Quienes conocen Las Leñas en invierno se sentirán desorientados al llegar al valle bajo el sol veraniego, y quienes aún no lo han visitado, se sorprenderán ante la belleza de este lugar más conocido como un glamoroso centro de esquí que como una buena alternativa para veranear en familia. Un clima perfecto de días cálidos y soleados, y noches frescas bajo un cielo estrellado invitan a aventurarnos en esta pequeña caja de cristal enclavada en el sur mendocino que, luego de descansar de la agitada invernada, abre sus puertas desde fines de diciembre hasta Semana Santa. El turismo aventura en sus más diversas manifestaciones es la principal atracción de Las Leñas, que cuenta con un equipo de guías que extreman la seguridad al máximo y brindan un servicio acorde con las necesidades de quienes hasta aquí llegan.

TRACCION A SANGRE Las cabalgatas son un clásico de la montaña que no puede faltar en Las Leñas durante los meses de calor. Gaspar es el hombre de los caballos, quien heredó el oficio de su padre, Don Ramón Rojas, un hombre curtido por la vida montañesa que ya no se ocupa tanto de los equinos aunque continúa llevando a sus animales a la veranada, año tras año. Ambos, junto con Carlitos, el guía que irá al frente de la cabalgata, preparan pacientemente los caballos que llevarán al grupo cuesta arriba hacia La Colina, en una incursión de mediodía.

A medida que los jinetes se alejan, el valle va tomando otra dimensión: los medios de elevación sólo se mueven ocasionalmente por acción el viento, las pistas sin nieve han dejado lugar a senderos pedregosos, de un tono verdeamarronado, salpicado de florcitas amarillas y violetas.

Los caballos suben lentamente entre la vegetación achaparrada, donde sobresale la Leña Amarilla o Colil Mamil, y pasan de lado de algunos bajos pero tupidos racimos de flores violeta furioso, que de golpe sobresalen en la dominantes color tierra, hierba y piedra. El ascenso a La Colina dura poco más de hora y media, y desde allí, mate en mano, se aprecia el valle en todo su esplendor estival, mucho más calmo y relajado que durante la pompa invernal. El descenso, un tanto más rápido y de cara al Cerro Leñas, culmina a la vera del río, completando así este circuito en unas tres horas.

Otra de las alternativas es realizar una cabalgata de día completo partiendo a las 9 de la mañana y retornando antes el crepúsculo, con almuerzo incluido. Para los más pequeños, estas actividades tal vez sean demasiado duras o extensas, pero aquí no hay de que preocuparse: los niños de hasta 6 años cuentan con un “Kids Club” donde pueden divertirse con sus pares y guías acordes con sus necesidades; y entre los 6 y los 12 pueden animarse con las actividades de “Mini Aventura”.

TRACCION A PEDAL La bicicleta es una actividad que tiene la particularidad de poder practicarse en diversos terrenos, y es por estos valles que tanto el ser urbano y amante de la bici como un principiante –siempre que sean mayores de 12 años– pueden pedalear entre piedras y arroyos, desandando el valle del río Deshecho hasta llegar a su encuentro con el Salado, una hermosa vega verde brillante dónde pastan las vacas. Otra de las posibilidades para la práctica de mountain bike es llegar hasta el Pozo de las Animas, dos fantásticas depresiones con espejos de agua en el fondo, a unos doce kilómetros de la base de Las Leñas, técnicamente llamadas dolinas y repletas de mitos y leyendas.

El Malevo y Juan Pedro son dos guías especializados en actividades de montaña que acompañan al grupo en la incursión ciclista. Antes de partir explican con paciencia oriental el funcionamiento básico de las bicicletas, y todas las recomendaciones necesarias para no sufrir caídas y lesiones dadas las condiciones del terreno pedregoso. El casco es obligatorio y no se debe intentar tomar fotografías andando: hay tiempo suficiente para detenerse en ciertos puntos y hacer las imágenes que uno desee.

