CARIBE > PLAYAS MUY TROPICALES
Los navegantes españoles fueron los primeros en ponerlo en los mapas modernos y las coronas inglesa y francesa siguieron sus pasos con intención de colonizarlo. Varios siglos después, el Mar Caribe es el paraíso soñado del turismo tropical.
En el arco que forma el Atlántico entre las Antillas, a mitad de camino entre el norte y el sur de América, parece que la naturaleza quiso volcar sus paisajes más fotogénicos: islas que van de pequeñas a grandes flotando en un mar que va del verde al azul, al borde de espléndidos arrecifes de coral y bajo un cielo donde el sol parece no terminarse nunca. Es el Mar Caribe, el mismo que deslumbró a Colón, el primer europeo en surcarlo cuando pensaba llegar a las Indias, y le hizo decir que estaba ante “la tierra más bella que los ojos humanos hayan visto jamás”. Codiciado en su tiempo por las coronas de Europa, y los piratas que perpetuaron su mito hasta las pantallas grandes del siglo XXI, el Caribe es hoy uno de los destinos turísticos más deseados por el mar tibio, su sol permanente y una alegría de vivir que cada país traduce a su propio idioma y estilo, pero que en todos deja una huella permanente. Sin embargo, no es todo lo mismo, y el destino debe ser elegido con cuidado para aprovechar algo más que los servicios de los hoteles y resorts, conociendo también la cultura local y aprovechando las posibilidades de aventura que ofrece cada costa.
Riviera Maya (México) Antes de la invasión española y el mestizaje que le siguió, México era un imponente imperio indígena. En las costas de la Riviera Maya se puede apreciar la riquísima cultura de estos pobladores, cuyos descendientes siguen habitando la región y hablando lenguas mayas: a pocos kilómetros de los principales hoteles de Playa del Carmen y las localidades vecinas se encuentra Tulum, la ciudad amurallada dominada por la pirámide conocida como “el castillo”, y algo más lejos (requiere una visita de día complejo) el impresionante complejo de Chichén-Itzá. Entre una y otra, también se visita la empinada pirámide de Cobá. Al mismo tiempo, las playas de la región, al sur de Cancún, están entre las más bellas de México. Frente a Playa del Carmen, la isla de Cozumel es uno de los paraísos de los buceadores de medio mundo. Toda la Riviera Maya es también zona de cenotes, las filtraciones naturales que los mayas usaban como reservorios de agua potable, y en los que hoy también se ofrece nadar. Esta parte del Caribe mexicano es ideal para unir a la playa la visita al pasado maya y su extraordinaria cultura, además de disfrutar de la flexibilidad mexicana en lo que a tiempos se refiere.
www.visitmexico.com/rivieramaya
Cartagena de Indias (Colombia) La llaman “la heroica” y es, sin duda, una de las más hermosas ciudades coloniales de las Américas. Cartagena de Indias, sobre el Caribe colombiano, mira hacia el Caribe desde las murallas de su casco histórico: desde el Muelle de los Pegasos hasta las plazas y monasterios, sin olvidar el Portal de los Dulces que inspiró a García Márquez, se puede respirar una historia de siglos. La literatura y el cine, con un importante festival anual, la convierten además en un importante centro cultural, en tanto la alegría nocturna de sus cafés la hacen ideal para la vida social. Las playas públicas de la ciudad ofrecen aguas cálidas, pero sometidas al acoso constante de la venta ambulante: por eso muchos prefieren las áreas privadas de los grandes hoteles, agrupados en una punta de la ciudad. Sin embargo, el Caribe típico de las fotos no se encuentra aquí sino en las islas del Rosario (se visitan en el día) o bien en la isla de San Andrés, algo más lejos. Combinar alguna de ellas con Cartagena es la mejor opción para tener al mismo tiempo historia, cultura y playa.
