Domingo, 23 de julio de 2006 | Hoy
TIGRE > EN LAS ISLAS O EN EL CONTINENTE
Tan cerca de la ciudad de Buenos Aires y tan distinto. El Tigre es una opción para disfrutar de las islas y arroyos en estos días de vacaciones de invierno. Entre las diversas alternativas de alojamiento, ofrece complejos de cabañas, viejas y nuevas hosterías y grandes casonas convertidas en hoteles. Pero también, restaurantes de río y jornadas en barco.
Por Julián Varsavsky
Al evocar una visita al Tigre, por lo general los recuerdos se remontan a una tarde lejana de domingo en familia con un picnic en algún recreo, y un regreso en lancha colectiva con los últimos resplandores del atardecer. Sin embargo, Tigre ha mutado su perfil varias veces a lo largo de su historia turística, desde aquellos tiempos en que fue el refugio de una oligarquía porteña que levantó en las islas suntuosos palazzos venecianos, mansiones francesas de estilo art nouveau, villas toscanas con columnas griegas y construcciones Tudor a dos aguas. Pero después de ese esplendor, le llegó una rápida decadencia cuando en 1933 la ruleta del Tigre Hotel fue clausurada y se la trasladó a Mar del Plata, que pasó a ser el nuevo destino de la belle epoque y sus coqueteos de vida galante. Hoy en día casas de todas las épocas de Tigre se alternan con aquellas viejas construcciones que sobreviven con majestuosa decadencia y hasta con renovado esplendor en algunos casos, alojando a turistas que se introducen en el túnel del tiempo.
Curiosamente, el perfil tigrense que no todo el mundo conoce es el actual. El Tigre de hoy no se quedó clavado en aquella tarde de verano en familia de los setenta y los ochenta, sino que en los últimos lustros cobró una nueva cara turística con una dinámica hotelera y gastronómica bastante sofisticada. La esencia sigue siendo la misma –un microcosmos que fluye en un entramado de islas, ríos y arroyos– e inclusive aquella tarde familiar sigue vigente como una alternativa en los ya inmortales recreos, pero cada vez más personas que no poseen casa en el lugar descubren al Tigre como un destino para instalarse varios días en medio de la naturaleza pero con sumo confort. Las alternativas van desde un lujoso spa o un bed and breackfast hasta complejos de cabañas equipadas con heladera, cocina y vajilla, hoteles históricos y cálidas hosterías atendidas por sus dueños. Según los entendidos, ese tipo de estadías es una de las mejores opciones para descubrir la verdadera esencia del Delta, recorriendo sin prisa sus arroyos y canales.
Sobre el río Sarmiento, a 15 minutos de la estación fluvial, existe un agradable complejo de 16 cabañas de dos pisos instaladas alrededor de una piscina. Las cabañas Aires del Delta, revestidas con troncos, están equipadas con cocina completa, microondas, heladera, vajilla y televisión. Cada una tiene su propia parrilla para los asados, que se pueden comer en la cabaña o en un quincho colectivo. Además hay un sistema de delivery de comidas en las cabañas. También hay una proveeduría donde se puede comprar la carne para el asado. Además de los juegos para niños, el precio de una cabaña para cuatro personas es de $ 320 por dos días y una noche, de lunes a viernes ($ 380 los fines de semana). La cabaña para dos cuesta $ 250 (dos días y una noche en días de semana) o $ 300 en fin de semana. Reservas: Tel.:4728-0553 Sitio web: www.airesdeldelta.com.ar
En el arroyo Rama Negra está el complejo de cabañas Alpenhaus, en cuyo muelle sus dueños esperan a los huéspedes para atenderlos desde que desembarcan. El comité de recepción se completa con Frida, una perra salchicha que recorre las instalaciones de estilo alpino durante todo el día en absoluto silencio. Alpenhaus tiene seis bungalows y cabañas más un edificio central, todos con techo a dos aguas. En los fondos hay una curiosa casita isleña de la década del ’40 –elevada sobre pilotes a dos metros del suelo–, donde se recluía Cesar Bruto a escribir los guiones de Tato Bores. La casita de este famoso periodista se mantiene como una especie de museo decorado con recortes y fotos de la época, aunque