Dom 23.01.2011
turismo

CAMPING EN LOS BOSQUES DE MOQUEHUE

Al borde del lago

Junto al espejo de agua rodeado de montañas del lago Moquehue está uno de los campings más idílicos de la Patagonia, especializado en excursiones de aventura como kayak, canopy y trekking. Tranquilidad absoluta a la sombra de los bosques andino patagónicos.

› Por Julián Varsavsky

En el noroeste de Neuquén existe un pueblito de casas desperdigadas llamado Moquehue, una de las perlitas mejor escondidas de la Patagonia, totalmente al margen del turismo masivo. Se levanta alrededor del lago Moquehue, rodeado a su vez por montañas con picos nevados que se reflejan invertidos en el espejo de agua. Muchos expertos en la Patagonia no conocen ni de nombre este lugar, algo que lo hace por demás interesante para ir a explorar un poco. Y lo que hay allí son unas pocas posadas, algunas cabañas de personas que eligieron instalarlas en Moquehue justamente porque hay muy pocas cabañas –por ahora– y un camping bastante singular que está como camuflado por un espeso bosque andino patagónico en una ladera de montaña, donde se hacen excursiones de aventura como trekking, canopy y kayak.

El camping Trenel está junto al lago Moquehue –a 23 kilómetros de Villa Pehuenia–, dentro de la Reserva Natural Pulmarí. Se lo puede visitar en el día desde Villa Pehuenia pero lo ideal es alojarse en carpa para disfrutar de un camping con las instalaciones necesarias –restaurancito, baños y agua caliente– y muy poca gente. La tranquilidad es extrema y para respetarla no se permite poner música fuerte.

El camping funciona de diciembre a marzo y en promedio los acampantes se quedan unos cuatro días, aunque si la consigna es simplemente descansar, tranquilamente uno puede quedarse 15 días y salir a remar todas las mañanas, y visitar Aluminé, Lago Quillen, Ñorquinco, Villa Pehuenia y el Parque Nacional Conguillío en Chile, donde está el volcán Llaima. Además en el lago se pescan percas y truchas marrón y arco iris, todas con devolución.

El lago Moquehue. La serena belleza de un lugar casi secreto.

A LA AVENTURA El canopy, una actividad cada vez más difundida en la región cordillerana, consiste en lanzarse colgado de un arnés con el sistema de tirolesa entre un árbol y otro. El del camping Trenel tiene cinco estaciones que unen la copa de altos pehuenes y coihues sobre la ladera de una montaña que cae a pique en el lago.

Los circuitos de trekking son otro atractivo especial de este camping y los hay de diferente duración, todos factibles de hacer de manera autoguiada. Aunque para otros no hay mayor placer posible en el camping que una siesta en el pasto a la sombra de los árboles.

La excursión más placentera y relajada de todas que se hacen desde el camping es una salida en kayak por el lago. Junto al lugar donde comienza la excursión en kayak surge una islita rocosa con una araucaria solitaria que parece el clásico dibujo de las historietas de náufragos. El kayak es del tipo sit on top, en el que el cuerpo queda fuera y por sobre la embarcación, ideal para principiantes porque es muy estable. Son de plástico inyectado, muy livianos y flotan con apenas cinco centímetros de agua. Al avanzar sobre la transparente superficie la sensación es la de volar sobre una silenciosa alfombra mágica que proyecta su sombra en el fondo del lago.

Por momentos, se ven las truchas pasar como rayos plateados bajo la embarcación. Y cuando uno se cansa de remar puede recostarse en el kayak como si fuera una reposera, para dormir una siesta a la deriva. Luego se vuelve a remar para seguir explorando los recovecos del gran espejo de agua que refleja invertidos los picos nevados de las montañas. Las canoas se pueden alquilar por hora y siempre hay un encargado de seguridad que controla desde la costa con una embarcación disponible.

Los picos nevados del Cordón Bella Durmiente, el volcán Batea Mahuida y del Cerro Colorado son el marco de la remada. Y desde sus laderas los tupidos bosques bajan hasta el borde mismo del lago con una espesura que hace imposible desembarcar, salvo en las excepcionales playitas. Una playita de arenas blancas es el momento cumbre de este paseo, donde uno se puede llevar comida y pasar el día entero sin ver a ningún otro ser humano, entre mates y avistaje de fauna autóctona como el quetro volador y el pato maiceroz

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