SUIZA > EN EL LAGO DE LOS CUATRO CANTONES
El lago de los Cuatro Cantones es el corazón de Suiza y también su centro histórico. En sus orillas se fundó en el siglo XIII la Confederación para enfrentar a los austríacos. Y en esa época heroica también surgió la mítica epopeya de Guillermo Tell.
› Por Graciela Cutuli
Pronto será 1º de agosto, y en los Alpes suizos las banderas rojas con la cruz blanca estarán más presentes que nunca. Esta bandera, la única del mundo de forma cuadrada, famosa también porque remite a la creación de la Cruz Roja, tendrá un significado más particular en la pradera del Rütli, una parcela herbosa abierta entre los bosques a orillas del lago de Uri. Allí, en uno de los brazos del Lago de los Cuatro Cantones, el 1º de agosto de 1291 tres campesinos juraron prestarse fidelidad y asistencia en su lucha contra los austríacos. Crearon –sin saberlo aún– la Confederación Suiza. Y como en cada historia hay una leyenda, en aquellos tiempos heroicos surgió la figura del suizo más famoso de todos los tiempos, aquel que tuvo que encontrar valor para plantar una flecha en una manzana sobre la cabeza de su propio hijo. No hacía falta más para que su figura tomara dimensiones legendarias, como protagonista de una verdadera gesta que culminó en la obra de Schiller.
En tiempos de Guillermo Tell la bandera suiza no flotaba sobre la pradera del Rütli como hoy, pero al margen de este detalle no hubo grandes cambios durante estos siete siglos, y la pradera sigue siendo pradera, con vacas pastando, el lago a sus pies y los Alpes enmarcando el horizonte.
UN HEROE DE PELICULA Por sus hazañas y el mito consecuente, Guillermo Tell parece haber sido creado para una buena película de acción de Hollywood. Hubo varias a lo largo del siglo XX, y actualmente se está rodando en la región de Lucerna y en Austria la más nueva de todas, que se estrenará el año próximo. Esta versión, a diferencia de otras que se tomaron ciertas licencias, al parecer seguirá muy fielmente la obra de Schiller: aunque aún no se sabe demasiado, está confirmado que Kiera Chaplin, la nieta del genial Charles, encarnará a la mujer de Tell. No habrá que extrañarse si después del estreno se produce un auge del turismo en la región donde se puede seguir paso a paso la leyenda del héroe, sobre ambas riberas del lago de Uri.
El puntapié del circuito Tell empieza en Burglen, un pequeño pueblo construido sobre la montaña en las afueras de Altdorf (la capital del cantón de Uri). Pequeño y pulcro, se destacan sus fachadas pintadas con escenas renacentistas y calles donde hasta los autos se deslizan en silencio, mientras los vecinos se saludan al pasar con un muy cordial “Grüezi”, el “hola” suizo. En verano, mientras se preparan los festejos del 1º de agosto, Burglen concentra sus recuerdos en su hijo más famoso: según la leyenda, Guillermo Tell fue un vecino de este pueblo. Allí vivía con su familia, aunque no se sabe exactamente dónde. La casa de Tell no existe, quizá porque el personaje mismo nunca existió: y aunque los habitantes de Burglen juran que sí, los historiadores se muestran más dubitativos. Se supone que la casa de la familia habría estado en el lugar donde se construyó, en 1582, la Capilla de Tell. Además de esta capilla, en Burglen se levanta la estatua de Guillermo Tell y su hijo, al borde de la calle principal. No es el más lindo ni el más conocido de todos los monumentos dedicados al personaje en Suiza, pero sí el más antiguo. Originalmente situado en Altdorf, se remonta al año 1786, antes incluso de la obra de Schiller, sin duda el disparador que permitió a Tell convertirse en uno de los personajes más famosos del toda la Edad Media europea. En el Museo Tell de Burglen, pequeño pero muy interesante, se reunieron numerosas versiones y traducciones de la obra de Schiller; también se pueden ver en sus salas colecciones de objetos relacionados con su figura y hazañas. El museo está emplazado en una torrecita de aspecto medieval, en el centro mismo del pueblo.
UNA BUENA HISTORIA Los pasos de Guillermo Tell nos llevan luego hacia Altdorf, la capital cantonal, a orillas del lago. La ciudad fue construida sobre un eje estratégico que cruza los Alpes de norte a sur, junto al paso del Gotardo, abierto en el siglo XIII. Enseguida Altdorf fue puesta bajo la jurisdicción de la casa de Habsburgo: fue entonces cuando se produjo el episodio más famoso de la gesta de Guillermo Tell. Se cuenta que Gessler, el odiado representante de los austríacos, puso su gorro tirolés sobre un palo en el centro de Altdorf y pidió a todos los vecinos que lo saludaran al pasar. Pero Tell y su hijo se negaron a ese gesto de sumisión: en represalia, Gessler ordenó al campesino que lanzara una flecha contra una manzana colocada en la cabeza de su hijo. Por la crueldad del castigo, y lo conocido del episodio, no parece quedar aquí espacio para el mito: incluso se cree conocer la ubicación precisa del drama, en el centro del predio que hoy es la plaza central de Altdorf. Allí mismo se encuentra hoy una estatua de Tell en pose viril y decidida, posando para la eternidad con su arma sobre el hombro y una mano protegiendo a su hijo Walter. Una réplica de esta estatua se encuentra en Tell City, una ciudad fundada por suizos en el lejano estado de Indiana, en Estados Unidos.
