turismo

Domingo, 14 de agosto de 2005

ESQUI EN LA PATAGONIA ARGENTINA Y CHILENA

A cada lado de la Cordillera

Mientras la temporada sigue a pleno en los centros de esquí de Río Negro y Neuquén, del otro lado de los Andes también Chile tiene tentadoras opciones para deslizarse sobre las blancas laderas de sus montañas. En un año de nieve abundante, agosto y septiembre prometen todavía mucha diversión.

 Por Graciela Cutuli


El 2005 fue el año de la confirmación de las nuevas tendencias sobre la nieve. Cada vez más los centros de esquí son la opción ideal no sólo para las vacaciones de invierno, sino también para la “media temporada” que se extiende durante agosto y septiembre, con posibilidades en los centros más australes de tener nieve hasta octubre. Elegir la montaña en esta época significa tener un caudal turístico menor, con menores tiempos de espera y pistas más despejadas; mientras tanto, también para los grandes y chicos que se inician, las escuelas disponen de opciones personalizadas que permiten avanzar más rápidamente en la tarea de entrar en confianza con los esquís.

Año a año, el esquí conserva sus tradiciones pero también se renueva, con nuevas modalidades que se van imponiendo de centro en centro, generalmente llegadas del Hemisferio Norte gracias a los instructores y viajeros que recorren las nieves del mundo. En la Argentina, y también en los vecinos centros de Chile, ya se impuso el ski carving, un estilo que empezaron a practicar los snowboarders alpinos a principios de los años ‘90, para el que se requieren esquís con curvaturas especiales, muy estrechos en el centro y anchos en la punta y el talón. Carving es una palabra inglesa que designa, en el esquí o en el snowboard, la capacidad de tomar curvas extremadamente cerradas sin derrapes, dejando un trazo neto y profundo en la nieve, casi como si se siguiera un riel invisible. Y junto con el ski carving llegaron también el free-ride y el free-style, para los esquiadores más aventureros, que buscan conocer sensaciones nuevas sobre la nieve, con un toque más de riesgo. Estas tendencias se suman al ya clásico snowboard, la tabla que permite realizar toda clase de acrobacias sobre la nieve. Entre las últimas novedades, además, se impone el conocido como all mountain cruise, un tipo de esquí apto para pista y para nieve sin pisar, es decir capaz de brindar la anchura que requiere la nieve virgen, pero también la rigidez y estabilidad de las pistas pisadas. Más que nunca, entonces, la decisión del esquiador que recién se inicia o del experto depende del propio gusto: hay tablas de todo tipo y pistas para todas las aptitudes. Y no sólo para el alpino tradicional o de descenso, el más practicado, sino también para el esquí de fondo (una forma de “patinaje” sobre la nieve, desarrollada en el norte de Europa para cubrir grandes distancias); el esquí de travesía, que requiere equipos capaces de desplazarse pendiente arriba sin deslizarse hacia atrás; y hasta el telemark, una técnica más sofisticada que necesita bastante entrenamiento. Sólo se trata, entonces, de elegir el destino –sea de un lado u otro de la Cordillera– y calzarse los esquís. Al fin y al cabo, tampoco importa demasiado no ser muy experto: la nieve, aunque sólo sea para caerse una y otra vez hasta conservar el equilibrio, siempre asegura diversión.

Pasaje a los Andes El centro patagónico por excelencia está situado en el Cerro Catedral, en Bariloche, uno de los centros de esquí más antiguos de los Andes, surgido a mediados de los años ‘30 por iniciativa de la Administración de Parques Nacionales, que encargó los estudios iniciales al austríaco Hans Nöbl, el mismo que desarrolló el centro de Sestriere en Italia. Desde entonces, no ha dejado de crecer y renovarse, en parte gracias al impulso anual que le da la famosa Fiesta de la Nieve, y en parte gracias a su cercanía con una ciudad que se inserta con orgullo entre los principales centros turísticos del país, a lo largo de todo el año.

Catedral Alta Patagonia, la concesionaria del cerro, sigue implementando durante agosto una de las grandes novedades del 2005: se trata del Snow Tour Catedral, una suerte de visita guiada para conocer todas las pistas y rincones de la montaña. Sin contar los espectaculares puntos panorámicos, que quitan el aliento e invitan a sacar la cámara fotográfica para retratar las hermosas laderas y bosques cubiertos de nieve. Este servicio es gratuito: sólo hay que anotarse previamente para reservar un lugar. En 2005 se inauguraron siete nuevos medios de elevación mecánica en ambos lados del Catedral, como la telecabina cuádruple Amancay (que va en siete minutos desde la base del cerro hasta los 1770 metros de altura), la telesilla triple Diente de Caballo, que completa el ascenso de la anterior, la telesilla doble Del Bosque, con un sistema de cinta transportadora, y tres nuevos pomas para principiantes. Entretanto, en el sector sur el Ro-Cat lleva a los snowboarders y esquiadores hacia la nieve profunda y abundante ideal para el freestyle. En total, el Catedral suma así 39 medios de elevación. Durante este mes y el próximo siguen funcionando las escuelas de esquí y snowboard, para grandes y chicos, también con especialización en las distintas modalidades. Y como novedad para los que siguen siempre en busca de novedades, el cerro invita a practicar un deporte exclusivo. Se trata del Crighton Snow Moto, una combinación de esquí, snowboard y mountain-bike que nació en Japón y Estados Unidos, y ahora llega a las laderas argentinas. Para esto hace falta un equipo muy particular, con cuadro de bicicleta pero anchas tablas de snowboard en lugar de ruedas. Se practica, además, con botas de snowboard, en un lugar especial del cerro donde hay equipos a disposición para quienes quieran probar la nueva sensación del invierno. Un poco más tranquilo es el brenter snowbike, con un vehículo parecido a una moto de nieve pero con esquís en lugar de tablas: es ideal para paseos guiados familiares. Y como siempre, están las tradicionales recorridas en motos de nieve y fourtrax, paseos en raquetas de nieve y bajadas con trineos.

