turismo

Domingo, 9 de septiembre de 2012

CHUBUT. COSTAS DE LA PATAGONIA

La playa de los boers

Rada Tilly es un barrio-balneario, pegado a Comodoro Rivadavia, donde se instalaron varias familias de inmigrantes boers que vinieron a la Argentina luego de su guerra con Inglaterra en Sudáfrica. Sus descendientes están dispersos en esta vasta región famosa económicamente por el petróleo, pero también turísticamente por las playas y el carrovelismo.

 Por Graciela Cutuli

Sierra Chaira es un lugar tan remoto que no figura en todos los mapas. Se encuentra en medio de la meseta de Chubut. Lejos, tanto de la cordillera como de la costa. Pero cada tres años se convierte en punto de reunión de los descendientes de una de las comunidades menos conocidas entre todas las que emigraron a la Argentina desde los más diversos lugares del mundo. También fue una de las menos numerosas: apenas 14 familias, que cruzaron el Atlántico en 1902 para instalarse en la región de Comodoro Rivadavia. Eran boers y venían de Sudáfrica. Sus antepasados habían sido calvinistas holandeses, franceses y alemanes instalados a partir del siglo XVI en el extremo sur del continente africano, para evitar persecuciones religiosas. Luego volvieron a emigrar para evitar la dominación británica, tras el fin de las guerras anglo-boers.

El camino del Cabo de Buena Esperanza a Sierra Chaira no fue fácil. Como los galeses antes que ellos, más al norte, aquellos pioneros tuvieron que trabajar muy duramente para sobrevivir en una región desértica donde había que empezar todo de cero. Uno de sus descendientes es Martín Blackie, con quien no es difícil cruzarse en su panificadora de Rada Tilly. Durante muchos años cónsul honorario de Sudáfrica en Comodoro Rivadavia y su región, hoy nunca le falta tiempo para contar la extraordinaria aventura de sus antepasados.

Playa patagónica. Una vista general del balneario de Comodoro Rivadavia.

EL AGUA NEGRA DE LOS BOERS Por la mañana, un sol nacido de las aguas intensamente azules baña Rada Tilly. Vista desde el promontorio de la Punta del Marqués, se la ve tal como figura en los mapas: una pequeña playa en forma de medialuna, acurrucada entre altos acantilados. Es el balneario más austral del país, una playa que desborda de sombrillas y risas durante el verano. También es la capital del carrovelismo, un deporte que parece creado a medida para estas extensiones anchas de arena lisa y compacta, donde sopla el viento buena parte del año. Una única torre se levanta en medio de casas bajas, prolijamente alineadas a lo largo de calles paralelas a la costanera. En algunas de ellas viven descendientes de los colonos bóers; de hecho Rada Tilly tiene la mayor concentración de esa comunidad, que se fue dispersando en Comodoro y el resto de Chubut con el paso del tiempo.

Por eso es tan importante la reunión de Sierra Chaira. Recuerda la primera que se hizo en el año 1904, en medio de la nada, pero cuando ya se levantaban los asentamientos de las primeras familias. Los colonos se reunieron luego de un primer año de trabajo intenso, con la promesa de volver a hacerlo cada año para competir en torneos deportivos que se siguen organizando hoy día. El nombre del festejo lo dice todo: Sports. Y además de las pruebas de tiro al blanco y las carreras de caballos, hay bailes con música que los colonos trajeron con ellos desde las mesetas y llanuras del sur de Africa. Es uno de los pocos momentos y lugares donde escuchar el idioma afrikaans en todo el país. No todos los descendientes conservaron la lengua de sus padres, pero los más ancianos todavía hablan ese holandés mestizado con lenguas africanas, francés y alemán que nació a partir del siglo XVI en la región del Cabo. El Sports es organizado por el Club Sudafricano, que cuenta entre sus miembros con Martin Blackie.

El recuerdo de los Weber, los Klaas, los Sonneveld, los Trichard, los Krous, los De Lange, los Van Wyk y los demás inmigrantes siguen vivos en sus relatos. “Los boers son sólo una de la veintena de comunidades de inmigración que tenemos en Rada Tilly. Es un lugar chico pero con mucha diversidad. Fuimos los pioneros en la región. Y hasta fue gracias a nuestros antepasados que se encontró petróleo por aquí. No tenían agua para su ganado y mandaron a hacer perforaciones para pozos de agua. Sólo que una vez, en lugar de agua, brotó petróleo.” Fue en diciembre de 1907. ¿Será cierto o no que fue iniciativa de los boers? La historia sólo recuerda que el oro negro surgió en lugar del agua esperada y cambió desde entonces la suerte de aquella comarca árida, convirtiéndola en un oasis de prosperidad y modernidad en medio del desierto. Basta con ver las torres de Comodoro Rivadavia levantarse frente al mar, como un telón detrás de Rada Tilly desde el mirador de Punta del Marqués, para comprobarlo.