Mientras tanto, en Altdorf Guillermo Tell está hasta en la sopa... o al menos hasta en la pizza, ya que hay una pizzería Tell, un pub y muchos otros negocios con su nombre. En 2012 se festejarán además los 500 años de los Juegos de Tell, una serie de representaciones teatrales para las cuales la municipalidad estrenó recientemente una moderna sala (los últimos juegos fueron en 2008, y para el próximo aniversario se prevén manifestaciones importantes relacionadas con el célebre personaje).
NAVEGANDO POR EL LAGO Si bien Tell no fue uno de los tres suizos conjurados que se reunieron en Rütli, sí fue uno de sus contemporáneos. Es así que a orillas del Lago de Uri ambas historias se mezclan y no se puede ir tras una sin la otra. Por eso, lo mejor es subirse a uno de esos barcos con paletas que surcan el Lago de los Cuatro Cantones y van de embarcadero en embarcadero desde Altdorf hasta Lucerna. El punto de partida es exactamente Flüelen, un pueblo vecino de Altdorf: luego, a lo largo y ancho del lago hay paradas en Tellskapelle, Bauen, Treib, Sisikon, Brunnen y por supuesto en la vecindad de Rütli. Este itinerario también se puede hacer a pie, junto a las orillas y gracias a un camino señalizado conocido como la Vía Suiza, que cada 1º de agosto se transforma en uno de los senderos más concurridos por suizos y turistas, para recordar la fiesta nacional pero también disfrutar el sol veraniego.
También en Tellskappelle, la capilla de Tell, se recuerda otro momento de la historia: fue allí donde el héroe suizo saltó del barco en donde Gessler lo llevaba preso, en plena tormenta, y alcanzó la tierra en una gran piedra -–la “Tellsplatte”– situada en este lugar de la costa. Más o menos enfrente, sobre la otra orilla del lago, se levanta Bauen, una suerte de pueblo de muñecas que deslumbra por su pulcritud y perfección a los propios suizos, lo cual no es poco decir. Además, sorprendentemente tiene ciertos aires tropicales, ya que allí un particular microclima permite crecer palmeras y plantas que lucen muy exóticas en el corazón de los Alpes. Bauen es también el pueblo donde vivió Patrick Zwissig, el autor del himno nacional suizo. Finalmente se puede desembarcar en Rütli o en Treib, desde donde se aborda un funicular hasta el pueblo de Seelisberg, sobre la montaña que aparta el lago de Uri del resto del lago de los Cuatro Cantones. Desde allí hay una vista hermosa sobre todo el lago y por supuesto sobre la pradera de Rütli, que luce verde en medio de los bosques, no muy lejos de la orilla del lago. Un mástil y una bandera son las dos únicas concesiones a su estatuto de “lugar nacional”, ya que la pradera fue conservada como tal, incluyendo las vacas pastando. Se dice que siempre hay dos por lo menos, para las fotos de los turistas... una prueba de que no se descuida ni el más mínimo detalle.
En Rütli, escondido entre los árboles, tal vez para no arruinar las tomas, hay un restaurante y muy cerca una especie de “museo recórralo usted mismo”: una cabaña de madera, sin guías ni cuidadores, donde se puede ver una exposición sobre los tres confederados y los orígenes de Suiza. Finalmente, volviendo hacia Flüelen se pasa de nuevo por Bauen, con sus aires de Riviera italiana: la historia no dice si ya era así en tiempos de Guillermo Tell, lo cual es muy improbable, pero también es de imaginar que mucho de lo que se verá el año próximo en la nueva película también lo será. Claro que “se non è vero, è ben trovato”” (si no es cierto, está bien pensado), como dicen los vecinos italianos. Y en Altdorf, Rütli y Burglen, la historia está muy bien pensada...
Información sobre Suiza en general: www.misuiza.com, y sobre el Cantón de Uri en www.altdorftourismus.ch y www.altdorf.ch
La Pradera de Rütli es un lugar de acceso libre y gratuito. El museo interpretativo está abierto todo el año, y también es gratuito.
El Museo Tell en Bürglen abre de mayo a octubre de 10 a 17. Más datos en el sitio www.tellmuseum.ch.
Para navegar sobre el lago, se compra el pasaje al embarcar. También se pueden comprar pases, y el Swiss Pass para circular por Suiza en tren también incluyen estos barcos. Información sobre horarios y precios en www.lakelucerne.ch.
Más datos sobre la Vía Suiza en www.weg-der-schweiz.ch
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