La nieve se celebra en Innsbruck de todas las formas posibles: así fue elegida dos veces como sede de los Juegos Olímpicos de Invierno, en 1964 y 1976. La primera vez marcó el histórico triunfo de una patinadora soviética, Lidia Skoblikova, que logró la medalla de oro en todas las pruebas disputadas. El lugar símbolo de los Juegos es el trampolín del Bergisel, construido en 2001 sobre las estructuras anteriores: su silueta inconfundible fue diseñada por la iraquí Zaha Hadid y se considera el trampolín de esquí más moderno del mundo. Tiene una espectacular vista panorámica y una cafetería en su torre a 47 metros de altura.