también se alquila durante el verano. El complejo también cuenta con una sala de masajes y en pocas semanas más se inaugurará un sauna seco. Las cabañas tienen un living muy cómodo con muebles de madera, baño con hidromasaje, Direct TV y un mini-componente para escuchar la música traída desde casa. Los bungalows son más espaciosos y están equipados con cocina, heladera y vajilla. El confort de Alpenhaus tiene su precio: durante los días desemana la cabaña para dos personas con desayuno cuesta $ 250 (dos días y una noche), mientras que los fines de semana (desde el sábado a la mañana hasta el domingo a las 18.30) cuesta $ 590, incluyendo desayuno y una sesión de masajes para cada huésped (por dos días con dos noches el precio total es de $ 690). El restaurante se especializa en comidas centroeuropeas como el goulash de ternera o pollo con spatzle ($ 25), conejo a la Renania ($ 35), fondue de queso para dos ($ 50), sandwiches de leberwurst, queso y pepino ($ 12) y una tabla de fiambres alemanes para dos ($ 29). Más información en www. alpenhaus.com.ar Tel.: 4728-0422
La Rosada es una casa de familia en Tigre continental que ofrece alojamiento con la modalidad de Bed and Breakfast. Esto significa que no es un hotel tradicional: el huésped tiene la llave de la puerta y puede preparar su propio asado del domingo junto a la pileta. ¿Y por qué elegir esta alternativa en lugar de irse a las islas? Las razones son varias: por un lado, resulta bastante más económico, pero al mismo tiempo ofrece mayor movilidad ya que los huéspedes pueden ir al cine, comer en alguno de los restaurantes del Paseo Victorica, jugar en el casino, visitar el Parque de la Costa con los chicos, alquilar bicicletas, visitar museos, alquilar una película y, por supuesto, internarse en el delta durante el día y regresar al continente en la noche. La dueña de casa es la señora Rosa Bunge, quien la heredó de su padre que la compró hace 80 años cuando ya era vieja. Se trata de una típica casa de campo con una extraña almena y decoración con mayólica española en el piso de la entrada y el marco de la puerta. El interior, con tirantes de madera en el techo, es un verdadero museo de antigüedades donde se puede descubrir desde una pistola de duelo y un barómetro francés del siglo XIX hasta un fusil de la guerra del Paraguay, entre otros muebles y objetos. Además, la biblioteca guarda incunables en diferentes idiomas. Aunque La Rosada, ubicada sobre la calle Ricardo Fernández 283, no ofrece las comidas, brinda un desayuno con diversos tipos de panes, facturas, dulces, fiambres y tortas. La habitación doble con baño privado por dos días y una noche cuesta $ 100 (con desayuno). Las otras dos habitaciones dobles con baño compartido cuestan $ 75. Reservas al teléfono 4749-0587.
En una elegante zona de lo que se considera Tigre continental –aunque en verdad también es una isla frente al río Luján–, la casona Villa Julia es una aristocrática mansión ubicada en el Paseo Victorica, donde la propuesta hotelera está condimentada con el elemento lúdico de todo viaje en el tiempo. Fue construida en 1913 por el ingeniero Maschwitz, y alcanza con poner un pie dentro del edificio para ingresar de lleno en el ambiente suntuoso de la belle epoque. La mansión tiene tres pisos con exteriores revestidos en piedra París. Las luces de la galería con columnas toscanas en el exterior se encienden todavía con sus llaves originales, unas palancas giratorias de baquelita con marcos redondeados de bronce. Las escaleras que conducen a los cuartos conservan sus sujetadores de alfombra forjados en bronce con remates decorativos. Los curiosos picaportes de las puertas de las habitaciones denotan al menos un siglo de existencia, y dentro de los espaciosos cuartos el sector del baño es un verdadero museo de viejo arte decorativo hogareño: mayólicas policromadas de estilo romano, una ducha con forma de flor de porcelana con 20 centímetros de diámetro, una gran bañera con patas de león y un inodoro Briton original que puede ser considerado casi una pieza de colección (conservada como nueva).
