Un ascenso a los cielos
Por M.C.
La Pirámide parece alcanzar el sol desde lo alto. El sol, que equivale al guerrero victorioso, despeja las sombras de la oscuridad y brinda la luz y el calor que iluminan el mundo. Como pensaban los aztecas, siento que ésta fue una obra de gigantes. Me impactó el recinto ceremonial, con sus templos, palacios y pirámides, pero más aún lo poco que conocemos acerca de sus habitantes, su origen y su modo de vida. También quisiera saber la causa por la cual esa ciudad fue abandonada abruptamente. Me conmueve y atrae el misterio, porque intentar descifrarlo me llevó a tomar la decisión de ascender los incontables escalones de piedra que llevan ala cima. Una irrefrenable fuerza me acompañó a lo más alto, y en la inmensidad de la pirámide recosté mi cuerpo cansado. Me sentí parte del cielo, y uno con el universo. Desde esta perspectiva universal se puede descubrir lo inconmensurable de los cielos, pero también se comprende la fortaleza ardiente de la tierra. Cómo me alegra que esta ciudad haya pasado inadvertida para Hernán Cortés.
Nota madre
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