Dom 04.12.2005
turismo

COSTA ATLANTICA > TEMPORADA 2006 EN PINAMAR

Playas y pinares

La ciudad de Pinamar se agranda hacia el norte con nuevos hoteles y casas para alquilar. Según prometen las autoridades y los hoteleros, los veraneantes del próximo verano no encontrarán aumentos de precios en los hoteles respecto de la temporada anterior. El festival de cine de diciembre y un informe con las tarifas de alojamiento.

› Por Julián Varsavsky

Según promete todo el mundo en Pinamar, para este verano los alojamientos y los servicios turísticos en general mantendrán los mismos precios del año pasado. Habrá excepciones, por supuesto, pero a simple vista pareciera que ese acuerdo tácito se va a cumplir. Mientras tanto, Pinamar crece hacia su zona norte y hacia Ostende –y no hacia arriba por fortuna–, donde se levantan nuevos hoteles y casas particulares que en su mayoría se destinan al alquiler.

Las tarifas de alojamiento para enero son el punto de referencia de toda la temporada, teniendo en cuenta que en febrero los valores bajan entre un 20 y un 40 por ciento y en diciembre y marzo todavía un poco más. En enero, alquilar un departamento de un ambiente por todo el mes cuesta $ 1500 y un dos ambientes $ 2200. En las vecinas localidades de Ostende y Valeria del Mar, las mismas alternativas cuesta $ 1300 y $ 1500 respectivamente. Las habitaciones dobles de hotel, por su parte, cuestan en Pinamar desde $ 90 a $ 120 por día (categoría una estrella); entre $ 110 y $ 160 por día (categoría dos estrellas); entre $ 150 y 250 (tres estrellas), y entre $ 275 y $ 495 (cuatro estrellas). Un apart-hotel (con cocina, vajilla y heladera) cuesta entre $ 900 y $ 1600 por día para dos personas y entre $ 1100 y $ 2750 para cuatro personas.

El extremo norte

No es en vano que Pinamar tenga 25 kilómetros de playa y alrededor de cincuenta balnearios y paradores. Las playas más tradicionales son las de la zona céntrica de la ciudad, muy concurridas por grupos familiares. Pero la tendencia más llamativa que se ha consolidado en los últimos años es el auge de los paradores del extremo norte de la ciudad, a los que sólo se puede acceder con una camioneta 4x4, lo cual ha permitido descomprimir un poco las playas del centro. Además de tener un poco más de tranquilidad –a veces relativa porque la música suena como en una discoteca–, lo que más les gusta a los turistas es llegar a la playa con sus vehículos y estacionarlos junto al mar. Las ventajas son varias: pueden tener a mano una heladerita con bebidas, también guardar sus cosas con llave y salir a trotar sobre la arena hasta perderse en una playa desierta, y por último está la posibilidad de escuchar la música elegida por uno mismo a todo volumen.

Las playas del norte se caracterizan también por ofrecer deportes de aventura bastante exóticos que se enseñan en diversas academias playeras. Pero no por alejadas estas playas carecen de infraestructura. El primer parador yendo hacia el norte es La Frontera, el único al cual se puede llegar con un auto común. Tiene una ambientación al estilo de las playas brasileñas y allí recalan grupos familiares y también jóvenes que buscan apartarse un poco de la ruidosa movida tradicional de las playas del centro. Es un lugar bastante tranquilo y en el parador se ofrecen clases gratuitas de surf.

Doscientos metros más al norte de La Frontera está el parador patrocinado por una marca de autos, muy poblado de camionetas 4x4 y cuatriciclos y con música electrónica a todo volumen. Aquí vienen también los jóvenes que desean aprender windsurf, kite-surf, kitebuggy (un karting de tres ruedas que avanza al impulso del viento con la ayuda de una especie de barrilete), aladeltismo y también volar en avión ultraliviano (despegan desde la arena).

El siguiente de los paradores avanzando hacia el norte es El Más Allá, inaugurado hace dos años con un perfil más selecto, mucha tranquilidad, buena gastronomía y hasta una guardería para los chicos. El último de todos los paradores se llama El Límite. Es el más alejado de todo, el más tranquilo y el más rústico. Más allá del Límite no hay nada, sólo una amplia autopista de arena blanca que se pierde en el horizonte.

Diciembre a todo cine

El evento cultural que inaugura la temporada es la segunda edición del festival de cine Pantalla Pinamar, que se desarrollará entre el 10 y el 17 de diciembre. Con el apoyo del Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales (Incaa), se proyectarán films nacionales y extranjeros. Entre las competidoras de origen argentino estarán Ay, Juancito, de Héctor Olivera; El aura, de Fabián Bielinsky; Iluminados por el fuego, de Tristán Bauer, Monobloc, de Luis Ortega, Los muertos, de Lisandro Alonso, entre otras. Además se podrán ver películas francesas, alemanas y españolas que aún no tienen distribución en el país. El festival incluye un ciclo llamado Panorama Italiano, que organiza la Asociación de Industrias Cinematográficas de Italia, y también una selección llamada Lo mejor del Festival de Málaga. El año pasado la película ganadora fue El perro, de Carlos Sorín.

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