La casona Villa Julia dispone de sólo cuatro habitaciones y un gran espacio público con vitreaux multicolores, pisos de mosaico pompeyano, un comedor que se extiende hasta la galería abierta y un piano de cola que le da el toque final a este ambiente de comienzos del siglo XX que emana de cada rincón. Alrededor está el jardín de 1600 metros cuadrados con palmeras, un camino de rosas blancas, una gran profusión de calas yagapantos azules y una pileta climatizada al aire libre. Su cocina ofrece un menú que incluye escabeche de pesca del día ($ 21), medallones de lomo al malbec ($ 14), matambrito de cerdo al verdeo, ravioles o escalope de pollo a la mostaza ($ 18). Villa Julia es miembro de NA Town & Country Hotels, una cadena de pequeños hoteles de lujo, con precios al tono: una habitación standard doble cuesta $ 375 con desayuno. Tel.: 4749-0642 Sitio web: www.villajulia.com.ar
En el cruce entre el río Capitán y el arroyo Rama Negra, está el restaurante Akú Akú, nombre de una deidad de la Polinesia que protege la chilena isla de Pascua. Además de disfrutar de la comida y el descanso, la idea es que el visitante se compenetre con la naturaleza del Delta y conozca sus secretos. Por eso todos los domingos hay un guía profesional que relata la historia del Tigre y explica el funcionamiento de su ecosistema. También se puede salir a navegar un rato en una canoa canadiense, jugar al tenis, al paddle, un partido de fútbol 5 o de pool en una vieja mesa marca Billares 36 considerada una reliquia por los expertos de este juego. Las instalaciones incluyen una pequeña playa pero no piscina, lo cual diferencia al lugar de los recreos tradicionales que en el verano están un poco superpoblados. El restaurante es una típica construcción isleña de 70 años con amplísimos ventanales y un bosque de plátanos al frente, bajo los cuales en verano se instalan las mesas para almorzar. El precio promedio de un almuerzo es de $ 30 a 35. Una tabla de mariscos para dos personas cuesta $ 18, un jamón de ave relleno con champiñones y jamón con timbal de brócoli, zanahorias glaseadas y salsa de pimienta rosa, $ 16; una bondiola asada con batatas fritas $ 18 y un mosaico de salmón bicolor (trenzado de salmón rosado y blanco con espinaca y salsa de ciboulette) cuesta $ 28.
En la web: www.aku-aku.com.ar
Tel.: 4728-3091
La embarcación “Bruma” es una típica chata de 17 metros de eslora reciclada para paseos turísticos. Fue construida totalmente en madera de lapacho y su interior está revestido con cedro y timbó pulidos. Una de las alternativas más requeridas es alquilarla en grupo para una jornada de pesca, asado y descanso en el río. Las instalaciones lo permiten ya que caben hasta 15 personas, hay dos baños, un comedor al aire libre techado en la popa, otro en el interior para el invierno, un solarium, cocina, un camarote con una pequeña cama matrimonial y hasta duchas con agua caliente. Tampoco hace falta traer vajilla ni nada en especial. “Bruma” también ofrece la posibilidad de una cena para dos a la luz de las velas y la luna. La velada romántica comienza a las 20 horas y se navega por la boca del río San Antonio, con una increíble vista de la ciudad de noche. Cada cual elige su música a gusto y en verano la cena es al aire libre sobre la popa. El menú incluye un brindis con champagne en la proa, una entrada de salmón ahumado, lomo al horno con papas y helado. Alrededor de la una el barco regresa al puerto y quienes lo deseen pueden pasar la noche en el pequeñísimo camarote. Como la cocinera y el marinero se van a sus casas, sólo queda en la torre de mando –dos pisos más arriba– el Capitán Marota (un isleño de pura cepa que cuida su barco con devoción).
El alquiler del barco por un día para 15 personas cuesta $ 1300. Y la noche romántica para dos personas cuesta $ 650, incluyendo la cena completa y el pernocte si se lo desea. Más información en www.navegandoporeldelta.com.ar
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