Domingo, 7 de octubre de 2007 | Hoy
FRANCIA > SALON DE PROVENCE
Al pie de los Alpes, la pequeña ciudad de Salon de Provence vive del turismo y la agricultura y recuerda a su vecino más ilustre, el astrólogo renacentista Nostradamus.
Por Graciela Cutuli
Las Profecías de Nostradamus son una de las obras más controvertidas de la historia de la humanidad. Creer o no creer en estos textos complicados y de versos ambiguos, que pueden decir todo y también su contrario, alimentó polémicas por más de cuatro siglos y medio. Los incondicionales o los amantes de las curiosidades no pueden dejar de visitar Salon de Provence, una pequeña ciudad del sur de Francia, durante una visita a esta región. Más conocida por sus huertas productoras de frutas, por sus lavandas y por sus cigarras, Salon es sin embargo el lugar donde vivió discretamente, y retirado del mundo, Michel de Nostre-Dame, rebautizado Nostradamus, y donde escribió sus tan famosas “Centurias”. El hijo más famoso de Salon está por supuesto en toda la ciudad, y no se puede escapar a su presencia: pero esto no es lo único que hay para ver. La Patrouille de France, una de las formaciones militares aéreas más reconocidas de Europa, tiene base también en esta pequeña localidad. Entre las profecías astrológicas y las acrobacias en las nubes, Salon es una ciudad de alto vuelo.
TRAS LAS HUELLAS DE NOSTRADAMUS “Damos lo que es nuestro”: así se traduce Nostradamus, un juego de palabras con su propio nombre, Nostre-Dame, a través del cual el erudito quiso mostrar su voluntad de compartir sus conocimientos y descubrimientos. Casi se podría pensar que el mismo lema es aplicable a este rincón de Provenza, entre los primeros relieves de los Alpes y el valle del Ródano, que sabe recibir a los visitantes con un carácter muy propio y muy entrañable, distinto al del resto de Francia. No en vano la Provenza es una de las regiones más características de Francia, por su cultura, cocina, historia y hasta por su acento.
En Salon, el lema de Nostradamus también se podría aplicar a los frutos y las aceitunas, que son reconocidos en todo el resto de Francia, y al estilo de vida, como lo muestran las clásicas películas de Marcel Pagnol, un clásico de la literatura y el teatro provenzales, que fue vecino de la región.
En las calles del casco antiguo de Salon, donde las reminiscencias van de lo medieval a lo renacentista e incluyen también épocas más cercanas, la sombra de Nostradamus es omnipresente. De hecho, la mejor manera de conocer la pequeña ciudad es siguiendo el circuito “Sur les traces de Nostradamus” (Sobre las huellas de Nostradamus). Y no hay que ser profeta para predecir que es un circuito que reserva numerosas sorpresas... Para emprenderlo, hay que remontar el tiempo, hasta el año 1547, cuando el astrólogo se instala en esta ciudad. Era nativo de Saint Rémy, un pueblo vecino, hoy famoso por los cuadros de Van Gogh. Entre las dos ciudades, el viaje es corto: sin embargo Nostradamus, que se llamaba todavía Nostre-Dame, se desvió primero hacia Montpellier, donde estudió Medicina y Astrología, y luego por todo el valle del Ródano, donde se destacó como médico durante la gran epidemia de peste de 1530. Sus estudios y sus búsquedas en los campos de la medicina y la botánica le valieron éxitos en la cura de enfermos, pero también fuertes enemigos entre sus colegas celosos. Por ese motivo decidió recluirse en Salon, dedicándose al estudio y la redacción de almanaques de predicciones meteorológicas y consejos medicinales. Estas publicaciones derivaron en 1555 y 1558 en la publicación de los dos tomos de las “Centurias”, que recopilan las famosas predicciones con las cuales pasó luego a la posteridad y se ganó la reputación de ser uno de los autores más polémicos y discutidos de todos los tiempos.
Con estos datos en mente, el recorrido por las calles de Salon puede empezar en las callecitas de la ciudad vieja, alrededor de la Colegial Saint Laurent, una iglesia de estilo gótico. Ahí está la tumba de Nostradamus. Para los más fervientes de sus lectores, es el lugar más emotivo del recorrido... sin olvidar que murió exactamente como lo predijo. Desmintiendo el refrán popular, Nostradamus fue profeta en su tierra.
