Por Julian Varsavsky

En los últimos años el turismo de estancias se ha consolidado como un clásico para quienes optan por el descanso y la buena comida, rodeados de una atmósfera del siglo XIX que sobrevive en mobiliarios, carretas, aljibes e historias de malones y terratenientes que aún resuenan entre las paredes de adobe de los antiguos cascos. En las provincias de Buenos Aires y Entre Ríos existen más de un centenar de establecimientos de campo reacondicionados para el turismo. A continuación un informe con tres opciones de distinto perfil.

Con estilo frances En la provincia de Buenos Aires, 560 kilómetros al sudoeste de la Capital Federal, y en las afueras de la ciudad de Pigüé, la estancia La Lucía ofrece la posibilidad de combinar los días de campo con las sierras y el aire puro de la zona. Su historia se remonta a uno de los inmigrantes franceses que poblaron Pigüé a fines del siglo XIX: Augusto Champredonde. Hoy en día, sus nietos y bisnietos reciben huéspedes en el antiguo casco de la estancia, una antigua “maison” francesa con ladrillos a la vista que data de 1927.
Un camino flanqueado por dos hileras de árboles que forman una verdadera bóveda vegetal precede al casco de la estancia, donde sobresale una torre con techo cónico que evoca la imagen de un castillo de hadas. Al casco se ingresa por una sala ocupada por una vieja mesa de billar, y tras una alta puerta de dos alas hay un luminoso living con antiguos sillones y un hogar a leña de estilo art-déco. El decorado incluye un piano y una vitrola a manivela de principio de siglo XX, donde aún se escuchan viejos discos de tango. En algunos cuartos, con piso de madera, también hay armarios y camas de diseño art-déco, y en otros todavía cuelgan del techo aquellas lámparas con flecos de mostacillas y se mantienen intactos muebles art nouveau. Cada detalle del confort y la decoración están finamente cuidados, desde los enormes y esponjosos toallones hasta los jabones aromáticos del baño y los almohadones de seda sobre la cama.
La comida es un capítulo aparte en La Lucía. Predomina el gusto francés, por supuesto, representado por las crêpes de jamón y queso, el lomo al champignon y el carré de cerdo. Siempre está planificado un asado para alguno de los almuerzos, así como tallarines caseros con diferentes salsas tradicionales o agridulces. Pero el plato mayor, con el que la señora Carmen Champredonde cosecha los mayores halagos, es la fondue de queso con trocitos de pan, salchichas y peras secas. Y al despertar por la mañana, en el comedor nos espera un suculento desayuno con pan casero endulzado, dulce de leche y de ciruelas, mermelada de membrillo y miel azucarada, todo de producción propia de la estancia.
Un aspecto distintivo de esta estancia son sus cabalgatas por la geografía serrana de la cadena de Ventania. A través de caminos entre las plantaciones de trigo, girasol y soja de La Lucía, que también produce ganado vacuno, ovino y porcino, se puede llegar hasta la cima de la sierra donde se ve el pico Curamalal (1040 m.s.n.m.), el más alto de la zona. Hay quienes optan por el sulky o eligen caminar por las vastas extensiones y subir entre las rocas hasta la parte más alta.

Cómo llegar: El tren de Ferrobaires une Constitución con Pigüé los días lunes, miércoles y viernes a las 21.10, y llega a Pigüé a las 6.53. La opción más recomendable es viajar en los confortables coche-dormitorio, con cama y lavamanos, para dormir toda la noche del viernes y llegar a Pigüé el sábado a la mañana. Este servicio cuesta $ 31,50. La clase turista cuesta $ 14; primera, $ 15,50 y pullman $ 19 (los jubilados tienen 35% de descuento, los menores de 13 años un 50% y los estudiantes primarios, secundarios y universitarios, un 35%). Informes al teléfono: 02923-476449. En auto se llega a Pigüé por la ruta 205, pasando por Cañuelas y Lobos. Luego se sigue por la ruta 65 pasando por Saladillo, Bolívar, Daireaux y Guaminí, donde en la rotonda se toma la Ruta Nacional 33 hasta Pigüé.
Precios: El alojamiento con pensión completa cuesta $ 90 por persona (incluye desayuno, almuerzo, merienda, cena, caminatas guiadas por las sierras, paseos a caballo y en sulky). El alojamiento con media pensión cuesta $ 75. Niños de 3 a 12 años pagan $ 70 ($ 55 m/p). Hasta 3 años, sin cargo. Estancia La Lucía. Tel.: 02923-475165 e-mail: piguetours@ 8.coopenet.com.ar Sitio web: www. pigueturismo.com.ar

