Si se cuenta con varios días y se quiere ver otro costado de la fabulosa Hong Kong, hay que dedicar un día a visitar la isla de Lantau, más precisamente la aldea de Tai O. Cuesta creer que en tan pequeña superficie haya tanto contraste; que a sólo hora y media de uno de los centros financieros más importantes del mundo se encuentre una tranquila aldea de pescadores detenida en el tiempo. En medio de un paisaje marítimo, montañoso y sin cemento es posible imaginar los antiguos orígenes de Hong Kong. Desde el pequeño puerto se va al mercadillo, con sus puestos abarrotados de pescados secos, frescos y vivos esperando ser comprados. En Tai O abundan las casas con pilotes ya que, según se dice, los pobladores se sienten más seguros sobre el agua que en tierra firme. A pocas cuadras del mercado hay un sendero muy bonito que sube a un mirador desde donde se ve el pueblo y el mar. Un sitio ideal para meditar.