El campo de ostras fosilizadas, un increíble patrimonio natural de la Punta del Marqués.

CAPITAL DEL CARROVELISMO Punta del Marqués es un área protegida al sur del balneario. Como un gran paredón de rocas sedimentarias que avanza más de dos kilómetros sobre el mar. Como la proa de una nave de piedra gigantesca que protege Rada Tilly y la domina desde los 167 metros de su altura. Desde arriba, las torres de Comodoro se ven diminutas y Rada Tilly es apenas un pueblo de muñecas. De la misma manera que los lobos se ven como puntitos al pie del acantilado, y hay que tener binoculares o una buena lente en la cámara para apreciarlos mejor. Los nombres de la punta y del pueblo recuerdan ambos al Marqués de Casa Tilly, un marinero español que combatió a los portugueses en el Río de la Plata y tomó Colonia en 1776. El Marqués de Tilly, sin embargo, nunca llegó hasta las lejanas costas del Chubut, sino que los nombres fueron puestos por uno de sus hombres, el brigadier Gutiérrez de la Concha, que hizo un relevamiento del golfo San Jorge en 1794.

En la punta, además del mirador, hay un puesto de guardafaunas y un diminuto centro de interpretación. Entre muchas otras cosas, se explica por qué se ven allí arriba tantas ostras petrificadas, a más de 160 metros por encima del actual nivel del mar. Tienen 13 millones de años y se depositaron en lo que era, en aquellos tiempos geológicos, el fondo de un océano de aguas cálidas. De hecho toda la punta está conformada por sedimentos, tal como los acantilados y relieves de toda la región. A tal punto que el cerro que se encuentra en el centro mismo de Comodoro Rivadavia, el cerro Chenque, se desliza y desmorona luego de lluvias fuertes.

Rada Tilly está a sólo 13 kilómetros del centro de Comodoro; es a la vez su balneario y uno de sus barrios residenciales. Tiene una playa de cuatro kilómetros de longitud, entre Punta Marqués y Punta Piedras, el otro acantilado que la contiene. ¿Un dato más? La playa de Rada Tilly tiene una bajamar de más de medio kilómetro, lo que la ubica entre las más anchas de todo el país. Más que suficiente para el carrovelismo, que es su verdadera marca distintiva. Varios operadores ofrecen bautismos o salidas en estos carros de tres ruedas, impulsados por el viento gracias a una vela similar a la de un windsurf. Regularmente también se organizan competencias de la especialidad.

Además de la playa y de la panificadora de Martin Blackie (hay que probar sus especialidades, elaboradas con algunos ingredientes que trae de sus viajes a Sudáfrica), Rada Tilly tiene un museo regional con interesantes colecciones sobre paleontología, prehistoria y la fauna y flora regionales. Hay buenas maquetas, reproducciones de pinturas rupestres, muchos fósiles y animales embalsamados. Además vive cerca de allí el mayor coleccionista de puntas de flechas de la Argentina: Oscar García Marina hace visitas de sus impresionantes colecciones en su casa, gracias a un acuerdo con el museo. Son principalmente vestigios de la cultura tehuelche, que apenas sobrevivía cuando llegaron los Blackie junto con los primeros boers. Al poco tiempo fueron seguidos por otro grupo de unas cien personas, alrededor de 30 familias más, y se instalaron por todo el sur del Chubut, hasta Senguer y Río Mayo. Un tercer grupo de 300 personas llegó más tarde, en 1905. Fue el último, ya que los ingleses habían tomado medidas para reconciliar a los grupos enfrentados durante la guerra, con el fin de evitar el despoblamiento de ciertas regiones de sus colonias en favor de la Patagonia. A imagen de su idioma, que se esfumó con el paso del tiempo, la colonia se integró y se mezcló con los otros colonos que llegaron, más atraídos por el oro negro de Comodoro Rivadavia.

Desde Rada Tilly hay que cruzar la meseta y perderse por sus caminos de ripio para llegar hasta Sierra Chaira y sumergirse entre los últimos boers de la Argentina. Este año festejaron los 110 años de la llegada de sus abuelos o tatarabuelos a la Patagonia, y el 4 de junio se realizaron festejos en Comodoro Rivadavia. Cornelia Van Wyk de Blackie, la madre de Martin, contaba en sus memorias que “el mar que nos transportó a esta nueva tierra había sacado un esqueleto de ballena. Cada familia se llevó un hueso, que muchos conservaron generación tras generación”. Estos huesos fueron un símbolo del reencuentro anual –y luego trianual– de la comunidad dispersa en granjas por todo el sur del inmenso Chubut. Porque, como su nombre quiere decir en holandés, un boer es ante todo un campesino.

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Lobos marinos tomando su baño habitual a orillas de la Punta del Marqués.
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