Domingo, 15 de abril de 2012 | Hoy
TAIWAN. LA PEREGRINACIóN DE LA DIOSA MATZU
En el pasado mes de marzo se realizó en la República de Taiwan la peregrinación anual de la Diosa del Mar, Matzu, que se extendió durante nueve días a lo largo de 330 kilómetros, con un millón de participantes.
Para los ojos de un occidental, la peregrinación anual de la diosa Matzu es como la máxima expresión de una fiesta popular en la cultura china, con danzas de dragones y leones, tambores, platillos y estridentes cornetines, fuegos artificiales, acrobacias y artes marciales. Es una fiesta fervorosa y cargada de voluptuosidad exótica, que este año se realizó durante la segunda mitad de marzo, partiendo del pueblo de Dajia. Se calcula que asistieron un millón de personas, recibiendo en cada pueblo la imagen de la diosa transportada en un palanquín o caminando los 330 kilómetros de la procesión durante nueve días.
Junto con los peregrinos a La Meca y la gran fiesta anual a orillas del río Ganges, la fiesta de Matzu sería la tercera celebración en su tipo más masiva de la tierra. También fue declarada Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad por la Unesco.
El origen de este culto independiente de otras religiones pero a la vez fusionado en el sincretismo chino budista-taoísta se remonta al año 960, cuando nació en la isla de Meizho de la actual China continental una niña que a los 16 años manifestó tener poderes sobrenaturales. A Matzu se la considera la Diosa del Mar, y su culto se desperdigó con el tiempo en parte de China –y especialmente en la República de Taiwan– de la mano de navegantes y pescadores. Se calcula que en la actualidad tiene unos 10 millones de seguidores en todo el mundo. Ya en el siglo XV inmigrantes de la provincia china de Fukien llevaron la festividad a Taiwan, donde se calcula que tiene dedicados unos 800 templos.
El epicentro de la fiesta hoy en Taiwan es el templo Jenn Lann del pueblo de Dajia, donde la inaugura el presidente de la Nación. Algunos peregrinos recorren los 330 kilómetros totales, otros participan algunos días y el resto simplemente se reúne en masa a recibir la imagen en cada lugar en medio de un gran alboroto.
Los caminantes duermen en lugares adaptados para descansar dentro mismo de los templos, en bolsas de dormir o sobre un simple cartón. Muchos hoteles ofrecen duchas gratis y en cada lugar los residentes preparan miles de kilos de comida que se reparten gratuitamente a los fieles. A lo largo de la ruta que recorre la diosa, una fila doble de personas se acuesta sobre el asfalto para que el palanquín les pase justo por encima, transfiriéndoles suerte o concediéndoles pedidos.
La Fiesta de Matzu es una fiesta china hasta la médula, cargada de tradición pero curiosamente abierta al cambio cultural y a las nuevas tecnologías, que son casi una nueva religión en ese hipertecnológico tigre asiático que es Taiwan. Así es que los tradicionalistas aceptan sin protestar demasiado las presentaciones de los popularísimos Tecno Príncipes, grandes muñecos vestidos a la antigua, con una persona adentro, que bailan hip-hop
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