Domingo, 24 de julio de 2005 | Hoy
TURISMO MUNDIAL NUEVAS TENDENCIAS
Según parece, cada vez hay más turistas que prefieren estadías aventureras o culturales en lugares originales o lejanos. Y entre las propuestas más insólitas que han surgido en estos tiempos, quizá la más aberrante sea la de abrir al turismo los campos de prisioneros que existieron en Siberia, conocidos como Gulags.
Desde hace unos años, cada vez más turistas desdeñan la tradicional estadía en la playa o la montaña para buscar nuevas sensaciones o conocer mundos lejanos. Desde las extensiones heladas de la Antártida y las estepas de Siberia hasta las profundidades de las selvas africanas, pocos lugares en el mundo quedan ahora fuera del alcance de los turistas deseosos de salirse de los caminos trillados.
Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), después de tres años de estancamiento provocado por los atentados del 11/9 en Estados Unidos, la industria mundial del turismo volvió a crecer en el 2004, año en el que se registró un total de 760 millones de turistas. Aunque Europa encabezó los lugares de destino con 414 millones de turistas, la mayor tasa de crecimiento la tienen la región Asia-Oceanía, donde el turismo aumentó 29 por ciento (154 millones de turistas), y Oriente Medio, con un aumento de 20 por ciento y 35 millones de turistas, sobrepasando levemente, y por vez primera, a Africa.
La novedad en el desarrollo turístico es que la gente tiende a dedicarse en sus vacaciones a descubrir nuevos horizontes, tierras lejanas o estadías aventureras o culturales en lugares originales. En Estados Unidos, por ejemplo, se ha registrado un fuerte aumento del turismo nudista que incluye propuestas tales como paseos en globo o senderismo con la piel como única vestimenta por el Indian Canyon, una reserva india donde ninguna ley prohíbe la desnudez.
La tendencia a viajes poco tradicionales no deja ningún rincón por explorar en tierras y mares, e incluso ha permitido inventar el turismo del espacio, que por ahora está limitado a muy pocas personas, aventureras ciertamente, pero sobre todo riquísimas.
Entre las propuestas de turismo insólito quizá la más sorprendente (y aberrante) es la que describe a continuación el periodista Andrew Osborne del diario londinense The Independent, sobre la apertura de los Gulags al turismo.
PAGAR PARA SUFRIR Durante más de dos décadas fue un infierno viviente para cualquiera que Josef Stalin hubiera declarado que era “un enemigo del pueblo”, pero un alcalde siberiano cree que es tiempo de cobrar por la oscura historia de su región, al reabrir al turismo parte del Gulag. Para el horror de los sobrevivientes de los campos de prisioneros y los activistas de derechos humanos, Igor Shpektor, el alcalde de Vorkuta, reflotó la idea de reabrir uno de los muchos campos de prisioneros soviéticos cuya red se difundió en la década de 1930.
Su visión les daría a los turistas pensantes y conscientes de la historia, a los más duros, por lo menos, una idea del sufrimiento que debían soportar los internos originales. Los turistas estarían alojados en los campos de recreación, con torres vigías, guardias y perros feroces, rollos de alambre de púas, y trabajo forzado. Si trataran de escapar, se les dispararía con pelotas de pintura, no con balas. Shpektor le dijo a un diario estadounidense que ya se habían dibujado mapas para ubicar las instalaciones en una locación adecuada, un campo abandonado. Todo lo que necesitaba, agregó, es reunir los fondos necesarios. Lo que no dijo fue cuánto deberían pagar los turistas por revivir una experiencia que millones preferirían olvidar.
La reacción de la gente local y el grupo de derechos humanos llamado Memorial, que trata de documentar el sufrimiento y la muerte causada por el sistema de los Gulags, ha sido tormentoso. Han condenado la idea como “sacrílega” y un insulto a los sobrevivientes del Gulag. Según Memorial, unos 200 mil prisioneros, conocidos como zeks, murieron en los campos que rodean a Vorkuta, de los más de 2 millones deportados allí entre 1932 y 1954. Muchos de ellos fueron obligados a sacar carbón con palas en las extremas condiciones climáticas de la región. En invierno, la temperatura cae a menos de 40 grados mientras que en verano la población de mosquitos hace eclosión. Shpektor sostiene que, al experimentar la realidad del Gulag, la gente comprenderá mejor que es algo que no debe repetirse nunca más. Situado a más de 1900 kilómetros al nordeste de Moscú, en la punta norte de los montes Urales y más allá del Círculo Artico, la vida de los ciudadanos de Vorkuta es dura. Muchas de sus minas de carbón han cerrado, el desempleo es alto y gran parte de su población que incluye a los sobrevivientes de los campos, está envejeciendo. Si Shpektor consigue su extraño sueño, será el primero de los “campos reality Gulag” para turistas en Rusia. Dicho esto, los curadores de Perm 36, el campo mejor preservado del país, en los Urales, ya ofrecen habitaciones a los estudiantes para reunir fondos. Y las islas Solovetsky, en el mar Blanco frente a Archangelsk, con otro campo y un monasterio histórico, se han convertido en una atracción turística popular por derecho propio.
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