Nieves neuquinas Como no sólo del Catedral vive el esquiador, los cercanos centros y parques de nieve de Neuquén también compiten para atraer a los deportistas de todo el país y del exterior. Cada vez más se habla del Cerro Bayo, en las cercanías de la encantadora Villa La Angostura, que nació como un sencillo refugio a 1500 metros de altura en la montaña, y con los años se transformó en un centro de deportes invernales cada vez más moderno y completo. Este año Cerro Bayo inauguró nuevas telesillas, y comenzó la etapa final de remodelación de las instalaciones públicas del cerro, incluyendo refugios, paradores y baños. El cerro tiene once medios de elevación (siete aerosillas y cuatro ski-lifts), con capacidad para 6800 esquiadores por hora. Entre otros eventos, a mediados de agosto se realiza el encuentro “Chefs de altura”, y el 17 de agosto se prevé la competencia para expertos Esquí Cross 2005.

Cerro Bayo tiene 12 kilómetros distribuidos en 20 pistas, además de cuatro kilómetros de fuera de pista. El centro además es ideal para snowboarders –de hecho fue años atrás uno de los principales impulsores de esta nueva modalidad– y cuenta con un “Snow Park” ideal para quienes se deslizan en monotabla y esquiadores avezados, en busca de sensaciones más fuertes y riesgosas.

También tradicional, con amantes exclusivos que no lo cambian por ningún otro, el cerro Chapelco es un clásico de San Martín de los Andes. Es uno de los centros más antiguos y consolidados de la Argentina, desarrollado ya a mediados de los años ‘40 por los pioneros del lugar. Gracias a su particular relieve y a la orientación de la montaña –cuyo nombre significa en mapuche “trenzas de agua”, por los arroyos que la surcan– en el Chapelco se practican tanto el esquí alpino tradicional como el nórdico, free-style, de travesía y telemark. Sin contar el snowboard, a cuyo desarrollo también contribuyó en gran medida, como sucedió con Cerro Bayo. El Chapelco dispone de 12 medios de elevación (telesillas dobles y triples, y telecabinas séxtuples) en sus 140 hectáreas esquiables; también ofrece paseos en motos de nieve –es ideal el Circuito del Bosque, un paseo que combina trineos tirados por perros con caminatas en raquetas de nieve– y paseos en trineos. Como alternativa están también el Skate Park, una pista techada de patinaje, y el Perímetro Snow Park, un centro para entrenarse y perfeccionarse en snowboard y free-style. O, por lo menos, para admirar cómo se perfeccionan esos especialistas que parecen capaces de hazañas increíbles sobre esquís. Todos los viernes de la temporada, el Chapelco organiza demostraciones de instructores al anochecer, en tanto en agosto se realiza el Winter Festival, con exhibiciones de las distintas modalidades.

Siempre en Neuquén, la montaña sigue ofreciendo alternativas. Al pie del volcán Copahue, Caviahue sigue creciendo, con la incorporación este año de una nueva aerosilla cuádruple. Este centro cuenta con el atractivo del cercano centro termal, y propone excursiones justamente hasta el volcán y las fuentes de aguas cálidas. Otras alternativas son los paseos en motos de nieve, en trineos con perros y las caminatas con raquetas de nieve. Para los aficionados al esquí de fondo, hay paseos entre los bosques de araucarias hasta las cascadas congeladas: inolvidable no sólo por la experiencia sino también por la belleza del paisaje.

Y si la idea es buscar centros aún más pequeños, puramente familiares, están como opción Batea Mahuida, cerca de Aluminé y famoso porque está bajo administración de la comunidad mapuche; Primeros Pinos, al oeste de Zapala, y Cerro Wayle, al pie del volcán Tromen. En todos ellos se practica esquí alpino y de fondo; en Batea Mahuida también se ofrecen caminatas en raquetas y bajadas en trineo. Estos centros, más pequeños, son ideales para familias y ofrecen el particular encanto de la intimidad.

