Domingo, 29 de enero de 2006 | Hoy
SANTA CRUZ > EN CRUCERO POR LOS GLACIARES
Una excursión de dos días en crucero recorriendo cada rincón del Lago Argentino para contemplar los glaciares Upsala, Spegazzini y Perito Moreno. Sin prisa y con escalas, una atractiva experiencia para aproximarse un poco más a esas maravillas de hielo.
Por Julián Varsavsky
Contemplar las cambiantes tonalidades azules de un glaciar deslumbra a todo aquel que ve por primera vez esas imponentes estructuras de hielo. Y si se trata del Perito Moreno, el único al que se lo puede admirar desde las pasarelas que lo enfrentan, el impacto ante esa maravilla de la naturaleza es tal que muchas veces casi nadie percibe las ráfagas de viento frío que suelen soplar sobre el glaciar. Más allá de esta imperdible experiencia –la ya tradicional excursión por tierra desde El Calafate–, también existen paseos náuticos que permiten observar los glaciares desde otras perspectivas, navegando suavemente sobre las aguas del lago.
Las ventajas de visitar los glaciares desde el agua son varias, sobre todo se disponen de dos días completos –y una noche–, para dedicarse exclusivamente a contemplar los témpanos y las paredes de hielo, desde la comodidad de un sillón ubicado frente a un gran ventanal y junto al calorcito de una salamandra. Incluso desde los camarotes uno puede despertarse una mañana y descubrir tras la ventana un témpano descomunal más grande que la misma embarcación.
Hay quien podría pensar que es aburrido estar dos días mirando los glaciares, pero la realidad es que ésta es la forma cabal de apreciar un glaciar. Al salir a la cubierta, el desafío inicial es develar el misterio del color del hielo. Y esa curiosa necesidad de ponerle nombre a todo nos obliga en un principio a ir descartando colores: no es blanco, tampoco es el azul del cielo, ni el celeste o el turquesa. Pero hay algo de todos ellos en esas extrañas estructuras semitransparentes. Si a esto se le suma que los colores van cambiando con el movimiento del sol, y que cada sector de pared varía de tono según su altura y la densidad del agua congelada, llegamos a la conclusión de que, en referencia al color, todo espacio es de transición en el glaciar.
Al tomar el brazo norte del Lago Argentino aparecen los primeros témpanos recién desprendidos del glaciar Upsala: son como acorazados de hielo que se agrietan con facilidad preludiando una separación. En poco tiempo el témpano se irá subdividiendo numerosas veces, para achicarse luego y alcanzar el tamaño de un cubito que cabe en una vaso de agua.
El atardecer encuentra a los viajeros frente al glaciar Spegazzini, que a simple vista parece un río de hielo que desciende por una ladera rocosa y se precipita al lago de manera abrupta. Allí termina en una pared de hielo que alcanza los cien metros de altura.
El ancla se lanza en la tranquilidad del Puesto Vacas, y en la noche algunos pasajeros se dedican a estudiar el mapa estelar. Después del desayuno la proa va rumbo al Canal de los Témpanos, desembocando en el glaciar Perito Moreno que se observa desde 300 metros de distancia y con una perspectiva más “humana”, permitiendo captar su verdadera dimensión. A las 17 llega el desembarco y todo el mundo se lleva consigo la certeza absoluta de haber casi rozado con la propia mano la esencia del glaciar.
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