A LA PROVENZAL En la iglesia, un epitafio rinde homenaje a Nostradamus en latín, un idioma que el sabio hablaba con tanta fluidez como el griego, el hebreo, el francés, el italiano o el provenzal. La visita sigue luego en la casa del profeta, convertida actualmente en un museo dedicado a recrear su obra y su vida cotidiana, con énfasis en sus estudios en los campos de la medicina, la farmacopea, la astrología y las ciencias humanas. Se aprenden muchas cosas sobre estos textos escritos enigmáticamente, que predijeron acontecimientos tan diversos como la Revolución Francesa, un atentado contra el papa Juan Pablo II, la guerra entre Irán e Irak, y escrutan el futuro hasta el año 3797. Los convencidos se convencerán aún más, en tanto los escépticos podrán descubrir un costado menos conocido del personaje. Se aprende también que Nostradamus mantuvo contactos con los grandes intelectuales y personalidades de su tiempo –entre ellos Rabelais, Cosme Ruggieri o Marguerita de Angoulême– y que sus obras fueron seguidas con atención por Catalina de Medici y la corte de Francia. El museo cuenta con un sistema de visita autoguiado de 40 minutos, y presenta una decena de escenificaciones de la vida de Nostradamus. Para no irse con las manos vacías ni dudas, hay una boutique y una sala de documentación que completan las instalaciones del museo. En la ciudad, durante el recorrido hay además estatuas de Nostradamus, un kiosco de música dedicado a Vincent Scotto, el compositor de las mil canciones que puso en música la Provenza en los años 1920 y 1930, capillas medievales y las ruinas de un asentamiento ligur.
También hay que conocer la Puerta del Reloj de Salon de Provence, la Fontaine Moussue, una antigua fuente pública, y el castillo de l’Emperi, una severa fortaleza de paredes altas y lisas, uno de los más antiguos castillos fortificados de Provenza. Dominante sobre toda la ciudad con su amenazante masa, luego de haber sido lugar de residencia de obispos y cuartel militar está convertido actualmente en un museo de artes e historia militar.
Y es justamente otro tema relacionado lo que atrae a los turistas a Salon. Es que allí tiene base la Patrouille de France, y se pueden presenciar las sesiones de entrenamiento así como las demostraciones especiales programadas por estos militares que hacen acrobacias y figuras en los aires con sus aviones de combate, especialmente preparados para los desfiles. Son famosas las figuras que realizan cada 14 de julio sobre París durante las celebraciones públicas, lanzando fumarolas tricolores en el cielo sobre los Champs Elysées. Con un poco de suerte o de preparación, se puede hacer coincidir una visita a Salon con una de sus sesiones de entrenamiento y verlos en el cielo azul de la Provenza...
Luego de haber escrutado el futuro con Nostradamus y los cielos con los aviones de la Patrouille, queda todavía por mirar hacia el pasado en el Museo Grévin de Provence, la sede local del famoso Museo de Cera de París. Está dedicado a la historia y las leyendas de la Provenza, desde la época romana hasta Frédéric Mistral, el Premio Nobel de Literatura que escribía en provenzal, y las películas de Marcel Pagnol. Para darle un toque más provenzal a la visita de Salon, se puede terminar el recorrido con un paseo por alguno de los diversos talleres que fabrican artesanalmente el famoso jabón de Marsella y otros productos a base de lavanda, aceite de oliva y demás plantas de la región.
Museo Nostradamus: Está en la Calle Nostradamus, Salon de Provence. Abierto de lunes a viernes de 9 a 12 y de 14 a 18. Los fines de semana de 14 a 18.
Museo Grévin de Provenza: Place des Centuries. Abierto de lunes a viernes de 9 a 12 y de 14 a 18. Los fines de semana de 14 a 18.
Patrouille Acrobatique de France: Más detalles y fechas de las presentaciones en su sitio www.calendrier-paf.com
En Internet: www.visitsalondeprovence.com
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