SANTA FE. PUEBLOS CON NOMBRE DE MUJER
El programa “Perfume de Mujer” lleva recorridas más de 60 localidades santafesinas interactuando con sus habitantes. La propuesta cultural invita a conocer y reconocer poblados, parajes, comunas y ciudades que atesoran la esencia provincial.
› Por Pablo Donadio
Reconocerlas y devolverles la vida que el tren les quitó. Ese podría ser un buen resumen del programa que inserta la política de forma palpable en varias comunidades de la vasta provincia de Santa Fe. La propuesta, inaugurada en 2008, lleva artistas y espectáculos de la “gran ciudad” a las diversas localidades, pero también reconoce y promueve la riqueza lugareña, consagrada con “los grandes” en una sola fiesta. Todo bajo el motor de la cultura: y es que en Santa Fe no sólo hay mucha soja.
“Al mirar el mapa vimos que, entre las 368 ciudades y comunas, casi cien tenían nombre de mujer, cosa que no se da en otras provincias en semejante proporción. Eso nos inspiró a crear la propuesta ‘Perfume de Mujer’, un programa que visita cada lugar generando cultura”, cuenta la ministra del área, María de los Angeles “Chiqui” González. A raíz de relatos históricos, de investigaciones realizadas y sobre todo de las voces de vecinos y antiguos pobladores, se sabe que muchos de estos nombres se corresponden con legados sentimentales de los colonizadores y hombres fuertes de cada región, en su momento al mando de incipientes pueblos, grandes estancias o parajes que luego fueron comunas y villas reconocidas hasta convertirse en pueblos y ciudades. Paralelamente, otros aportes explican cómo algunos nombres obedecen a amores ocultos y a personajes míticos del pago: “La Rubia” o “La Brava” serían algunas de esas personalidades memorables de los pueblos; por su parte “Las Avispas” obedecería al apodo de las mujeres chismosas del pueblo.
IDA Y VUELTA “La idea fue armar un programa con una distribución geográfica equilibrada y que llegue a localidades grandes, pequeñas y medianas. Siempre proponiendo y no imponiendo. Entonces vamos en busca de la canción, la música, la poesía, la historia y, desde luego, la risa. Para que cada encuentro se convierta en una fiesta de convivencia entre hermanos”, explica la responsable del proyecto.
El valor central de la propuesta está en el sentido de pertenencia que genera dentro de la propia provincia, promoviendo el federalismo y uniendo ciudades enormes con diminutos parajes. Muchos lugares que habían quedado aislados de las grandes urbes, sobre todo con la ida del ferrocarril, ahora conforman parte de una propuesta y ven llegar a artistas de renombre a su lugar. “Es para destacar que muchas veces los festejos se realizan en el propio predio del ferrocarril, que son lugares bellos y muy emblemáticos de cada localidad. También se montan en patios de escuelas, clubes y fundamentalmente plazas públicas”, aseguran desde el municipio. De este modo Helvecia, María Luisa, Matilde, La Lucila, Rosario, Angélica, Aurelia Sur, Santa Teresa, Villa Trinidad, Guadalupe Norte, Elisa, Rafaela, Esperanza, Villa Eloísa, La Sarita, Florencia, Esmeralda y Pueblo Esther son algunos nombres que recobraron escena pública y a los que se ha revalorizado también desde sus propios artistas.
“La temática es la siguiente: primero están los representantes de la región en el escenario, que se monta con cantantes, músicos y cuerpos de baile que integran los chicos del lugar. Allí se da espacio a la música folklórica, al chamamé, al tango y a la poesía, y la comunidad muestra su quehacer también. Después cierra el artista destacado que llevamos nosotros”, completan. Entre esos nombres singulares, que la mayoría de los pobladores de zonas rurales y urbanas alejadas sólo pueden ver por televisión, hubo folkloristas y cantantes populares como Raly Barrionuevo, Teresa Parodi, el Chaqueño Palavecino y el Chango Spasiuk. Soledad Villamil y Susana Rinaldi (emblema local que inauguró el programa en pleno Monumento a la Bandera rosarino) fueron las destacadas para defender y representar el tango, mientras Norma Aleandro sumó prestigio al ya destacado teatro rafaelino.
SER PARTE La Compañía de la Media Luna es la encargada de poner en escena una auténtica kermese al estilo de los años ‘40, con personajes vestidos de época y juegos que reproducen aquellas reuniones barriales al estilo de la película Luna de Avellaneda. “Si bien se destaca la obra de teatro, que es el cierre y donde se pone todo, con muestras circenses y urbanas, lo central es la participación de la gente del lugar. Por eso el grupo llega un mes antes y ‘entrena’ a los vecinos que quieran estar en la kermese y otros lugares de interés. Y así todos son partícipes en su propio festejo.”
Esta especie de circo sin carpa llega y revoluciona cada pueblito donde se instala. A partir de allí comienza la charla a cargo de los actores-profesores con los habitantes que quieran participar de shows diarios o de un par de jornadas. Se los capacita en juegos, narración, música, actuación y demás temas de interés, siempre con la intención de conformar un gran equipo entre los profesionales y los vecinos. Entonces aparecen las habilidades regionales que enriquecen la puesta en escena: desde hacer empanadas y tortas a trabajar con tejidos o artesanías, pasando por la intención de actuar en alguna obra teatral o simplemente atender los puestos, hacer girar la famosa ruleta de premios u oficiar del pescador del estanque en la kermese.
A la fecha se han recorrido unas 60 localidades. Si bien queda visitar unas cuantas más, se estima que podrá completarse el objetivo y desembarcar en cada lugar antes de fin de año, totalizando la cuarta parte del territorio santafesino. Para más información del programa se puede ver este enlace: http://www.santafe.gov.ar/index.php/web /content/view/full/118991/(subtema)/113827
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