Dom 02.10.2005
turismo

RIO NEGRO EN LA COMARCA DEL LAGO PUELO

Un bolsón de paisajes

Ubicado 130 kilómetros al sur de Bariloche, El Bolsón es un pueblo cordillerano rodeado por algunos de los lagos y valles más hermosos de la Patagonia. Desde allí se visita el Parque Nacional Lago Puelo, el famoso Mirador del Azul y un museo mapuche llamado Kuifi Ruka.

› Por Julián Varsavsky

La discusión es un sinsentido, pero según los guías se repite siempre por igual: “Mirá lo que es este paisaje; parece una postal”. Pero al mirar la foto en la pantalla de la cámara digital, el comentario se invierte: “Mirá lo que eso; parece un cuadro”. Y cuando en un negocio de artesanías ven un cuadro con el mismo paisaje, la observación vuelve a variar: “Mirá, parece una foto”. El hecho es que todos fracasan por igual a la hora de ponerle palabras a la belleza inalcanzable de este panorama. Se trata del Mirador del Azul, uno de los paisajes más hermosos de la Patagonia, idílico y romántico al extremo, casi con reminiscencias del paraíso donde ninguna fealdad tiene lugar.

Desde el punto panorámico de este mirador –ubicado a 5 kilómetros del pueblo– se está frente al alargado Valle del Azul, encerrado entre dos cordones montañosos por donde caracolea el río Azul, dividiendo por la mitad el verdor de una angosta planicie. A cada lado del río proliferan las chacras con sus sembradíos de frambuesa, protegidos por paredes de rectos álamos enfilados que le otorgan una extraña belleza al paisaje. Y apenas un poco más allá se levantan los faldeos de la precordillera de los Andes, casi totalmente cubierta de cipreses puntiagudos, formando un denso bosque patagónico. El circuito se completa con la visita a la Cabeza del Indio –una singular saliente de roca–, y la Cascada Escondida, un salto de agua de 54 metros de altura.

Un pequeño parque Lago Puelo es el más pequeño de los parques nacionales andino-patagónicos. Fue creado en 1937 como un anexo del vecino Parque Nacional Los Alerces, pero en 1971 pasó a ser un parque en sí mismo. Lo singular del Valle del Lago Puelo es que fue labrado por las glaciaciones, que abrieron un paso cordillerano por donde se cuela desde Chile la flora y fauna de la selva valdiviana, exclusiva del otro lado de los Andes, salvo en este valle.

El parque es uno de los circuitos principales que se realizan desde El Bolsón, y la forma más agradable de recorrerlo es en alguna de las embarcaciones que surcan el lago.

“Juana de Arco” es una embarcación histórica construida en 1931 con acero galvanizado para recorrer el delta de Tigre bonaerense. En 1960 fue traída al lago Nahuel Huapi en ferrocarril y durante 25 años navegó entre Puerto Blest y el Bosque de Arrayanes, hasta que finalmente en 1985 la trasladaron por tierra hasta el lago Puelo. Desde entonces –totalmente reacondicionada–, brinda a los viajeros el placer de una excursión lacustre por este lago rodeado de montañas que llegan hasta los 2500 metros de altura, cuyas laderas y bosques parecen formar un gran anfiteatro natural cubierto por un manto verde.

La navegación se realiza por el brazo oeste del lago hasta la frontera con Chile. Al llegar al final del brazo lacustre se desembarca en el muellecito de Los Hitos, donde el guía señala algunos ejemplos de la flora autóctona: arrayanes, maquies, coihues y radales. Pero lo interesante es comprobar que este lugar es justo el punto de transición entre la selva valdiviana y los bosques andino-patagónicos, menos densos y frondosos que la selva.

El lugar más divertido de la caminata por el bosque es el hito divisorio de la frontera entre Argentina y Chile (una torre metálica de dos metros), que ante todo resalta la ambivalencia de ciertas convenciones. Al poner un pie del otro lado de la línea imaginaria demarcada por el hito, estamos en Chile, y si dejamos el otro pie del lado argentino se están pisando los dos países a la vez.

Pa’ Chile me voy Existe otra excursión de día completo para recorrer el lago Puelo que organiza la empresa Patagonia Adventure. En este caso la embarcación es una lancha rápida totalmente techada. El primer tramo es similar al recorrido que se hace con “Juana de Arco” hasta Los Hitos. Pero en este caso se realiza el trámite de inmigración en Gendarmería paracruzar con todas las de la ley al lado chileno. Entonces se navegan 10 kilómetros hasta donde termina el lago y nace el río Puelo. Un kilómetro río abajo está el destino final de la excursión: el lujoso Lodge Alto Puelo, ubicado en plena selva valdiviana, con árboles como el hulmo, arrayanes, avellanos, lengas y ñires.

En el lodge esperan al viajero con un costillar crepitante de corderito patagónico preparado al asador, que para muchos es el punto más alto de la excursión. Después de almorzar se realiza una curiosa caminata hasta Segundo Corral, un pueblito chileno con apenas diez casas de madera construidas por sus propios habitantes, quienes están literalmente aislados del mundo en medio de un cañadón montañoso.

En el verano muchos aprovechan esta excursión para bañarse en el río, pero si hace frío queda la alternativa de aprovechar las tres horas restantes pescando desde la costa. A las 17 se emprende el regreso de esta agradable excursión de día completo que cuesta $ 85 (incluyendo la comida) y se realiza desde noviembre a abril. El lodge ofrece alojamiento para pescadores de todo el mundo, que pagan u$s 350 diarios por el servicio completo.

Museo mapuche En pleno centro de El Bolsón existe un curioso museo instalado en la reproducción de una casa mapuche típica del siglo XIX. El museo Kuifi Ruka fue construido con madera de ciprés y techo de paja para albergar en su interior una muestra permanente sobre las distintas etnias indígenas de la Patagonia. De acuerdo con el modelo mapuche, el modesto interior sin subdivisiones tiene en el centro un caldero que se utilizaba para cocinar. Quizá la sección más completa de este pequeño museo sea la de instrumentos musicales indígenas, construidos en su mayoría por artesanos actuales. El más emblemático es el kultrung, una especie de tambor que cumplía una función social de acompañamiento de danzas y cantos, y que tenía también un fin ceremonial a cargo de la “machi”, una sacerdotisa con habilidades curativas. En la misma vitrina están expuestas unas trompetas de combate hechas con caña colihüe o arcilla, que más tarde fueron reemplazadas por cuernos de vaca. Unas derivaciones de este instrumento fueron la trutruka –una larga caña de 7 metros–, y otro instrumento de viento similar llamado ngolkiñ, que es como el anterior pero enroscado en forma de espiral.

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