TOPONIMIA TURISMO EN LUGARES DE NOMBRE EXTRAñO
Un paseo por los lugares con los nombres más estrafalarios del mundo, desde los que se llaman con una sola letra hasta el primer pueblo .com. Un “turismo toponímico” sólo apto para perseguidores de rarezas, pero capaz de deparar agradables sorpresas en todos los puntos cardinales.
› Por Graciela Cutuli
Hace unos meses, la noticia dio vuelta al mundo: se hermanaban los pueblos de Dull en Gran Bretaña y Boring en Estados Unidos. En buen castellano, no era otra cosa que la unión de Insulso y Aburrido. Cansados de que los nombres de su lugar natal fueran objeto de la risa de sus vecinos, los aburridos y los insulsos –si existen tales gentilicios– decidieron transformarlos en una ventaja y un motivo para darse a conocer. Uno de los objetivos de esta hermandad es lanzar recuerdos turísticos basados en sus nombres y carteles, ya convertidos en escalas obligadas para quienes pasan cerca al transitar las rutas de Oregon en Estados Unidos y del condado de Perth and Kinross en Gran Bretaña. Al mismo tiempo, sus habitantes demuestran que tienen buen sentido del humor, para desmentir los topónimos donde les tocó vivir. Y si se indaga un poco, se podrá comprobar que Boring se llama así en honor a un tal William Boring, el primer habitante del pueblo, en tanto Dull procede de una palabra celta que significa pradera.
DE LA “A” A LA “Z” En otros lugares, la suerte jugó una buena pasada y convirtió una palabra poco familiar en un sustantivo común en todo el mundo: lo pueden confirmar los habitantes de Spa, en Bélgica, un centro termal cuyo nombre ahora se encuentra en todos los idiomas asociado a un lugar de bienestar. Aunque en realidad nadie sabe muy bien si “spa” es la sigla de la expresión latina Sanare Per Aquam (curar por el agua) o viene del valón (variante del francés en Bélgica) spâ, que quiere decir “campo abierto”. Lo cierto es que la palabrita está tan difundida que para muchos es una curiosidad descubrir que hay una ciudad con el mismo nombre... y aprovechan para visitarla si pasean cerca de Bruselas.
Lo mismo ocurrió con Å, un pueblito de las lejanas islas Lofoten, en el norte de Noruega. En realidad hay varios pueblos noruegos que se llaman así: sencillamente porque esta sola letra (que se ubica al final del alfabeto y se pronuncia como una “o”) quiere decir “arroyo”. Pero el Å de las Lofoten supo hacer valer su nombre, que no duda en presentar como el más corto del mundo (aunque no es el único) para usarlo como herramienta turística. En Å, uno de los mayores atractivos en julio y agosto es el sol de medianoche, ya que el pueblo está tan al norte que el verano es casi un eterno día, y el invierno una eterna noche.
De la A en Noruega se pasa a la Y en Francia, para conocer una aldea de Picardía cuyo nombre es muy útil en los crucigramas y demás sopas de letras. Y es tan pequeña como su nombre, ya que tiene apenas algunas decenas de habitantes –los ypsiloniens– que no encontraron todavía cómo vivir gracias al topónimo, aunque tengan cerca campos de batalla de la Primera Guerra Mundial, capillas medievales y menhires prehistóricos.
El último lugar de la lista alfabética se lo merece, sin duda, la ciudad de Zzyzx. Más que un nombre parece un error de imprenta o una suerte de ceceo en polaco. Pero este lugar que existe realmente se encuentra en California. Su creador no tenía otro objetivo más que asegurarse el puesto final en las listas de topónimos de Estados Unidos: hasta el día de hoy ningún otro se lo pudo arrebatar. ¿Hasta que algún alcalde se decida por Zzyzz? Sin embargo, la rareza de su nombre no le permitió prosperar turísticamente y es uno de los pocos “contraejemplos” de esta lista. Hace tiempo era un centro termal en el desierto de California, pero hoy sólo vive en torno de un centro universitario.
