Domingo, 19 de abril de 2015 | Hoy
BUENOS AIRES. HISTORIA, ARTE Y MúSICA
Una novedosa propuesta cultural invita a recorrer los museos nacionales de la Ciudad de Buenos Aires a través de visitas guiadas y gratuitas que permiten asomarse a la historia de sus antiguas mansiones, a los personajes que forjaron la Independencia, al arte y a la música.
Por Guido Piotrkowski
Fotos de Guido Piotrkowski
“Las funciones de un museo son preservar el patrimonio e investigar ese patrimonio. Pero la tercera pata es comunicar, y si no se cumple esa tercera pata, no es un museo. Puede ser un centro de estudios o de investigación. O se puede convertir en un guardadero de cosas viejas y no sirve para mucho. La función de un museo es comunicar al público y que la historia que se cuente en ese museo nos interpele, nos deje pensando”, dice Araceli Bellota, directora nacional de Patrimonio y Museos, al final del recorrido de Ronda Cultural, un circuito de visitas por museos y espacios culturales nacionales en la Ciudad de Buenos Aires. El programa, incluido dentro del Plan Nacional de Igualdad Cultural, es una iniciativa conjunta de los ministerios de Cultura y de Planificación Federal.
“Acá adentro me emocioné, y espero que ustedes –que no suelen venir tan seguido como yo– se hayan emocionado también”, completó Bellota en el patio del Museo Histórico Nacional (MHN), el punto final de este recorrido gratuito que lleva al público, todos los sábados a las 14.30, desde el Museo de Arte Decorativo en Palermo hasta el Palais de Glace en Recoleta, pasando por el MHN, ubicado en un recodo del Parque Lezama. El resto de los circuitos se realizan los sábados a las 15.30, y los domingos en los mismos horarios, cada uno con un recorrido diferente.
SAN MARTíN Y LA ARISTOCRACIA Relatos de una Buenos Aires de antaño, y no tanto, son el hilo conductor de este paseo que se realiza los fines de semana para el público en general y los días de semana para escuelas y adultos mayores. De esta manera, el visitante podrá enterarse de algunas de aquellas historias mínimas y secretos que forjaron el destino de la nación. Como la relación entre San Martín y Alvear, o los pormenores de la lujuriosa vida de la aristocracia vernácula en los detalles de construcción de la mansión Errázuriz Alvear (hoy el Museo Nacional de Arte Decorativo). O cómo el tango sedujo a la alta sociedad, que lo bailó por primera vez en uno de los museos de este recorrido.
El punto de partida de Ronda Cultural es en el Centro Cultural Néstor Kirchner, que una vez inaugurado formará parte de los diecisiete espacios que integran esta novedosa propuesta. El CCK está ubicado en el antiguo Palacio de Correos, declarado Monumento Histórico Nacional desde 1997. Tendrá una sala de conciertos, llamada la Ballena Azul, para más de 1900 espectadores; un espacio de exposición de arte contemporáneo, el Chandelier, que cuelga del techo como un candelabro con paredes vidriadas, y una sala de música de cámara para 600 personas. Desde aquí, los minibuses para el público parten sábados y domingos a las 14.30 y 15.30, en recorridos que abarcan tres museos de los diecisiete.
La primera parada de la vuelta sabatina de las 14.30 es el Museo Nacional de Arte Decorativo. Pilar Martínez es la guía de Ronda Cultural que acompaña el trayecto en minibús. Desenvuelta y simpática, Pilar es licenciada en Artes Combinadas y hace del recorrido un paseo entretenido. A medida que avanzamos rumbo al primer destino, relata algunos hechos que tienen a este palacete y a sus antiguos dueños, los Alvear-Errázuriz, como protagonistas. Pasamos por la estatua del “abuelo inmortal”, que recrea un inédito San Martín vestido de civil junto a sus nietas, y en seguida entramos al viejo palacio “por el mismo lugar que entraban las carretas”, como señala la guía. La mansión fue construida entre 1911 y 1917 por el arquitecto francés René Sargent a pedido del diplomático chileno Matías Errázuriz y su esposa Josefina de Alvear, y es un fiel reflejo de la ostentosa vida de la aristocracia local de principios de siglo XX. Fue construida según los cánones del neoclasicismo del siglo XVIII, con materiales traídos de Europa, y hasta de la misma cantera que las piedras del Palacio de Versalles. Cada salón fue diseñado de acuerdo con un estilo y época diferentes.
En 1937 el Estado adquirió la mansión y toda su colección de arte, transformándolas en este museo donde hoy se exhiben una escultura original de La eterna primavera, de August Rodin; tres tapices de once metros del siglo XVI, que determinan la altura de uno de los salones principales, y una gran colección de arte oriental.
PALACIO DE HIELO El paseo sigue su curso hacia el Palais de Glace, inaugurado en 1910 como una pista de patinaje sobre hielo a imagen y semejanza de la que llevaba el mismo nombre en París. Duró cinco años, hasta que el tango se puso de moda en los círculos de la alta sociedad, que comenzó a bailarlo justamente aquí. Pero en 1932, bajo las órdenes del arquitecto Fernando Bustillo, el lugar fue reformado nuevamente para albergar el Salón Nacional de Artes Visuales, que sigue exhibiéndose en este palacio junto a diversas exposiciones temporarias. En el museo hay una guía especializada de Ronda Cultural, Luciana Burín, encargada de mostrar y explicar a los visitantes cada una de las muestras.
Poco después el minibús toma la Avenida del Libertador nuevamente, ahora rumbo sur, hacia el Museo Histórico Nacional. La casona perteneció a la familia de un acaudalado comerciante salteño llamado Gregorio Lezama y era conocida como Casa de los Ingleses. La guía Pilar Martínez revela que sus dueños izaban una bandera inglesa “como protección”. “Consideraba que los barcos españoles, que se acercaban intentando volver a conquistar, no atacarían si pasaban por la bandera inglesa. Y evidentemente funcionó.”
Al llegar, los visitantes de Ronda son recibidos por dos mujeres cantantes vestidas de damas antiguas y un guitarrista que acompaña, también ataviado con vestuario colonial. La guía de Ronda Cultural en el museo, Lucía Szulman, se pone al hombro una guiada realmente entretenida, repleta de guiños históricos y alusiones a la vida cotidiana de la época. Cada tanto, músicos y actores entran en escena con pequeñas performances que dan vida al relato. Así, dos miembros de la Organización de Afrodescendientes de Parque Lezama, una cantante y un percusionista, intervienen en el relato del cuadro de Revista de Rancagua, de Juan Manuel Blanes, cuando se habla del protagonismo de los negros en los frentes de batalla, y cómo ganaron, o compraron, su libertad luego de ir a combatir por la independencia. Más adelante aparecen dos músicos con sonidos pehuenches, pueblo que reconoció a San Martín como su jefe cuando el general fue a pedir permiso para atravesar la cordillera por su territorio. Hacia el final varios actores vestidos de criollos cantan el Himno Nacional. Estas intervenciones se realizan en todas las visitas de Ronda Cultural y cada uno de los museos tiene un guión propio, de acuerdo con su temática.
Para el final, el visitante podrá hacerle preguntas a un San Martín interactivo, que responde sentado desde un cuadro a cada una de las inquietudes con didáctica paciencia, y aquel acento mixto que según dicen tenía el Libertador. “Vuelvan pronto”, se despiden cantando todos los actores, al unísono.
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