www.cartagenacaribe.com
Santo Domingo (República Dominicana) La capital dominicana, que muestra en los últimos años un acelerado crecimiento, está a orillas del Caribe. Su zona colonial, donde se levantan algunas de las más antiguas construcciones españolas en América, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Santo Domingo fue fundada por Bartolomé Colón, hermano del descubridor, en 1498: datan de estos primeros tiempos la Catedral Primada de América, la antigua residencia del virrey Diego Colón, el Monasterio de San Francisco, la antigua Fortaleza Ozama. Codiciada por ingleses y franceses, los dominicanos reivindicaron con orgullo su independencia y hoy se abocan con entusiasmo a la actividad económica que vino a respaldar a la tradicional producción de caña de azúcar: el turismo, en plena explosión desde hace dos décadas. Cordiales y alegres, hacen de la visita a esta porción del Caribe una experiencia para recordar. Entre las playas más cercanas a Santo Domingo, se recomiendan Boca Chica, de aguas tranquilas gracias a la protección de una barrera de coral; Juan Dolio, también distinguida por sus arenas y corales, con animada vida nocturna, y La Caleta, bordeada de pequeñas islas frente a la costa. Más lejos, ya hay que irse hacia Punta Cana, donde no hay historia pero sí algunas de las mejores playas del Caribe. Aquí y en sus alrededores se concentra al menos un tercio del turismo internacional que llega a la República Dominicana. www.godominicanrepublic.com
Guadalupe (Antillas francesas) Está a más de 7000 kilómetros de Europa, pero es territorio francés y, como tal, allí se escucha el idioma de Molière y circula el euro. Si lo primero es una refrescante variante en el ámbito caribeño, lo segundo no tanto, dados los tipos de cambio de hoy. Pero Guadalupe es, sin duda, una isla diferente. La isla principal, que se conoce como “Guadalupe continental” porque está rodeada de otras cinco más pequeñas, se compone en realidad de dos islas separadas por un brazo de mar: son la Grande-Terre, que vive de las plantaciones de caña de azúcar, y la Basse-Terre, una isla volcánica cuyo pico más alto es La Soufrière, un volcán en actividad. Toda la región está rodeada de magníficos bosques y hay numerosos senderos para trekking y caminatas, que ofrecen así combinar el mar con la montaña. Más allá de la playa, el snorkeling y el buceo, vale la pena visitar el Museo del Rhum de Sainte-Rose, el Museo Saint John Perse de Pointe-à-Pitre y las plantaciones de café y cacao. Para los amantes de la flora y de los ambientes exóticos, y también para los que prefieren las islas más grandes, Guadalupe es un auténtico paraíso. www.franceguide.com
Martinica (Antillas francesas) Es una isla pequeña, pero de increíble diversidad. La primera impresión es que, para lo que sea, hay que subir o bajar... relieve obliga. La isla tiene varios paisajes diferenciados: el lado atlántico, o “lado del viento”, la costa sur donde se destaca la península de la Caravelle y los islotes de aguas tranquilas que contrastan con las olas del océano; el lado del Caribe sur, de aguas azules y tranquilas, con playas de arena blanca bordeadas de cocoteros, y la costa del Caribe norte, de arena cenicienta donde se suceden las bahías de aguas tranquilas y los pueblos de pescadores. La capital es Fort de France, una ciudad de gran actividad comercial y administrativa, pero su verdadero encanto está en los numerosos pueblitos del interior y las costas, que permiten descubrir el modo franco-caribeño de vivir y hacer las cosas. Macouba, un minúsculo poblado construido sobre un acantilado; Le Marigot, dedicado al cultivo de las bananas; Marin y Robert, lugares perfectos para la navegación a vela y las regatas, donde hay islotes con iguanas; Anses d’Arlet, un pueblo de pescadores de magníficas playas; Le Carbet, el lugar donde desembarcó Colón y que más tarde fascinaría a Paul Gauguin. Para los que buscan un Caribe de relieve variado y están dispuestos a internarse en la cultura créole surgida del mestizaje.
