorras.
Una singularidad de esta “carrera” es que fue pensada en un sentido tanto competitivo como participativo, es decir, no sólo participan corredores expertos sino también las familias y la colectividad en general. Por eso, además de los mejores tiempos, se premian el mejor disfraz de la marcha, el participante de mayor edad, el más chico, la familia más numerosa y la escuela con mayor concurrencia.
La Marcha Blanca es el máximo acontecimiento invernal de la provincia, homologado por la Federación Internacional de Esquí. Y por su importancia, reconocida más allá de nuestras fronteras, participan esquiadores de España, Italia, Rusia, Eslovenia, República Checa, Estados Unidos y Brasil, además de argentinos de otras provincias (incluidos los dos fueguinos que representaron al país en las últimas Olimpíadas de Invierno en Italia).
A lo largo de los valles se recorren dos circuitos, uno de 21 kilómetros para competición y otro recreativo de 7,5 kilómetros para la población y los turistas en general. El punto de largada se va cambiando año tras año, y durante la carrera se atraviesan los distintos centros invernales dedicados a esta especialidad.
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