IRLANDA. 5000 AñOS DE HISTORIA EN NEWGRANGE
El mágico círculo de Newgrange está en el este de Irlanda: sitio místico más antiguo que el inglés de Stonehenge, donde se concentran numerosos visitantes en diciembre para el solsticio de invierno boreal. Es un área de ritos funerarios con eje en un túmulo central que integra el complejo prehistórico megalítico de Brú na Bóinne.
› Por Graciela Cutuli
Igual que Stonehenge, el gran lugar-culto del misticismo y la arqueología inglesa, Newgrange es circular. Sin embargo, este sitio antiquísimo situado en el este de Irlanda parece tener papeles mucho más antiguos: los arqueólogos lo datan unos 3200 años antes de Cristo, en tanto Stonehenge fue levantado unos siete siglos más tarde. Poco para la edad de la piedra, mucho para la del hombre: lo cierto es que el yacimiento arqueológico más importante de Irlanda, en el condado de Meath, forma parte de un complejo funerario mayor y estuvo “perdido” durante miles de años hasta que, durante el Renacimiento, lo redescubrió un puñado de gente que buscaba piedras para construir sus casas. Lo describieron simplemente como “una cueva”, pero el paso del tiempo, nuevos hallazgos y la investigación científica le devolvieron su original categoría: más incluso que una tumba, los expertos en el significado secreto y aún misterioso de Newgrange prefieren describirlo como un “templo antiguo”. Conocido sobre todo por su túmulo principal, integran el complejo –bajo el nombre de Brú na Bóinne– también otros dos monumentos principales, Knowth y Dowth, pero en realidad en toda la región hay en total unos 35 túmulos más pequeños que revelan su utilización como cementerio prehistórico.
A ORILLAS DEL BOYNE En el conjunto de monumentos funerarios, que se conoce con el céltico nombre de Brú na Bóinne, la mayoría de las excavaciones y restauraciones necesarias para el acceso del público se hicieron entre 1962 y 1975: hoy las imágenes aéreas muestran un gran montículo hecho en piedra, con turba contenida por 97 grandes bloques rocosos (algunos ricamente decorados con arte megalítico) que, según se descubrió, fueron traídas tanto de las inmediaciones del monumento como de sitios más lejanos, entre ellos la bahía de Dundalk y Wicklow.
Adentro del montículo hay un pasaje de 19 metros, que lleva hasta una cámara en forma de cruz: esta cámara funeraria tiene un techo en voladizo que sube hasta los seis metros y permanece intacto desde los tiempos de la construcción de Newgrange. Para los investigadores que estudiaron el lugar, la gran cantidad de trabajo y el tiempo invertido en su construcción demuestran que ya en el Neolítico había en esta región de Irlanda una sociedad bien organizada, con grupos especializados capaces de hacerse cargo de los distintos aspectos.
Cuando se realizaron las excavaciones, se encontraron –como confirmación del uso tumbal del sitio– los restos calcinados de cinco personas, situados en cavidades de la roca dentro de la cámara cruciforme. Recientemente, nuevas excavaciones usando tecnología microgravitacional intentaron comprobar la existencia de una segunda cámara funeraria: los resultados fueron infructuosos, pero los arqueólogos están decididos a seguir buscando, ya que también podría haber –si no una segunda cámara– al menos un segundo pasadizo dentro de túmulo principal.
Entretanto, afuera el montículo estaba rodeado antiguamente por un anillo exterior de grandes rocas colocadas verticalmente: de las 37 que se cree que había, quedan unas 12. Pero para los arqueólogos este círculo exterior de piedra no fue levantado al mismo tiempo que el monumento, sino unos mil años después, cuando Irlanda ya estaba atravesando la Edad del Bronce.
KNOWTH Y DOWTH Cerca de Newgrange se levanta otro túmulo, de igual antigüedad, conocido como Knowth. Se trata nuevamente de una construcción central mayor, de alrededor de una hectárea, rodeada de otras 18 más pequeñas: esta vez el túmulo tiene dos pasajes, situados linealmente con orientación este-oeste. En forma independiente, cada uno de ellos lleva a una cámara funeraria: el del este es cruciforme, semejante a la de Newgrange, en tanto el de oeste lleva hacia un recinto de forma rectangular. El túmulo mayor está rodeado por unos 177 mojones de piedra, muchos de ellos también decorados con arte megalítico, en la forma de espirales, círculos concéntricos y rombos: de hecho, el sitio de Knowth contiene alrededor de un tercio del arte megalítico de Europa occidental. ¿Por qué los grabados están en el dorso de las piedras? La respuesta tampoco es tan clara, como si los artistas hubieran querido mantener su obra oculta.
El otro sitio arqueológico que completa el conjunto es Dowth, con un túmulo de 90 metros de diámetro y 15 metros de altura rodeado asimismo de piedras protectoras decoradas. Excavaciones de aficionados a mediados del siglo XIX formaron un cráter en el centro, pero descubrieron también dos tumbas sobre el sector oeste. Dowth, como el resto de Brú na Bóinne, tiene un pasadizo interior de 14 metros que termina en una cámara cruciforme: aquí también hay varias decoraciones en forma de rombos, círculos y espirales, en tanto el ala derecha de la cruz lleva a otra cámara rectangular.
TIEMPO DE SOLSTICIOS Como en todas las grandes construcciones que sobrevivieron a miles de años de historia y asentamientos humanos, Newgrange despierta grandes interrogantes. ¿Por qué este lugar, por qué esa forma, por qué esa orientación? Las respuestas distan de ser precisas, pero está comprobado que el sitio tiene una orientación astronómica difícilmente casual: cada año, en la mañana del solsticio de invierno, la luz del sol entra en el pasadizo interior e ilumina durante más de un cuarto de hora el piso de la cámara cruciforme, aumentando la intensidad a medida que el astro sube en el cielo. ¿Significa esto que el sol era adorado por el antiguo pueblo irlandés que construyó Newgrange? ¿Hubo una arqueoastronomía desarrollada en la Edad de Piedra de la isla?
Quienes no están tan preocupados por las respuestas como por sentir la mística del lugar son quienes cada año, en los días de diciembre en torno del solsticio, se reúnen para ver el amanecer bajo los mismos rayos del sol que vivieron sus remotos antepasados. Naturalmente, es la época de mayor afluencia, aunque Newgrange está abierto durante todo el año (y siempre hace falta reservar para asegurarse el acceso). Esta vez, más de 30.000 personas presentaron sus pedidos para visitar el sitio entre el 18 y el 23 de diciembre: y como no hay lugar para todos, el acceso a la cámara funeraria en la mañana misma del solsticio se decide mediante una lotería anual. Si se perdió la oportunidad 2011 –que sólo otorgó 50 lugares– siempre queda el consuelo de intentarlo para 2012: la lotería ya está recibiendo inscripciones y los “ganadores” se conocerán el próximo septiembre.
Entretanto, también el sitio menor de Dowth comparte con Newgrange su alineación solar durante el solsticio de invierno: desde noviembre hasta febrero, los rayos del sol poniente alcanzan el pasadizo y la cámara, iluminando las rocas decoradas del interior, que se iluminan con mágicos reflejos. Un momento único, repetido desde la noche de los tiempos, que hermana a los visitantes del siglo XXI con los lejanos y misteriosos constructores del sitio megalítico irlandés
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