www.martiniquetourisme.com
St. Barthélémy (Antillas francesas) Son apenas 25 kilómetros cuadrados, que condensan lo más lindo que el Caribe puede ofrecer. La isla de St. Barthélémy, recientemente “independizada” de Guadalupe, fue bautizada por Bartolomé Colón, hermano de Cristóbal, en 1493, pero quedó prácticamente librada a sí misma: la belleza no garantizaba la fertilidad de las tierras. Hubo luego en el siglo XVII un período de colonización francesa, otro en manos de la Orden de Malta, otro bajo ocupación británica, otro entre batallas de piratas y el paso de algún que otro huracán: una historia movida que no ayudaba a identificarla en los mapas. Hasta que la familia Rockefeller la descubrió y la convirtió en paraíso del jet-set: a pesar de las buenas conexiones aéreas y marítimas, St. Barth sigue siendo de difícil acceso y, por lo tanto, exclusiva. La capital, Gustavia –es una herencia de la colonización sueca– no es más que un pequeño pueblo rodeado de sol y playas. La actividad favorita de los turistas es recorrer la isla en moto o jeep, una vuelta que sin duda no lleva demasiado tiempo, a la vez que se entrena el oído en las inflexiones del francés insular y el créole de la isla. Los lugares más visitados de St. Barth son el puerto deportivo de Public, el pueblo de pescadores de Corossol, y las playas de Lorient, preferidas por los surfistas. St. Barth es, gracias a su pequeño tamaño y autenticidad, el lugar ideal para quien busca unas vacaciones de incógnito y tranquilas en un lugar paradisíaco, no masivo y exclusivo. www.gotostbarths.com
Cayo Largo (Cuba) Cayo Largo del Sur, parte del archipiélago de los Canarreos, es sede de un conocido concurso internacional de fotografía submarina: basta ese dato para confirmar lo que los buceadores ya saben, que este lugar es uno de los ideales para las inmersiones submarinas, de principiantes y expertos. En el lugar mismo se ofrecen curso de buceo con certificaciones, que permiten acceder a los más bellos rincones de la barrera coralina, paredes submarinas y barcos hundidos, siempre con una visibilidad excepcional gracias a la transparencia del agua. Sus fondos marinos están clasificados entre los mejor conservados del mundo. En la superficie, playas de arena blanca, cocoteros y manglares completan el paisaje tropical de las playas Paraíso, Sirena, Lindamar y Los Cocos. Desde Cayo Largo del Sur, que no supera los siete kilómetros en la parte más ancha y apenas uno en la más angosta, parten safaris en yate y velero, además de excursiones en barco con fondo transparente para ver el fondo del mar. Muy bien conectado con vuelos diarios desde La Habana, el islote es lugar de desove para las torturas marinas de las especies caguama, verde y carey, que llegan a estas costas entre abril y septiembre.
www.cubatravel.cu
Los Roques (Venezuela) Los Roques es un pequeño archipiélago formado por un collar de islas diminutas, que se estiran alrededor de Gran Roque, la isla principal, junto a las costas caribeñas de Venezuela. “Principal” no significa grande: Gran Roque mide apenas tres kilómetros por uno, pero las dimensiones del archipiélago aumentan considerablemente si se considera que el Parque Nacional a su alrededor protege 225.000 hectáreas de fondos submarinos. Se llega a Los Roques en avión desde la Isla Margarita, pero es un mundo totalmente diferente de su concurrida y comercial vecina: aquí el ambiente es de extraordinaria diafanidad, pura arena, mar y avifauna habitante de los cayos, además de las iguanas y las visitantes tortugas marinas. Los operadores de buceo ofrecen inmersiones para ver peces ángel, barracudas, meros, erizos, esponjas y también experiencias de snorkel para los menos avezados. El fondo marino tiene el atractivo de las grutas, muchas todavía inexploradas, y la vistosa Ensenada de los Corales (una suerte de mar cerrado de aguas poco profundas, corrientes suaves y mar tranquilo). Los Roques es uno de los mejores lugares del Caribe para bucear –se organizan incluso salidas con vida a bordo, siempre embarcados para aprovechar bien el tiempo y los mejores lugares– y para quienes buscan la tranquilidad, soledad y naturaleza por encima de la vida nocturna y los paseos comerciales.
www.los-roques.org
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