CON LOS PIES SOBRE LA PIEDRA En Las Leñas no sólo en invierno se puede disfrutar del vértigo en las alturas o laderas de las montañas. Durante la temporada veraniega, aquellos que quieran saber qué se siente al escalar una pared de piedra o descenderla raudamente en rappel tienen la chance de aprender algunas de las técnicas que hacen a estas actividades entretenidas y no tan riesgosas como parecen.

Sebastián, Juan Pedro y el Pelado son los tres expertos montañistas que explican las técnicas de escalada y descenso en rappel. Munidos de resistentes sogas, seguros, ganchos y ganchitos de todo tipo y color, detallan cada uno de los movimientos a realizar con los pies sobre la piedra. Aquí nada queda librado al azar, el Pelado queda colgado de diversas formas para mostrar qué se debe y qué no se debe hacer, en tanto Juan Pedro sostiene y tensa la soga que asegura al guía que pende a diez metros del suelo. Unos pasos más arriba está Sebastián, quien tiene la tarea de explicar, asegurar y motivar a cada uno que se atreva a descender con el cuerpo en ángulo recto o perpendicular al paredón de piedra y de espaldas al valle. En un principio cuesta dejarse caer al vacío, pero hay que soltarse y en una fracción de segundo el descenso en rappel será una delicia.

Y si de audacias se trata, no sólo se puede vivir la aventura en las laderas de piedra. También existe la posibilidad de atravesar un río con una tirolesa en cuestión de segundos. La novedad de esta temporada es la nueva Tirolesa del Grito: se eleva a casi cuatrocientos metros, y realmente dan ganas de gritar bien alto, es adrenalina pura. Pero quienes no se le atrevan no deben desanimarse: en el valle del río Deshecho, allí donde se abraza con el río Salado, hay una tirolesa más chica para surcar el río por los aires sostenido de un arnés.

RAFTIN Y BUCEO DE ALTURA Un clásico de las regiones de montaña durante el verano es el rafting. El río Salado, que presenta un grado de dificultad dos y en ciertas ocasiones en que su caudal aumenta se eleva a tres, es el protagonista exclusivo en esta actividad extremadamente divertida y refrescante. Luego de la explicación y recomendaciones previas de los guías responsables, y una vez dentro de los siempre incómodos pero necesarios trajes de neoprene (a pesar del calor el agua del río es muy fría), habrá que alistarse para remarla en grupo río abajo, siempre obedeciendo la voz de mando: el guía que timonea. De tanto en tanto, una especie de baldazo de agua helada sacude la embarcación y los embarcados, en tanto el equipo la rema en un rápido. Los botes tienen capacidad para seis personas más el hombre timón, y acompañando estos gomones gigantes va un pequeño kayak que puede llegar a ser útil si es que alguien se cae al agua y es necesario rescatarlo. Esto rara vez sucede si se toman las precauciones necesarias en un río con este grado de dificultad.

Pero las aventuras acuáticas no terminan en la superficie. Si bucear en las cálidas aguas del mar Caribe tiene su toque de exotismo, sumergirse en las gélidas aguas de la laguna del Valle Hermoso resulta tanto más exótico. No son muchos los lugares en Argentina donde se puede practicar el buceo de altura, una experiencia que seguramente sorprenderá y cautivará a quienes gusten de nadar bajo el agua en pos de nuevas sensaciones. Allí descubrirán diferentes especies de peces y vegetación de las que se encuentran habitualmente cuando se bucea en altamar.

FINAL DE JORNADA En este verde y hermoso valle con placas de nieves eternas y cercanas a la frontera con Chile, también se pueden encontrar algunos petroglifos, o simplemente relajarse y observar: la profunda belleza del lugar lo amerita. Y para concluir un duro día de aventuras en el valle, nada como un chapuzón al atardecer en la pileta climatizada del Hotel Piscis, con el espectacular marco de la cordillera de fondo.