Dom 07.05.2006
turismo

EE.UU. > UNA MANSIóN LITERARIA

El mundo de Edith Wharton

Conocida por su novela La casa de la dicha, retrato del mundo de la alta sociedad neoyorquina donde ella misma nació y se educó, Edith Wharton fue además una pionera del paisajismo en Estados Unidos. The Mount, la mansión que diseñó en Massachusetts, hoy puede visitarse y acaba de ser restaurada.

› Por Graciela Cutuli

Una dama de expresión concentrada en su lectura, vestida de largos encajes y abrigada en una estola de piel, adornada con un clásico collar de perlas, el pelo recogido y mangas de largos volados que llegan casi al piso. Un retrato que parece salido de la edad de oro de la era victoriana, y que bien podría ser el de uno de sus propios personajes: así muestran las fotos de la época a la escritora norteamericana Edith Wharton, autora de La edad de la inocencia, en los archivos conservados en The Mount, la casa de Massachusetts que la escritora consideraba como “mi primer hogar verdadero”. La mansión fue proyectada y decorada por la propia Edith Wharton, esta vez en su papel de autora de libros de decoración que, un siglo más tarde, siguen siendo un clásico del diseño de interiores en Estados Unidos. Rara combinación para esta dama nacida en la alta sociedad neoyorquina, en un tiempo en que un buen casamiento era la máxima aspiración femenina. Rebelde a los moldes, Wharton fue la primera mujer galardonada con un premio Pulitzer por una obra de ficción, La edad de la inocencia, que retrataba y denunciaba los artificios de la sociedad de su tiempo, donde su propio divorcio fue un desafío inédito a las normas de la alta sociedad que la había visto crecer. Cuando en 1993 Martin Scorsese estrenó una brillante versión cinematográfica, la novela cobró nueva vida y reavivó el interés por la extensa obra de Wharton, que también fue la primera mujer en recibir un Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Yale, y la primera en convertirse en miembro pleno de la Academia Norteamericana de Artes y Letras. Hoy su casa de Massachusetts, totalmente restaurada el año pasado para conmemorar el centenario de La casa de la dicha, una de sus obras más conocidas y apreciadas, fue incluida entre los monumentos nacionales de Estados Unidos y está abierta al público, para una visita que atrae por igual a los buenos lectores y a los amantes del paisajismo.

LITERATURA Y DISEÑO

Además de su maestría para describir sentimientos velados, seguramente aprendida en una sociedad que se empeñaba en ocultar los pensamientos tras el disfraz de las palabras elegantes, Wharton transmite en sus novelas descripciones detalladas de las casas, ambientes y jardines que revelan una conexión profunda entre sus personajes y el espacio que los rodea. No es una casualidad, ya que la escritora fue también amante y estudiosa del diseño de interiores, y ejerció una profunda y duradera influencia en el diseño y decoración de las casas norteamericanas. Su libro The Decoration of Houses, publicado en 1897 junto con Ogden Codman, está considerado como una piedra fundamental en el estilo clásico o tradicional de la decoración, y desde su publicación es la biblia del buen gusto a ambos lados del Atlántico. En su momento, fue una auténtica revolución contra los excesos suntuarios de la era victoriana, que prevalecía en numerosas casas estadounidenses a fines del siglo XIX, deseosas de mostrar el lujo y la magnificencia de una nación destinada a convertirse en potencia. Wharton publicó el libro cuando tenía 35 años y estaba aún atrapada en un desdichado matrimonio de conveniencia con el banquero Edward Wharton. Durante esos años, la escritora aprovechó sus extensos viajes a Europa para absorber lo mejor de la arquitectura y los paisajes de Italia y Francia, el país que finalmente se convertiría, después de su divorcio, en su patria de adopción. Aunque su primer amor –como escribía en una carta al arquitecto Ogden Codman– fue siempre Italia, donde “la línea está en todas partes”. El resultado de esos conocimientos se tradujo primero en su obra sobre diseño y decoración, hasta que finalmente las alas se soltaron y comenzó su extensa y celebrada carrera literaria.

THE MOUNT, “LA CASA”

En 1902, Edith Wharton comenzó a diseñar y construir The Mount como un lugar de retiro para escribir y reunirse con sus amigos, entre quienes se contaban los Vanderbilt, célebre dinastía de millonarios norteamericanos, y Henry James. La mansión estaba alejada del público, rodeada de bosques, con una espléndida vista sobre el lago Laurel y las colinas cercanas. Concebida según los principios de The Decoration of Houses, hoy The Mount y sus jardines son la única obra de decoración y paisajismo que sobrevive de Wharton en Estados Unidos. Pero se trata, sobre todo, de una “casa autobiográfica” que refleja las aspiraciones de su vida y su obra.

Paradójicamente, The Mount no fue la casa de Edith Wharton durante mucho tiempo. Cuando su matrimonio comenzó a deteriorarse más notoriamente, y la vida en Estados Unidos se le hacía más insoportable, la escritora empezó a pasar cada vez más tiempo en Europa. Después de su separación, en 1911, el banquero Wharton vendió la mansión sin autorización de su ex esposa. Ella nunca quiso volver a verla, aunque, como escribiría después, “The Mount fue mi primer hogar verdadero, y aunque hace casi 20 años desde la última vez que la vi (porque fui allí demasiado feliz como para querer visitarla como una extraña), su bendita influencia todavía vive en mí”.

La casa está inspirada en Belton House, una mansión campestre inglesa del siglo XVII, que a su vez fue construida al estilo de las villas de Palladio. Sus líneas armónicas y la disposición interior revelan también los modelos neoclásicos italianos y franceses, lo mismo que los jardines que la rodean y que son verdaderas obras de arte en la combinación de la naturaleza y la mano del hombre. Se ingresa por la planta baja a un elegante vestíbulo, de donde parten las escaleras hacia los dos pisos donde se desarrollaba la vida cotidiana de la familia y sus amistades. En el primer piso se levantan el comedor, el cuarto de pintura y la biblioteca de Edith Wharton, mientras en el segundo se encuentran su boudoir, su dormitorio y el de su marido, además de los cuartos para huéspedes. En uno de los lados, una amplia habitación con baño para invitados se conoce como la “suite de Henry James”. Como era habitual para una mansión semejante, la casa incluye amplias áreas de servicio, con cocina, comedor, lavaderos, bodega, cuartos de costura y planchado, y muchas otras dependencias que formaban un mundo aparte entre los criados y los dueños de casa. El corto sueño de The Mount, sin embargo, terminó en 1911: desde entonces la casa pasó por distintos dueños, incluyendo una escuela y una compañía de teatro shakespeareana, hasta su recuperación por parte de la fundación Edith Wharton Restoration, que hoy abre sus puertas al público entre mayo y septiembre de cada año, cuando los jardines de la mansión están en flor y parecen traer, en sus colores y sus perfumes, un nuevo y cálido aroma de aquella ya lejana “edad de la inocencia”.

DATOS UTILES

The Mount está situada en 3 Plunkett St., Lenox (Massachusetts), junto al lago Laurel.

La entrada incluye una visita guiada de una hora y un catálogo; también es posible realizar la visita solos. Hay una librería especializada en la obra de Wharton como novelista y como diseñadora de interiores y jardines.

Más información: [email protected]; www.edithwharton.org

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