La Encantada La casa de campo La Encantada se distingue, entre otras cosas, por el hecho de que si el huésped tiene un antojo tan excéntrico como hacer un viaje en globo, los anfitriones podrán darle ese gusto (cuesta $ 150). Además de volar y observar el espectáculo, el visitante puede alojarse en las cómodas habitaciones de La Encantada, o simplemente pasar allí un día de campo.
El casco principal, con gruesas paredes de ladrillo y adobe, data de 1856. La fachada presenta un estilo italiano y las tejas de Marsella son las originales del siglo XIX, cuando funcionaba aquí la feria de remates de hacienda Pedro y Antonio Lanusse.
Un extenso parque con un molino y un bosque de eucaliptos centenarios de 35 metros rodea el casco. Alrededor, sobre un césped digno de un campo de golf, crecen árboles de cítricos y un pequeño cañaveral. Los habitantes del jardín son los pavos reales, las vacas lecheras, las ovejas y los caballos. Ciertos visitantes llegan a pasar el día atraídos por la piscina rodeada de pinos, y los niños disfrutan de diversiones a su medida como pasear en un pony.
Una huerta a salvo de productos químicos es el orgullo de La Encantada, y sus vegetales acompañan las comidas del restaurante, cuyos enormes ventanales ofrecen una panorámica de todo el parque. La gastronomía de esta posada es famosa en la zona, y hay clientes que vienen solamente a comer. Su dueña, Marcela Grinberg, se encarga personalmente de la cocina y se especializa en platos como pollo con salsa de naranjas (ambos ingredientes producidos en la chacra propia), lomo al champignon (los hongos crecen naturalmente en los jardines) y diversos platos de carne blanca rociada con salsas de hierbas aromáticas. Y como en toda estancia que se precie, los asados al aire libre son un clásico de los domingos. Para los postres se puede paladear un marquisse de chocolate, crêpes de ricota, tarta de manzana o un vaso de yogur fresco (todo de producción casera).

Cómo llegar: La empresa Trébol Express ofrece un servicio de combis que llegan directamente hasta La Encantada. El pasaje cuesta $ 12 y parten desde Marcelo T. de Alvear y Callao los sábados y domingos. Antes se debe reservar al teléfono 4774-5633 02323-492471. En auto se llega por la Ruta Panamericana (ramal Pilar). Luego se debe tomar la Ruta Nacional 8 hasta el kilómetro 68,5 y allí doblar a la derecha en la ruta 39 hasta Capilla del Señor. También se llega en tren desde Retiro.
Precios: Pasar un día de campo en La Encantada cuesta $ 28 (menores de 10 años, $ 15) incluyendo almuerzo, merienda, cabalgata y acceso a la pileta en verano. Pasar el fin de semana (con una noche de alojamiento y pensión completa sin bebidas hasta el domingo a la tarde) cuesta $ 120 (menores de 10 años $ 60). Incluye dos almuerzos, una cena, dos meriendas y cabalgata. Alojarse con pensión completa de sábado a la mañana a domingo a la mañana cuesta $ 90. Los días de semana la opción anterior cuesta $ 75. Tel.: 02323-492063 E-mail: [email protected]

El Vigilante A 260 kilómetros de Buenos Aires, cerca de la ciudad entrerriana de Concepción del Uruguay, la estancia El Vigilante es una buena base para recorrer los diferentes destinos turísticos de la zona, entre ellos el Palacio San José, que perteneciera al general Urquiza. A diferencia del común de las estancias, El Vigilante ofrece la alternativa de utilizarla como hotel (sin las comidas, salvo el desayuno) a un precio de $ 40 por persona, lo cual es ideal para quienes desean alternar días de playa y de pesca con la visita al Palmar de Colón.
El Vigilante está a 25 kilómetros de Concepción del Uruguay, una distancia prudencial como para sentirse realmente en medio del campo. En El Vigilante el huésped está en contacto todo el tiempo con la actividad agrícola ganadera que se viene desarrollando aquí desde 1928, cuando el padre de los dueños actuales –la familia Moras– adquirió 1000 hectáreas de una estancia mucho mayor, donde pastorean vacas, ovejas y caballos. El sector que comprende la estancia actual correspondía al puesto de vigilancia del original latifundio. A 200 metros del casco central –de estilo californiano– hay una pequeña laguna artificial con algunos patos junto a un bosquecillo donde cuatro ñandúes se dedican a picotear el suelo de la mañana a la noche.
El Vigilante tiene capacidad para 12 visitantes distribuidos entre el casco central y la casa de huéspedes, alojados en cómodas habitaciones con hogar a leña. Además de las cabalgatas por la estancia, se hacen paseos en sulky e incluso se puede aprender algunas labores de campo como ordeñar una vaca, enlazar o arrear ovejas, quizá lo que más divierte a los chicos. También hay una piscina y un espacio para jugar al crocket y al sapo.
Las arboledas que rodean el casco ofrecen la abundante sombra de colosales magnolias, eucaliptus, paraísos y cedros. Al fondo se extienden los campos verdes sin árboles donde sobresalen apenas cinco palmeras yatay.
Durante la estadía el plato más esperado es el célebre corderito asado, servido al aire libre bajo los árboles. La noche es el momento de las pastas, con tallarines y canelones de verdura. Y para los postres llegan un delicioso flan casero y los panqueques con dulce de leche.

Cómo llegar: Desde Buenos Aires, por la Autopista del Sol hasta Campana. Luego se deben tomar las rutas 12 y 14 hasta Zárate-Brazo Largo, Gualeguaychú y seguir rumbo a Concepción del Uruguay (ver plano en sitio web).
Precios: El alojamiento con pensión completa cuesta $ 110 por persona ($ 85 media pensión). Un paquete de dos días y una noche, con pensión completa, cuesta $ 130 por persona ($ 110 media pensión). El alojamiento con desayuno cuesta $ 40 por persona.
Tel.: 03442-422135 e-mail: [email protected] Sitio web: www.sectur.gov.ar/estancs/vigilan/index.htm