Dom 16.12.2007
turismo

TURISMO RURAL > ESTANCIAS DEL NORTE DE SANTA CRUZ

Gira patagónica

Un viaje por el norte de Santa Cruz con hospedaje en antiguas estancias abiertas hoy al turismo. La impactante naturaleza patagónica en un itinerario que incluye Los Antiguos, el Lago Posadas, la Cueva de las Manos, el Parque Nacional Perito Moreno y el Bosque Petrificado. El placer de dormir mirando la estepa infinita por la ventana, literalmente en medio de la nada.

› Por Julián Varsavsky

Dormir en una estancia patagónica es algo así como el ideal de un sueño tranquilo, alejado de los estridentes ruidos del mundo urbano. Allí, por lo general, se duerme en un viejo casco de estilo inglés, que se levanta solitario en medio de la llanura esteparia con algunas montañas de fondo.

Una gira por las estancias del inhóspito norte de Santa Cruz es un viaje con aires de travesía que requiere un mínimo de diez días. En el itinerario también se visitan lugares apartados y de increíble belleza como el Monumento Natural Bosques Petrificados y la Cueva de las Manos, o verdaderos secretos naturales como los increíbles paisajes del Camino del Monte Cevallos, rarezas geológicas como el Arco del lago Posadas y el Parque Nacional Perito Moreno.

El casco de la estancia María Aike en la inmensidad de la estepa patagónica.

Desde Comodoro

El mejor punto de partida es la ciudad de Comodoro Rivadavia, en la costa sur de Chubut, donde se puede alquilar un auto para hacer todo el recorrido. El primer destino del viaje es la estancia María Aike, a unos 280 kilómetros de Comodoro por la Ruta Nacional 3. Al casco de la estancia se llega por un camino de tierra que se interna en la estepa. Dedicada a la cría de vacas Hereford, María Aike es del año 1900 y tiene una extensión de 12.000 hectáreas. La segunda actividad de la estancia es el turismo y dispone de catorce plazas con baño privado y compartido.

En la estancia se hacen cabalgatas y paseos en vehículo por la llanura esteparia hasta el cauce seco en verano del río Deseado, donde hay una playa de arena fina como talco. La excursión principal que realizan los huéspedes de María Aike es a la famosa Cueva de las Manos, a donde se llega por un camino alternativo de huellas solitarias que desembocan en unos abruptos miradores naturales con vista al cañadón del río Pinturas.

Con las montañas de fondo, un cóndor planea suavemente en los cielos santacruceños.

Rumbo a Los Antiguos

Desde María Aike, siguiendo por la Ruta 43 hacia el oeste, se pasa por la localidad de Perito Moreno para seguir viaje a la ciudad de Los Antiguos, junto al hermoso lago Buenos Aires, casi en el límite con Chile. En Los Antiguos se puede hacer noche en algún hotel o en la cercana estancia La Serena, para seguir viaje hacia el sur –en paralelo a Los Andes–, por el deslumbrante Camino del Monte Zeballos, una ruta de ripio que ofrece algunos de los paisajes más espectaculares de toda la Patagonia. Es aconsejable no hacer este trayecto en días de lluvia a menos que se cuente con un vehículo apropiado.

El Camino del Monte Zeballos (ruta provincial 41) conviene hacerlo sin apuro para hacer una parada en el sitio donde hay unas geoformas muy extrañas llamadas diques basálticos. Se ven desde la ruta y parecen cuchillas de piedra trepando por las laderas de la montaña. El destino final es el pueblo de Hipólito Yrigoyen –a 170 kilómetros de Los Antiguos–, donde se puede dormir en la antigua Posada del Posadas o seguir 38 kilómetros más hasta la estancia Suyai.

El atractivo principal de Hipólito Yrigoyen son sus lagos Posadas y Pueyrredón, separados por un angosto istmo por donde pasa un camino que lleva hasta la estancia Suyai, a orillas del lago Pueyrredón. El origen de la estancia se remonta a la década del veinte, cuando pertenecía a la firma Casa Folch, dueña de un barco que traía lana desde Chile, navegando por el lago argentino-chileno. La estancia, que ocupaba unas 2500 hectáreas, tenía una pulpería y un almacén de ramos generales, cuyo largo mostrador de madera y estanterías hasta el techo se han conservado hasta hoy.

La estancia Suyai estuvo abandonada hasta 1996, año en que se vendió y fue abierta al turismo. Actualmente tiene dos confortables cabañas y tres dormitorios más con baño privado. Además hay un camping con baños, agua caliente y luz eléctrica, y un refugio para ocho personas. Los viajeros suelen quedarse hasta una semana y se dedican a pescar, salir en cuatriciclo, a caballo o a pie, o simplemente a descansar.

Un alto en el trekking a la Cueva de las Manos para admirar el cañadón del río Pinturas.

Hacia la Cueva de las Manos

Desde Hipólito Yrigoyen, la gira continúa por la ruta provincial 39 hasta un poblado muy pequeño llamado Bajo Caracoles, donde se toma la ruta 40 hacia el norte hasta la estancia Telken o la estancia Cueva de las Manos (ex Los Toldos).