VERDAD CONSECUENCIA No es el caso de la antigua Hot Springs (Aguas Calientes) del estado de Nuevo México, también en Estados Unidos. Sigue siendo un importante centro turístico que recibe visitantes todo el año por sus fuentes termales, su centro comercial, sus museos..., y la rareza de su nuevo nombre. Porque desde los años ’50 se llama Truth or Consequence, Verdad o Consecuencia, por el nombre de un programa radiofónico popularísimo en aquellos tiempos. Tanto que, cuando el conductor desafió a los alcaldes y prometió emitir desde el primer lugar que cambiara su nombre para llamarse como el programa, en Hot Springs no lo dudaron un minuto.
Tampoco lo dudaron en Halfway, Oregon, nuevamente en Estados Unidos. En el año 2000 fue el primer pueblo .com del mundo, para responder a la operación de marketing de una empresa de ventas por Internet (hoy filial de otra). Fue así que durante todo año Halfway (mitad de camino) se llamó directamente Half.com y su existencia se conoció en todo el país, del Pacífico al Atlántico. La operación mediática sirvió a la empresa pero también a la localidad, que atrajo a numerosos visitantes en busca de sacarse una foto con su curioso cartel. De paso se daban una vuelta por la vecina ciudad fantasma de Cornucopia, que nació, prosperó y murió a la par de la fiebre del oro de fines del siglo XIX.
El .com fue un operativo que duró sólo un año. Pero un pueblito de Quebec, en Canadá, tiene otra singularidad, desde sus orígenes y para siempre: es el único cuyo nombre tiene puntos de exclamación. Se trata de Saint-Louis-du-Ha! Ha! Sería algo como San Luis del ¡Ja! ¡Ja! en castellano, es decir, un nombre más bien jovial y risueño. Algunos dicen que el doble Ha! expresa la maravilla de los primeros exploradores de la región frente a la imponente vista del lago local, tan grande que la plasmaron en el topónimo. Cierto o no, Saint-Louis-du-Ha! Ha! podría ser la antípoda necesaria de la hermandad de Dull y Boring.
¿ME LO DELETREA? Si hay lugares de nombres cortísimos, como aquellos pueblos noruegos y franceses, también hay otros tan largos que es mejor no pedir nunca a los lugareños que los deletreen. Es el caso de Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch, en el País de Gales. No es sólo el topónimo más largo de Europa (y seguramente del mundo), sino también una verdadera pesadilla para cualquiera que lo tenga que ingresar en un GPS... Mejor ir al pueblo vecino, en realidad. Sin embargo, gracias a su nombre (que los vecinos acortan familiarmente en Llanfair PG) es uno de los centros turísticos más importantes del norte del País de Gales. Lo más curioso es que, aunque ahora se abrevie, en el siglo XIX el nombre original de Llanfair fue alargado, en lo que fue una de las primeras operaciones de marketing turístico de la historia. El objetivo era llamar la atención e incitar a los pasajeros del ferrocarril a bajar y pernoctar en el lugar. Los que saben galés pueden descifrarlo y darse cuenta de que es un nombre más bien alambicado, que significa “la iglesia de Santa María en el hueco de un avellano blanco cerca de un remolino veloz y de la iglesia de San Tisilio cerca de la cueva roja”.
Por las dudas, nunca hay que pedir tampoco que se deletree el verdadero nombre de Bangkok, la capital de Tailandia. Porque se diría Krung Thep mahanakhon amon rattanakosin mahintara ayuthaya mahadilok phop noppharat ratchathani burirom udomratchaniwet mahasathan amon piman awatan sathit sakkathattiya witsanukam prasit. Así y todo la abreviatura que usan los tailandeses –Krung Thep Maha Nakhon o eventualmente Krung Thep– es todo un programa. El nombre de Bankgok es en realidad como una guía de turismo que habla de palacios, de estatuas de Buda y del dios Indra.
Otra localidad que no hay que deletrear, si se quieren mantener los buenos modales, es la austríaca Fucking: su cartel es uno de los más fotografiados –y robados– del mundo, ni hay que decirlo. Sin embargo, Fucking no tiene ninguna relación etimológica con la mala palabra ampliamente difundida por el cine norteamericano. Aunque no tiene relevancia turística, como está a sólo 40 kilómetros del centro de Salzburgo muchos visitantes van hasta allí para sacarse una foto: entusiasmados, tantos se llevaban los carteles que el municipio tuvo que protegerlos con cámaras de vigilancia. Viéndolas, sin duda más de uno pronunció la palabra f*****, aquella que no tiene nada que ver con el nombre del lugar.
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