Domingo, 16 de enero de 2005 | Hoy
CHILE EN EL SUR DEL PAíS VECINO
A 144 kilómetros de San Martín de los Andes está el pueblo chileno de Panguipulli, un lugar rodeado de bosques, montañas y lagos, además de doce complejos termales, cuyas cálidas aguas justifican el cruce de la cordillera desde la Argentina. Cerca de allí, una visita a la antigua ciudad de Valdivia.
Por Julián Varsavsky
El viaje es muy recomendable para aquellos que estén con vehículo propio veraneando en Bariloche, Villa La Angostura o San Martín de los Andes. El espectacular trayecto cruza el paso cordillerano Cardenal Samoré por una ruta totalmente asfaltada para desembocar en el Parque Nacional Puyehue. A partir de allí se ingresa de lleno en la X Región de Chile y su frondosa selva valdiviana donde está Panguipulli, uno de los centros turísticos del sur chileno con volcanes y lagunas que reflejan en sus aguas inmóviles los picos invertidos de las montañas.
De la
madera al turismo Panguipulli
es un poblado de 10.000 habitantes fundado hace apenas 59 años al fragor
de la industria maderera que floreció de repente, trayendo un inusitado
desarrollo, por ello, la zona fue llamada “la California chilena”.
Hasta comienzos del siglo XX predominaban en la región los mapuches,
y de hecho, el nombre Panguipulli significa “tierra de pumas” en idioma
mapudungún. En la década del ‘70 la industria de la madera
entró en crisis contagiando al pueblo con su letargo, hasta que a mediados
de los ‘80 comenzó una reconversión hacia el turismo, hoy
en día la principal actividad económica del lugar.
Muchos viajeros toman a Panguipulli como base para recorrer la región
que alberga el mayor conjunto de servicios termales del país, con diez
termas entre ríos, lagos y volcanes. Entre las más famosas están
las termas de Liquiñe, ubicadas 19 kilómetros del límite
con la Argentina y 108 de San Martín de los Andes, donde hay numerosos
hoteles con piletas de aguas surgentes y campings bien organizados. También
las llamadas Termas Geométricas están entre las mejores para visitar,
aunque no ofrecen alojamiento. Allí corre un arroyo de agua caliente
en el fondo de una estrecha quebrada, donde se han construido algunos piletones
con diferentes temperaturas a los que se llega por unas pasarelas de madera
entre la exuberante vegetación. Las Termas Geométricas están
sobre la ruta que une Palguín Alto y Coñaripe.
Hacia
el volcán
El turismo de aventura en Panguipulli ofrece alternativas como el trekking,
las bajadas de rafting por los rápidos de un río y la modalidad
conocida como canopy, que consiste en cruzar de árbol en árbol
suspendido con arnés y una polea.
Uno de los circuitos más llamativos de la zona es el camino asfaltado
que rodea el lago Panguipulli y llega al poblado de Choshuenco. La ruta avanza
entre grandes bosques a lo largo de 44 kilómetros hasta desembocar en
el pueblo. Choshuenco es un lugar silencioso con un centenar de casas, que supo
convocar a millares de trabajadores para las faenas madereras. Hoy es un tranquilo
paraje de la ribera este del lago Panguipulli, con una larga playa que invita
a realizar un pic-nic sobre la arena, aprovechando las mesitas de troncos disponibles
para el visitante.
En la playa están los vestigios de un barco legendario para la zona:
el vapor Enco. La nave fue construida a comienzos del 1900 y surcaba el lago
en los tiempos en que no existía la carretera que lo bordea hoy, transportando
hasta 300 personas. Desde esta playa se divisa la mole descomunal del volcán
Choshuenco. A sus pies existe una reserva natural con bosques valdivianos que
esconden quebradas, valles y cascadas con piletones, ideales para tomar baños
en el verano. En la base de la reserva hay una buena infraestructura de baños,
restaurantes y quinchos, e incluso se puede preparar un asado. Pero la excursión
más interesante consiste en abordar un camión doble tracción
para remontar un empinado camino que lleva hasta casi la cúspide del
volcán Choshuenco. Y lo más sorprendente de todo es llegar a la
cumbre y encontrarse –en pleno enero o febrero–, con grupos de jóvenes
practicando snowboard sobre una capa de nieve que no se derrite jamás.
En lo alto del volcán hay incluso medios de elevación. Desde lo
alto se ven varios lagos, la imponente masa cordillerana y algunos de los picos
más altos del continente, como los volcanesVillarrica, Lanín y
Osorno, e incluso el Cerro Tronador, ubicado a 180 kilómetros.
De
piratas y corsarios La
ciudad de Valdivia está a 15 kilómetros del mar y frente al río
con el que comparte su nombre. Como ciudad refleja en una parte de su arquitectura
la influencia alemana, producto de los numerosos inmigrantes de ese origen que
llegaron a comienzos del siglo XX. La colectividad alemana ha mantenido a tal
punto su cultura, que la cerveza valdiviana se exporta a Alemania.
La ciudad fue fundada en 1552 por el conquistador Don Pedro de Valdivia y se
desarrolló muy rápido, hasta que en 1599 fue arrasada por una
rebelión mapuche. Cuando los españoles recuperaron la ciudad la
dejaron bajo la órbita del Virreinato del Alto Perú. En esa época
comenzaron los asedios y saqueos de los piratas holandeses por lo cual Valdivia
fue amurallada y se levantaron varias fortalezas. Sin embargo, las aparentemente
imbatibles construcciones no pudieron impedir el único ataque que sufrió
la ciudad después de ser amurallada. En 1820, el ejército independentista
al mando de Lord Cochrane se apoderó del castillo de Corral para doblegar
así a Valdivia, uno de los últimos bastiones españoles
en caer.
Durante el siglo XX, la ciudad creció alrededor de la actividad del puerto
y la industria, pero en 1960 fue prácticamente destruida otra vez por
un terremoto, considerado uno de los más intensos de los que se tenga
registro en toda el mundo, que para colmo vino acompañado por un maremoto.
La forma más práctica y entretenida de visitar la línea
de fortalezas históricas de Valdivia es con una excursión en barco
que recorre las islas y canales del río. El paseo fluvial se detiene
en varios puntos para descender del barco y visitar los fuertes de Corral, Mancera
y Niebla, donde hay museos coloniales, baterías todavía apostadas
contra los barcos piratas e incluso se realizan representaciones de batallas
de la Independencia con disparos de salva y todo. La excursión dura seis
horas y en su trayecto se puede observar la fauna (cormoranes, patos y cisnes
de cuello negro).
Cerca de la ciudad hay varias playas y pueblitos de pescadores muy pintorescos,
lo cual explica porqué la gastronomía de frutos de mar de Valdivia
es muy famosa en todo Chile, casi tanto como su agitada vida nocturna, debido
a que es una ciudad netamente universitaria, con estudiantes procedentes de
diferentes lugares del país.
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