En la estancia Cueva de las Manos se organizan dos excursiones a dos de los sitios arqueológicos más antiguos y significativos del país: La Cueva de la Manos y el Alero Charcamata. Para llegar a la famosa cueva, se hace un trekking que atraviesa el cañadón del río Pinturas, con un nivel de exigencia medio, justificado por la imponencia de los paisajes.

La otra alternativa que sirve de base para visitar la cueva declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco es la estancia Telken, ubicada a 25 kilómetros al sur de la localidad de Perito Moreno, por la ruta 40. Esta estancia es de 1915, año en que se estableció en el lugar Juan Campbell Clack, un neocelandés que se dedicó a criar ovejas. Telken ocupa 21.000 hectáreas y unas seis mil ovejas, 40 vacas y un centenar de caballos. Y al igual que en la mayoría de las estancias, sólo dos personas, un capataz y un peón, trabajan fijos todo el año. A veces se contrata a un mensual –que es en verdad un jornalero–, y en la época de la esquila llega una “comparsa” de una docena de esquiladores que cortan y enfardan unos 20.000 kilos de lana en menos de una semana.

Telken tiene seis habitaciones con baño privado y también un pequeño camping con baño y duchas de agua caliente. Por lo general los visitantes se quedan dos noches, visitando la Cueva de las Manos y una laguna dentro de la estancia con centenares de aves: flamencos, cisnes de cuello negro y coscoroba, cauquenes, patos cuchara, barcino y zambullidor, y el poco común macá tobiano.

Desde la estancia Cueva de las Manos se alcanza a distinguir la entrada a la famosa Cueva.

El Parque Nacional Perito Moreno

A esta altura de la gira del viaje por el norte de Santa Cruz, los paisajes ya han deslumbrado tanto que el viajero supone que ya no queda mucho por descubrir. Sin embargo, al llegar al Parque Nacional Perito Moreno –no confundirlo con el Parque Nacional Los Glaciares, donde está el famoso glaciar Perito Moreno–, todos se preguntan por qué este parque no es más conocido. Y la única explicación es su lejanía y aislamiento.

En el parque, la naturaleza patagónica sorprende una vez más no sólo por su belleza sino también porque presenta un perfil diferente a cualquier otro, con paisajes montañosos sin bosques en plena cordillera de los Andes. Desde la zona de Cueva de las Manos se llega desandando el mismo camino por la ruta 40 hacia el sur –previo paso por Bajo Caracoles–, para tomar la ruta provincial 37 hacia el oeste.

Hay dos posibilidades de alojamiento en la zona del Parque Nacional Perito Moreno: la estancia Menelik y La Oriental. Menelik fue creada por un inmigrante alemán en 1920 llamado Juan Brodner. Con la crisis del campo en la década del ’90, la estancia permaneció cerrada varios años, hasta que en 1988 la adquirió una sociedad anónima que la reabrió para el turismo con mucho confort. Una singularidad de esta estancia es que tiene dos refugios bastante económicos, con cinco cuartos de entre seis y diez plazas y varios baños. Muy apartada de los refugios está la casa de huéspedes con habitaciones dobles con baño privado y un living con gran ventanal frente a la estepa vacía.

Por lo general los huéspedes se quedan dos noches. Algunos visitan el parque nacional en dos jornadas y también realizan alguna cabalgata o caminata dentro de la estancia, que limita con el parque. La estadía también permite conocer actividades propias del quehacer rural como el amanse de potros, la esquila de las ovejas o el carneo de una vaca. Todos los viajeros llegan con auto, ya que no hay prestadores que ofrezcan excursiones al parque. Existe sí un micro llamado Overland Patagonia, que une Bariloche con El Calafate y visita el parque haciendo noche en Menelik (ver datos útiles). La estancia abre desde el 1º de octubre hasta fines de abril y ofrece venta de combustible.

La otra alternativa para visitar el Parque Nacional Perito Moreno es la estancia La Oriental, con un perfil mucho más rústico. Los originales dueños fueron unos uruguayos que se instalaron en la zona entre 1915 y 1918. La Oriental tiene unas 21 mil hectáreas, de las cuales seis mil están dentro del parque. En esa área protegida, la estancia no puede criar ganado; sólo debe ofrecer servicios para el turismo.

En el trayecto hacia la estancia La Oriental, suelen verse manadas de ñandúes corriendo despavoridos, tropillas de decenas de guanacos y hasta algunas escurridizas mulitas. El tiempo promedio de alojamiento es de dos o tres noches y se realizan varias excursiones: una de medio día al lago Burmeister, que desemboca en el Atlántico, y otra de igual duración a la Península del Lago Belgrano. Uno de los paseos más deslumbrantes es a Piedra Clavada que se hace en una camioneta 4x4 y con guía de la estancia (150 dólares, hasta cuatro personas). La estancia también tiene un camping con luz eléctrica, baño y duchas con agua caliente y cocina.

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