Cuando pa’ Chile me voy Del otro lado de los Andes, Chile no se queda atrás en su oferta de centros de esquí. Aunque son muchos y muy variados, incluyendo pistas cercanas a volcanes y centros termales, tres son muy conocidos y de acceso práctico por encontrarse muy cerca de Santiago. Los más cercanos son el grupo de tres centros formado por Farellones, El Colorado y La Parva, que forman una importante zona esquiable situada a unos 40 kilómetros de la capital, en la región metropolitana. Con una temporada que se extiende hasta octubre, se llega a sus pistas de nieve polvo por camino pavimentado.

También está muy cerca Valle Nevado, a sólo 60 kilómetros de Santiago, cuyos 107 kilómetros de pistas, cubiertos por 41 medios de elevación (telesillas rápidas, andariveles de arrastre, telesillas para dos, tres y cuatro personas, andariveles infantiles y otros), le permiten competir a nivel internacional. Hay cuatro pistas para principiantes, ocho para intermedios, diez para avanzados y tres para expertos, la más larga de unos tres kilómetros de extensión.

La temporada en Valle Nevado, al que se accede por un camino pavimentado, se extiende hasta el mes de octubre, de modo que en estas semanas de temporada intermedia todavía queda mucha nieve por disfrutar. El centro dispone de un parque para snowboard y esquí fuera de pista en nieve profunda, y una escuela donde se imparte instrucción sobre esquí, snowboard, heliski y helisurf. Eso no es todo: también hay trineos tirados por huskies, y la posibilidad de iniciarse en el aladelta y las motos de nieve, un atractivo adicional que tiene cada vez más adeptos.

Por su parte, Portillo, situada a pocos kilómetros del paso internacional del Cristo Redentor, es la estación más antigua del continente. El hotel actual data de 1949, fecha desde la cual el centro fue desarrollándose hasta convertirse en una seria alternativa internacional, con modernos servicios que lo convierten en uno de los principales del Hemisferio Sur. Muchos esquiadores europeos, ya desde mediados del siglo pasado, prefieren sus pistas para entrenarse en contratemporada. Portillo está situado a 2850 metros de altura, y cuenta con 24 medios de elevación, incluyendo sillas cuádruples y dos sistemas de “va et vient”. Una opción muy especial, para vivir a fondo la aventura de la nieve, es el heliski, es decir la posibilidad de lanzarse sobre la nieve desde un helicóptero: con esta modalidad es posible llegar a más de 4000 metros de altura para practicar el esquí fuera de pista (su red de pistas se encuentra a una altura máxima de 3322 metros). El promedio anual de caída de nieve es de seis metros, y hay una escuela con instructores internacionales que da clases de esquí y snowboard para todos los niveles. Más pequeño, Lagunillas es un centro situado a 67 kilómetros de Santiago, y ofrece como principal atractivo su situación geográfica, que permite combinar el esquí con excursiones por la montaña y las visitas a la cercana localidad de San José de Maipo. Algo más lejos, a 140 kilómetros de la capital, la opción es Chapa Verde, con más de 1200 hectáreas esquiables, dentro y fuera de pista, y una altura máxima de 3100 metros.

Los restantes centros de Chile están situados más al sur, como Termas de Chillán –a 405 kilómetros de Santiago– que es famoso no sólo por las pistas de esquí, sino también por las aguas termales y la belleza de sus bosques. Tiene nieve polvo hasta octubre, pero se llega por un camino cuyos últimos kilómetros son de ripio. El centro tiene cuatro telesillas, escuela de esquí, y tres piscinas climatizadas de aguas minerales al aire libre, además de los baños termales.

Siempre en la Patagonia chilena, Las Araucarias –a 663 kilómetros de Santiago y 82 de Temuco– ofrece una extensa temporada que lleva a veces hasta fin de octubre. El centro se ubica en el faldeo oeste del volcán Llaima, a partir de los 1500 metros, y hasta casi los 2000 metros. Reencuentra en el Parque Nacional Conguillío, entre los bellísimos bosques de araucarias que le valieron el nombre.

El Centro Pucón-Villarrica, a 802 kilómetros de Santiago y 125 de Temuco, está ubicado también en un Parque Nacional, el Villarrica, con base a 1400 metros de altura sobre la ladera noroeste del volcán. También aquí, en sus 20 pistas para toda clase de esquiadores, la temporada llega hasta fin de octubre. Hay que destacar que, si bien el centro no tiene servicio de alojamiento en el sitio mismo, Villarrica y Pucón tienen suficiente hotelería para los esquiadores que elijan este complejo. Este año, la novedad es el SnowPark, una zona de 22.000 metros cuadrados exclusivos para la práctica del snowboard.

Otros centros de la Patagonia chilena son el Antillanca, situado en el Parque Nacional Puyehue, en los faldeos del volcán Antillanca (aquí un atractivo nacional son los baños termales de las termas de Puyehue); el volcán Osorno, sobre los faldeos del volcán homónimo, a 14 kilómetros de Ensenada, que posee vistas espectaculares sobre toda la región; El Fraile, situado 29 kilómetros al sudeste de Coyhaique, con una superficie esquiable de 550 hectáreas; y finalmente el Cerro Mirador, cerca de Punta Arenas.

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Los espectaculares puntos panorámicos de Bariloche quitan el aliento e invitan a cualquier esquiador.
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