JAPON > EN KIOTO, EL TEMPLO KIYOMIZU-DERA
Construido alrededor del año 800 d.C., el templo Kiyomizu-dera es uno de los más famosos de Kioto y una joya arquitectónica declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Actualmente, el complejo religioso, cuyo nombre significa “Templo del agua pura”, pertenece a la secta budista Hosso, la segunda más antigua de Japón.
› Por Julián Varsavsky
Kioto fue durante más de mil años –del 794 d.C al 1864– la capital imperial del Japón hasta que el emperador de la dinastía Meiji decidió trasladar el centro político a Tokio. Situada en la isla de Honshu, atrae a unos 40 millones de viajeros por año. Y no es para menos, ya que tiene 1600 templos budistas y otros 250 de la religión shintoísta, además de palacios, villas imperiales, castillos y jardines de ensueño que se salvaron de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. De todos esos templos y palacios hay 17 que fueron declarados Patrimonio Mundial por la Unesco, y el más famoso y deslumbrante de ellos es el Kiyomizu-dera.
Cuenta la leyenda que el templo Kiyomizu-dera fue levantado alrededor del año 800 d.C. por un monje ermitaño llamado Enchin. El mito de su origen habla del monje Enchin, quien en 778 soñó con un arroyo dorado fluyendo desde una colina hacia el río Yadojoawa. Al día siguiente el monje rastreó el curso de un manantial cristalino hasta su fuente natural al pie del monte Otowa, donde encontró a un anciano sentado sobre un gran tronco. El monje Enchin le preguntó qué hacía en ese lugar y el anciano respondió que había estado allí por 200 años recitando himnos para el dios Kannan, deidad femenina baluarte de la bondad, tratando de reproducir su imagen en el tronco. Luego partió hacia lo alto de la colina y cuando el monje subió a buscarlo lo único que encontró fue un par de sandalias. Convencido de que el anciano era Kannan en persona, comenzó a construir en ese lugar una ermita en su homenaje. Tiempo después, un famoso general llamado Tamuramaro Sakanoue llegó hasta allí persiguiendo a un venado para matarlo. Su esposa esperaba un hijo y en aquel tiempo se creía que la sangre de venado era beneficiosa para las mujeres embarazadas. Consternado, el monje lo sermoneó con dureza por el acto de matar a una criatura y el general, lleno de culpa, construyó junto al manantial el Kiyomizu-dera o “Templo del agua pura”.
El edificio original fue destruido por un incendio en 1629 y reconstruido en 1633 por el shogun Tokugawa Iemitsu. Hoy en día el Kiyomizu-dera es el principal de un conjunto de veinte templos que se han levantado alrededor del santuario original.
Actualmente el complejo Kiyomizu-dera pertenece a la secta budista Hosso, la segunda más antigua de Japón, con medio millón de seguidores. Esta secta fue fundada en China durante la dinastía Tang y llegó a Japón desde Corea alrededor del siglo VII d.C.
FUENTE DE DESEOS Durante el reinado de la dinastía Ero –1603 al 1867– fue muy popular en Japón la creencia de que si una persona saltaba desde la terraza del Kiyomizu-dera, cualquier deseo se le cumpliría. Y según los registros históricos, 234 personas lo hicieron desde una altura de 13 metros y dos centenares de ellas sobrevivieron gracias a la vegetación que amortigua las caídas. En la actualidad esta práctica está por supuesto prohibida.
La creencia que todavía tiene mucha popularidad es aquella de que si una persona bebe agua del manantial del templo tendrá una vida longeva y éxito en los estudios, lo cual ocasiona colas frente a la pequeña cascada.
El recorrido por el complejo sagrado tiene un orden procesional ascendente hasta el templo Hon-do, el edificio más emblemático. Esta estructura de 58 metros de alto está sostenida por 139 columnas de madera y tiene un techo cubierto con tablillas de ciprés.
Entre los templos que conforman el complejo está la pagoda Sanju-no-to, de tres pisos, rodeada por una serie de edificios menores, entre ellos una biblioteca “sutra” que atesora antiguos textos budistas. El templo Asakura-do, por su parte, contiene una estatua de Kannon con once caras y una piedra con marcas que representan las pisadas de Buda. Otro de los muy llamativos es el templo Nio-mon, un bloque de dos pisos con techo de corteza de ciprés construido en 1478, protegido por dos leones de piedra para alejar a los malos espíritus.
En el templo Jishu Jinja –dedicado a Okuninushino Mikoto, dios del amor– hay dos rocas separadas por 18 metros. Y dicen que si una persona logra ir de una roca a la otra con los ojos cerrados, encontrará una pareja para siempre y sin ayuda de nadie. En cambio, aquellos que necesiten la ayuda de un tercero para llegar a la segunda roca, también necesitarán apoyo para encontrar una pareja. Muchos visitantes juegan el juego, pero no pocos japoneses se lo toman en serio aunque unos cuantos han encontrado pareja in situ luego de graciosos choques entre los buscadores del amor que avanzan a tientas por los 18 metros que separan las dos rocas.
El Kiyomizu-dera es la principal atracción de la ciudad de Kioto. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994 por ser una muestra única de la arquitectura sagrada japonesa antigua. Y en la última y polémica votación realizada por Internet para elegir las Siete Maravillas del mundo moderno, este conjunto de templos estuvo entre los veintiún preseleccionados.
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